Carmen Masías
Jaime de Althaus

explica la actualidad de la lucha contra el narcotráfico, sobre todo en el Vraem. También comenta las cifras referidas a la erradicación de cultivos de hoja de coca en el país.

—En los años noventa fue clave el corte del puente aéreo entre Colombia y el Perú. En el caso del Vraem, donde se produce el 72% de la cocaína, se ha informado que ya no están aterrizando las avionetas, principalmente por la destrucción de pistas de aterrizaje. Pero resulta que todas las avionetas se han ido un poco más allá, a Pichis-Palcazú…
Yo diría que sí ha habido una disuasión con este nuevo protocolo de interdicción aérea, pero para llegar a derribar una avioneta se necesitan dar muchísimos pasos.

—No hemos logrado superar la prohibición norteamericana.
Estados Unidos tiene el derecho de expresar que no quiere que se derriben avionetas con sus equipos.

—Pero los aviones que íbamos a tener para la interdicción eran estos coreanos de entrenamiento que tienen componentes norteamericanos. Entonces, ¿qué aviones estamos usando?
Nada que tenga componentes norteamericanos va a poder usarse para derribar avionetas. Pero la complejidad del Vraem es mucho más que eso. Por primera vez, la comisión de desarrollo del Vraem ha pasado a ser adscrita a Devida. Estamos concertando con todos un plan con enfoque territorial y de brechas, con toda la información necesaria. Nunca se había hecho.

—Pero mientras subsista la columna de los Quispe Palomino y mientras haya las 19 mil hectáreas de coca, los avances van a ser relativos.
Pero ahora el rol del Ministerio del Interior está siendo muchísimo más efectivo. Ese rol es el de penetrar con inteligencia el Vraem. El éxito en el Huallaga –acuérdate que el Monzón estuvo cerrado durante más de 30 años– fue el ingreso de la policía con inteligencia. Ahí se captura a ‘Artemio’ y a 42 cabezas [de los] terroristas. Eso permitió a Devida entrar al Monzón en el 2013 con un plan concertado de desarrollo inmediato, desarrollo a mediano plazo y desarrollo a largo plazo. Si tú vas hoy día al Monzón, vas a encontrar Banco de la Nación, Banco de Crédito, seis telecentros, cacao, café, exportaciones a Europa de cacao, café, cítricos.

—En el caso del Vraem, recién se ha formado un grupo combinado policial-militar con inteligencia. Pero sigue habiendo siete mil soldados en el Vraem. ¿Para qué? ¿Cumplen alguna función?
Bueno, el Ministerio de Defensa tiene como rol principal defender el territorio y defender las fronteras.

—Claro, pero en el Vraem no hay fronteras...
Esto se está ordenando en el sentido de que policías y FF.AA. están empezando a trabajar con mejor coordinación. Según el plan Vraem a corto o mediano plazo, la idea es que las FF.AA. vayan minimizando su presencia y la policía vaya tomando más presencia. El plan implica una transferencia además de fondos al Ministerio del Interior que ya está en marcha para poder hacer un trabajo más reforzado de inteligencia de norte a sur.

—¿Funcionó la política de reconversión de la hoja de coca por productos agrícolas?
La reconversión agrícola fue el cambio que se hizo en la estrategia de lucha contra las drogas en mayo del 2014. Se iba a entrar al Vraem con mucha más contundencia, con erradicación de cultivos de hoja de coca, pero de un día para otro esto cambió y se habló de la reconversión agrícola. Esta planteó la sustitución de cinco mil hectáreas de hoja de coca por productos alternativos pagándoles a los cocaleros 650 soles por hectárea mensual. Eso subsiste por dos años más porque así se firmó en el anterior gobierno. Yo no me atrevería a decir que no funcionó en absoluto sencillamente porque no tenemos una línea base sobre eso. Algunos hablan de que se han reconvertido 750 hectáreas de las cinco mil propuestas, pero no se tiene una cifra oficial.

—¿Se va a comenzar a erradicar en el Vraem?
El Ministerio del Interior, que es el encargado de erradicar a través del Corah, tendrá que definir en la mesa de erradicación –que nosotros también formamos como ente rector– cuándo y dónde se va a erradicar. Lo más probable es que se comience a erradicar en el Vraem el año entrante.

—¿Y cuántas hectáreas?
Lo importante no es la cantidad que se erradica, sino la reducción del espacio cocalero. Porque si tú erradicas 25 mil, 30 mil o 35 mil y no tienes un plan integral de desarrollo con caminos para que la gente pueda sacar sus productos, entonces esa comunidad va a resembrar, que es lo que pasó en el 2014 y el 2015. Ahora tendremos un plan.

—Jaime Antezana reveló cómo la información sobre erradicación está adulterada. Por ejemplo, en el 2014 la región Ucayali tenía, según las Naciones Unidas, 332 hectáreas de coca sembradas y, según el Corah, en el 2015 se erradicaron en esa región nada menos que ¡4.766 hectáreas! En Huánuco había 1.221 hectáreas y resulta que el año siguiente el Corah erradica 4.840 hectáreas. Y así en todas las regiones. Entonces, las 35 mil hectáreas erradicadas deben ser falsas. ¿Cómo se explican esas inconsistencias?
Acá hay dos mediciones que son válidas: la de Naciones Unidas y la de la CND [Commission on Narcotic Drugs] de Estados Unidos, que difieren un poco. Lo que pasa es que tienen diferentes metodologías. Por ejemplo, la medición de las Naciones Unidas no contempla los plantones de coca de menos de un año. Entonces, después de que se habló de las inconsistencias en el 2014 y el 2015, se formó una mesa de trabajo en la que se hicieron ajustes en la metodología. La resiembra también genera muchísimas distorsiones. Creo que no se han falseado cifras, sino que han sido metodologías distintas y que, además, la resiembra fue sumamente alta.

