Martín Vizcarra ha mostrado que en muchos casos prefiere la confianza en los suyos que el talento extraño. A veces la suerte, otras el olfato y el regate personal le han funcionado bien, pero eso ya no alcanza. (Foto: Presidencia)
Martín Vizcarra ha mostrado que en muchos casos prefiere la confianza en los suyos que el talento extraño. A veces la suerte, otras el olfato y el regate personal le han funcionado bien, pero eso ya no alcanza. (Foto: Presidencia)
Eduardo  Dargent

Parece que algo se quebró entre el Gobierno y la ciudadanía tras el anuncio de que llegamos a la meseta de la enfermedad. Si bien el presidente fue cuidadoso en calificar nuestra meseta (irregular, estadística), se entendió que era el inicio de las buenas noticias, pues también indicó “una disminución gradual, pero lenta” de la epidemia. Luego otras voces del Gobierno aclararon que para dicha caída era crucial un desconfinamiento ordenado, que todo dependía de nosotros y que nuestra particular meseta podía tener picos.