Todos somos culpables, por Diana Seminario
Todos somos culpables, por Diana Seminario
Diana Seminario

Pareciera que existe una corriente que intenta convencernos de que en el Perú todo está perdido, que todos los políticos son corruptos, que nadie se salva de la podredumbre.

Bastó que las denuncias contra salieran a la luz, para que de pronto todo aquello que afectara a los demás se empezara a multiplicar, con asidero o no.

El pesimismo de las últimas semanas llegó a su máximo nivel, luego de la detención del brasileño Marcelo Odebrecht, el dueño de la empresa constructora del mismo nombre, acusado de corrupción en su país, y que viene siendo la pesadilla de Dilma Roussef. Esta empresa brasileña en el Perú ha celebrado contratos con los gobiernos de los ex presidentes y , con la actual gestión de Ollanta Humala, así como con Susana Villarán en la Municipalidad Metropolitana de Lima.

Este resulta ser el momento perfecto para culpar a todos y afirmar cínicamente que “lo que estamos viendo ahora es nada comparado a todo lo que ha pasado en otros gobiernos”.

A quienes enarbolan la bandera de que “para que nadie sea culpable, todos son culpables”, debe haberles caído como un balde de agua fría que sea precisamente la que sale rezagada en el ránking de percepción de corrupción, ocupando el quinto puesto de seis.

Y en la percepción de mayormente honrado u honrada, Pedro Pablo Kuczynski ocupa el primer lugar con 31%, y Keiko Fujimori el segundo con 27%. Sí, Keiko, la hija de Alberto, único presidente contemporáneo encarcelado. Así son las percepciones, según Ipsos.

Es así como quince años después de que su padre fuera destituido de la presidencia por incapacidad moral permanente, su hija se ubica –para la opinión pública– en el rubro de la honradez, superada únicamente por PPK, y esta realidad se refleja en las preferencias electorales.

Este es el panorama a menos de un año de las elecciones presidenciales, donde más de uno tiene pesadillas de cómo será el partido final.

En esta contienda de “todos contra todos”, nadie sabe para quién trabaja, pues por insistir en la culpabilidad de los otros buscando la inocencia de unos pocos que ayuden a paliar conciencias, se estaría creando el escenario perfecto para la incursión de la “opción salvadora”, que buscará –otra vez– refundar el país porque “el modelo ha fracasado”.

Mientras que el temor apunta a que “ganen los de siempre”, no estamos viendo que con esta política del “acusa a los otros para yo parecer inocente” solo estamos favoreciendo una opción autoritaria que ofrezca acabar con todos nuestros males como sociedad. Hace cuatro años Ollanta Humala representó esa opción para muchos, y ya vemos cómo está acabando la historia. Cuidado.

Lo que ha fracasado no es el modelo, sino quienes lo vienen aplicando. Hemos fallado como electores, como fiscalizadores, usando diferentes varas para medir la corrupción y sus consecuencias.

No nos engañemos ahora, si no queremos quejarnos mañana.

LEE TAMBIÉN...

Elecciones 2016: Keiko Fujimori y PPK lideran intención de voto, según GFK ► — Política El Comercio (@Politica_ECpe)