Triunfo póstumo de la izquierda, la columna de Jaime de Althaus
Triunfo póstumo de la izquierda, la columna de Jaime de Althaus
Jaime de Althaus

Es claro que ha escogido como estrategia encajonar a  en la derecha. Lo acusa de ser el representante de la Confiep y de pretender eliminar la CTS, recortando los “derechos laborales”. Lo que persigue con eso es cortejar a los antifujimoristas de izquierda o sindicalistas, considerando que tampoco se sienten representados por PPK.

El problema es que, en ese empeño, probablemente termine por enterrar cualquier posibilidad de buscar una legislación laboral más incluyente, que permita la formalización de las grandes mayorías de trabajadores hoy excluidos. Está cavando la tumba de la reforma laboral. De hecho, el primer efecto ha sido que vergonzantemente PPK haya dado marcha atrás en una de las mejores propuestas que tenía, que era precisamente la de sustituir la CTS por el seguro de desempleo en el caso de los nuevos trabajadores. Ahora resulta que el seguro de desempleo no reemplazará a la CTS, ¡sino que se le agregará! De modo que en lugar de reducir costos de la formalidad, se incrementarían. 

Es penoso. Si PPK cree que su propuesta del seguro de desempleo, que viene de la campaña pasada, es buena para los trabajadores y para la formalización del empleo –como de hecho lo es– su obligación es explicarla para convencer. No deshacerla. ¿Qué sentido tiene postular a la presidencia de la República si no es para aplicar aquello que uno cree que es bueno? ¿Tiene sentido darse el trabajo de llegar al poder para hacer aquello en lo que uno no cree?

Probablemente ha sido víctima del síndrome de la ‘ley pulpín’: los pocos protegidos y organizados alzan su voz mientras las mayorías potencialmente beneficiarias sin nada que defender no se enteran. Pero aquí no fue la CGTP la que alzó su voz, sino Keiko Fujimori. Es muy probable que si se hiciera una encuesta a los trabajadores en planilla, preferirían cambiar la CTS por el seguro de desempleo, porque, para comenzar, ganarían más si se les incrementa el sueldo con la diferencia del costo entre los dos beneficios.

En el caso de Keiko Fujimori lo que tenemos es una clara traición a la base social primigenia y actual del fujimorismo, conformada principalmente por informales de los sectores D y E, que es donde más votación obtiene. En lugar de explicarles a sus electores populares la manera en que una legislación laboral menos onerosa y rígida les daría muchas más oportunidades para alcanzar un trabajo formal y con derechos, prefiere hablarles a los pocos que ya tienen esos derechos solo para obtener su voto, al costo de condenar a su base electoral a la informalidad perpetua. Por lo visto, no le interesa en el fondo la suerte de quienes votan por ella. Da ese voto por descontado.

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