Investiguen, no hay nada que esconder, por Federico Salazar
Investiguen, no hay nada que esconder, por Federico Salazar
Federico Salazar

La primera dama cree que sufre persecución. También lo cree su esposo, el presidente de la República del Perú.

La fiscalía investiga a la señora . Sostiene que la investigación anterior fue negligente y superficial.

La primera dama ha respondido a través de Rosa María Palacios y a través de su Facebook. En ambos casos se abren más dudas que certezas.

La señora Nadine Heredia dice que recibe vestidos y accesorios de obsequio. También dice que usa “los servicios de una joven y muy buena costurera”.

Es bien difícil creer que la señora Heredia haya lucido trajes regalados o de costurera en las ceremonias en las que la hemos visto. Ha usado muchas veces vestidos de diseño.

No tiene nada de particular y, en realidad, es bueno que la primera dama vista bien. El problema es que no tiene cómo sustentar el gasto. Yo no le creo que nunca se haya comprado un vestido en todos estos años.

“Ningún dinero público –ha dicho la esposa del presidente– es utilizado en mi arreglo personal ni en mis compras”. Le creo. Entonces, ¿de quién es el dinero?

La señora no debe ofenderse por esta pregunta ni por ninguna otra. No hay un presupuesto para la primera dama. ¿Cómo ha resuelto este problema y por cuánto?

La señora Heredia dice que hizo varias compras con una tarjeta de crédito de su amiga. ¿No es lamentable que sea “adicional” de su amiga y no de su esposo? ¿O tiene dos tarjetas?

¿Cómo sabemos si Heredia gastó solo 30% de los cargos de la tarjeta de la amiga? Por otro lado, la amiga es Rocío Calderón, a quien conoce: “¡Uy!... desde los 13 años,… como hermanas”.

La amiga/hermana es alta funcionaria del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE). Por concurso público… ¡convocado por el despacho presidencial!

Heredia cree que indagan sobre “mi vida y gastos personales que nada tienen que ver con el erario”. Le parece un exceso. Se indaga el tema de las compras. Hasta el momento no he visto publicaciones sobre la vida personal de la señora Heredia. ¿Cómo va a ser un exceso?

A la propia Nadine Heredia y, sobre todo, a su esposo, el presidente, les conviene que se indague todo. La respuesta natural ante las pesquisas debió ser: “Revisen lo que quieran, no tengo nada que ocultar”.

La respuesta de ambos, sin embargo, ha sido hacerse los ofendidos. Entiendo que debe ser molesto el escrutinio. Pero ellos, juntos, se metieron en política.

Nadie que se meta en política debería creerse inmune a cualquier investigación sobre su manejo económico. Sobre todo si este resulta tan poco formal.

La respuesta “los fondos no son del erario” es irrelevante. Tampoco lo son los fondos con los que se compraron los bienes de Ecoteva. ¿Y acaso no se debió investigar?

El tema, por supuesto, no son las carteras o los vestidos. Queremos saber si son las únicas compras sin fuente regular, y tenemos que saber de dónde vienen los fondos.

No responder no equivale a una autoinculpación. Llama, eso sí, a una mayor investigación. Investigar no es, por sí solo, acusar.

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