Con palo no vale..., la columna de Diana Seminario
Con palo no vale..., la columna de Diana Seminario
Diana Seminario

Es innegable –a estas alturas de la campaña– que la guerra verbal ha comenzado y ninguno de los dos candidatos se salva. y no dejan pasar un día sin intercambiar venenosos dardos y eso no favorece a nadie, aunque ellos crean que sí. A PPK lo convencieron de que debía ser más agresivo con su rival y exhibir un antifujimorismo que en él desentona. Y ella lo ataca en dos frentes: que dejó el país durante los años más duros del terrorismo, y que es el protegido del gobierno.

Por eso, nunca como hoy tan actuales las palabras de don Luis Bedoya Reyes, en una entrevista ayer a este Diario: “Las grietas de rivalidad y odio que deja la campaña son gravísimas”. Y razón y lucidez no le faltan a don Lucho.

“Él no tiene autoridad moral para hablar de terrorismo. En Ayacucho, confesó que se fue del Perú por miedo, porque lo consideraba peligroso”, le espetó Keiko a Pedro Pablo. La respuesta vino como un misil. “Ella se fue a EE.UU. Hay siete versiones de quién pagó sus estudios. Yo no dependo de mi papi ni de la corrupción de mis tíos, dependo de mi trabajo”.

A Keiko le cayeron encima. El techo era de vidrio, su padre huyó al Japón y desde allá renunció a la Presidencia de la República en el 2000. Ella se quedó. Pero hablar de irse por miedo no es lo más afortunado, sobre todo viniendo de ella.

Y en cuanto a PPK, su virulento antifujimorismo y echar mano de un lenguaje más propio del colectivo No a Keiko que del suyo no le sientan bien. ¿O acaso quiere que le recuerden su entusiasta y decidido apoyo a la candidatura de Keiko en el 2011 y su intervención en el mitin de campaña de entonces? ¿Pensaba lo mismo de ella hace cinco años?

Faltan tres semanas para el 5 de junio, y nadie puede sentirse ganador o perdedor. El empate no se rompe. Los candidatos no pueden seguir echando más leña al fuego, pues si quieren gobernar con altura, se necesitarán mutuamente.

No es cierto que la mayoría absoluta de Keiko en el Parlamento le permitirá un gobierno sin consensos. Si de verdad quiere ser la demócrata que se autoproclama, deberá no solo tener acuerdos con las minorías, sino respetarlas e incluirlas.

En el caso de PPK, es él quien está obligado a ser aun más cauteloso. En una eventual presidencia suya, tendrá un Congreso con 73 parlamentarios de oposición. Es decir gobernaría en minoría, por tanto necesitará de Fuerza Popular para hacer viable su administración.

No podemos dejar pasar una oportunidad única como esta: no estamos al borde del abismo, ni ante la posibilidad de que el radicalismo ideológico se instale en el Perú. Esta debería ser una segunda vuelta sin sobresaltos, pero no lo es.

Quien resulte ganador deberá convocar un Gabinete multipartidario, con los mejores profesionales técnicos y políticos, en el que el derrotado se sienta representado. Estamos a tiempo. Ojalá que entendamos que aquí no solo está en juego una elección. Estamos apostando por el futuro del país. 

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