Un mejor país con mejores personas, por Diana Seminario
Un mejor país con mejores personas, por Diana Seminario
Diana Seminario

Con gran satisfacción el Gobierno y el primer ministro Fernando Zavala han anunciado al país que cumplieron con emitir un total de 112 normas en el marco de las facultades legislativas que le otorgó el Parlamento, siendo uno de los primeros hitos de la administración del presidente Kuczynski.

En paralelo a este anuncio, la cola que traen consigo las revelaciones de la corrupción que fomentó  para ganar licitaciones durante los tres últimos gobiernos sigue creciendo. Los señalamientos entre cualquier personaje que resulte sospechoso no paran. Sembrar dudas y echar sombras se ha convertido en un deporte nacional.

Ante la incertidumbre de no saber aún quiénes sucumbieron ante los millonarios sobornos, las mutuas acusaciones no cesan; las que generan titulares y altisonantes declaraciones que no llevan a ningún lado y solo promueven desconcierto en la opinión pública y la sensación de una corrupción generalizada.

La bien pensada estrategia del “todos son culpables” nos lleva a la lógica y lamentable consecuencia de que al final nadie lo es. Son precisamente los verdaderos protagonistas de la corrupción los principales interesados en “licuar” responsabilidades, pues al final así no resultarían tan malos ante la opinión pública. “Mal de muchos consuelo de tontos”, reza el dicho.

Lo cierto es que la constructora brasileña ha admitido el desembolso de 29 millones de dólares en pagos ilegales para beneficiarse con la adjudicación de licitaciones de obras de infraestructura. Las pesquisas apuntan a los años 2001-2016 (y sus respectivas administraciones).

La investigación debe ser exhaustiva y la sanción ejemplar, con prisión incluida. No podemos caer en la absurda contradicción de que hay “corruptos buenos y malos”.

En este contexto, resulta interesante observar a quienes se han pasado los últimos 17 años proclamando que la corrupción es monopolio del fujimontesinismo ser benevolentes –o menos incisivos– con las coimas de Odebrecht, las que no solo incluyen irregularidades en gobiernos nacionales, sino también en la Municipalidad de Lima, que hizo contratos con la empresa brasileña durante el período de la alcaldesa Susana Villarán.

El escándalo que traerá consigo la novela brasileña que recién empieza solo puede ser comparado con la crisis que generó la revelación de la mafia fujimontesinista, que registró en video sus delitos.

Tras la caída del régimen de los 90, la oposición de entonces supo darle al país la estabilidad necesaria y recuperar la democracia. La polarización dio paso a la negociación.

Esperamos que el gobierno y la oposición estén a la altura del reto que se viene y puedan lograr consensos como las tan celebradas facultades legislativas. La única manera de avanzar y no quedarnos nadando en el fango de la corrupción es sancionar cabalmente a los responsables, a todos. Solo así podremos demostrar que somos capaces de recuperarnos y que no todos son culpables.

La modernidad del país no solo debe traducirse en “destrabar trámites” y avanzar en la senda del crecimiento. No nos limitemos únicamente a alcanzar el desarrollo, procuremos ser un mejor país, con mejores personas.

MÁS EN POLÍTICA...

Fernando Zavala afirma que Ejecutivo fue cuidadoso con uso de facultades ► — Política El Comercio (@Politica_ECpe)