El plan Alan 2016, por Enrique Pasquel
El plan Alan 2016, por Enrique Pasquel
Enrique Pasquel

El candidato ya publicó su plan de gobierno para el período 2016–2021. Lo bueno: que se trata del primer partido que pone sobre la mesa sus propuestas sobre cómo conduciría al país en caso gane las elecciones. Lo malo: que hay muy poco que se puede discutir sobre las mismas ya que, en su gran mayoría (descontando las que se mencionan en la página anterior de este Diario), no pasan de declaraciones líricas, enunciados gaseosos o verdades generales que nadie pone en discusión.

Planteamientos concretos, en cambio, brillan por su ausencia.

Veamos. En el campo educativo, algunas de las propuestas son “atraer profesionales talentosos”, “fomentar la participación de la comunidad educativa”, “promover la elaboración de un desarrollo curricular contextualizado”, entre otras generalidades a las que nadie se va a oponer. La verdad, lo más probable es que los planes de gobierno de Fujimori, PPK y Verónika Mendoza también estén de acuerdo con esto. Y es que nadie va a decir, por ejemplo, que hay que atraer profesionales mediocres. Hubiera sido interesante, por lo menos, que dijeran cómo van a implementar estas muy generales ideas. Pero, sobre esto, el pomposo plan calla.

Lo mismo sucede en el caso de la propuesta de política energética, en la que se señala que hay que “promover el desarrollo sostenible y competitivo del sector energético”, “promover la preservación y conservación del medio ambiente”, “contar con una organización transparente, eficiente, meritocrática, eficaz y descentralizada” o “promover la transferencia de tecnología y aplicar los últimos avances en ciencia y tecnología en la gestión del país”. Lo cierto es que uno podría preguntarle al presidente de la Sociedad Nacional de Hidrocarburos o al señor Marco Arana si están de acuerdo con estas ideas y ambos dirían que sí. Después de todo, no son más que declaraciones genéricas que uno las puede llenar del contenido que le dé la gana.

El mismo patrón se presenta en casi todas las otras áreas que aborda el plan. Sobre el turismo se habla de “impulsar la promoción turística a través de la identificación de viajes en el mundo”. Sobre cultura “propiciar procesos interculturales, democráticos participativos con valoración de la propia cultura y sus distintas manifestaciones”. Sobre pesquería “fortalecer las investigaciones científico y tecnológicas con un enfoque ecosistémico con base en información actualizada”. Sobre el agro “asegurar a los productores agropecuarios el acceso a las mejoras técnicas, a un comercio justo y a un financiamiento adecuado”. No lo quiero seguir aburriendo con ejemplos, estimado lector, por lo que solo le digo que alrededor del 95% de las 176 páginas del plan en cuestión utilizan este lenguaje vago y gaseoso.

Por supuesto, siendo aún una posibilidad que el Apra llegue al gobierno, preocupa que muestre esta ausencia de propuestas concretas. Y es que habla muy mal de ellos que, siendo el partido más organizado del país y habiendo gobernado en dos oportunidades, no tengan la capacidad de plantear un plan de gobierno serio y aterrizado. ¿Es que no cuentan con ideólogos y técnicos capaces de lograrlo? ¿O será que para ellos lo importante es salir elegidos y no el tener un plan claro de qué hacer una vez que lleguen al poder?

La crisis de propuestas es tal que, en los términos del plan de gobierno del Apra, no le hubiese sido nada complicado al equipo que lo elaboró proponer también un plan para el desarrollo espacial-cósmico peruano 2016–2021. Le bastaba con enunciar algo como “promover la investigación técnica aeroespacial en un marco de eficiencia descentralizada, ecosistémica y democrática, que tenga en cuenta las últimas innovaciones públicas y privadas y que fomente la cooperación de todas las razas de la galaxia en un contexto de justicia social”. Listo. No es tan difícil hacer un plan de gobierno, ¿no?

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