—Pero eso no explica estas diferencias. El área de coca, según Naciones Unidas, en Ucayali, San Martín, Huánuco, Loreto, Pasco y Puno, era de 10.238 hectáreas. Pero resulta que el Corah erradicó en esas mismas regiones 35 mil hectáreas, tres veces más. Es decir, acá parece haber un engaño.
Las 35 mil hectáreas no pueden haber sido solamente en esas zonas.

—En esas regiones. Se erradicó solo en esas regiones.
No se erradicó solo en esas zonas. Bueno, pero en las próximas semanas se va a tener un informe que va a precisar cuántas son realmente las hectáreas que hoy tenemos y que surgen en base a ese sinceramiento en una mesa en la que nos hemos sentado Naciones Unidas, la CND, y en la que no hay ningún tipo de deseo de ocultamiento porque es lo peor que se podría hacer.

—¿Tienen un adelanto de en cuánto está el área cocalera?
Entre 42 mil y 45 mil hectáreas de hojas de coca, más o menos.

—O sea que hay un incremento porque en el 2015 fueron 40 mil hectáreas.
Es que si se erradica y no se tiene un plan, se resiembra, y ese es el plan que estamos haciendo por encargo del Gobierno para el Vraem.

—El control de los insumos químicos, para lo cual se diseñó un software a cargo de la Sunat que permitía detectar desvíos, no ha funcionado. ¿Por qué?
Creo que es gestión, hacer las cosas con mayor celeridad y también hay corrupción
obviamente.

—¿En la Sunat?
No, no, no estoy hablando de corrupción en la Sunat. En general, la corrupción en el país también detiene la lucha contra el narcotráfico. Uno de los componentes de la estrategia es mejorar las capacidades de los fiscales, de los jueces, y la articulación entre la policía, los jueces y los fiscales.

—Un avance ha sido que la policía ha doblado los decomisos de cocaína, a más de 40 toneladas, que sigue siendo solo 10% de la producción, pero es un avance. ¿Cómo así se ha logrado?
Carlos Basombrío está haciendo un excelente trabajo. La reestructuración de la policía está empezando a dar resultados y el general [Héctor] Loayza, el jefe de la Dirandro, es un tipo honesto y capaz. Y se están poniendo más recursos humanos y económicos. Y se está volviendo a empezar con un trabajo de inteligencia, sobre todo en el Vraem, que se había dejado de lado. En el Huallaga, el éxito fue ese: la inteligencia y luego fue el desarrollo.

—¿Qué poder, qué autoridad tiene realmente Devida sobre la estrategia antidrogas integral, incluyendo la parte policial y militar?
La estrategia nacional que va del 2017 al 2021 ha sido elaborada por todos los sectores que tienen que ver con la lucha contra las drogas. Con el Ministerio de Defensa, con el Ministerio del Interior, con el Ministerio de Agricultura, Justicia, Educación, Salud, etcétera. O sea, esto ha sido aprobado por el Consejo de Ministros y con firma del señor presidente de la República. Nosotros somos el ente articulador y rector. Ahora cada una de las instituciones tiene un rol, al Ministerio de Defensa se le ha encargado la seguridad de la territorialidad de la defensa en el Vraem.

—Pero, por ejemplo, en el tema de las avionetas, ¿cuál es la política con respecto al tema? Ya se puso un radar en Madre de Dios, pero ¿va a haber más radares, la idea es realmente interceptar las avionetas o no?
Bueno, ese rol está a cargo del Ministerio de Defensa y del Ministerio del Interior.

—Ahí no tienen ustedes un rol…
Nosotros no ejecutamos, nosotros recibimos los pedidos y los planes o los subplanes que están dentro de la estrategia, se gestiona los recursos desde el Ministerio de Economía y Finanzas y son los ejecutores. La inteligencia la hace el Ministerio del Interior, el cuidado de la territorialidad la hace…

—Ya, pero, ¿la estrategia quién la define?
Los sectores. Defensa, Interior, Devida, Agricultura, etcétera, porque la estrategia tiene tres componentes…

—Ya, pero por ejemplo, ¿se sabe en qué proporción sale la cocaína por avionetas, por los puertos y por los ríos?
Por supuesto. Se sabe que la mayoría de droga sale por los puertos. Devida tiene un Consejo Directivo integrado por todos los sectores (Defensa, Interior, Agricultura, Educación, Salud, Justicia, etcétera). Cada sector da cuenta de lo que ha puesto como objetivos y metas dentro de la estrategia. Interior, por ejemplo, dice cuantas hectáreas va a erradicar…

—A lo que voy es, por ejemplo, que si se sabe que la mayor parte está saliendo por los puertos entonces alguien tiene que decir “vamos a concentrar nuestros esfuerzos en los puertos”. ¿Quién decide eso?
Se decide en la mesa del directorio con todas las instituciones que tienen que ver. Por ejemplo, cuando Devida decide articular para que el MEF pueda soltar dinero para comprar patrulleras para Dicapi, estamos justamente respondiendo a lo que tú estás diciendo. Yo te diría que hay que trabajar en todos los frentes. No es cuestión de que por los puertos sale más, se descuide lo del tráfico aéreo.

—Pero, en el caso de los puertos, ¿qué medidas específicas se piensa tomar o ya se han tomado?
En la anterior gestión mía organizamos los ‘task force’: gente de varios países europeos, peruanos, el Ministerio Público y Sunat. Eso se deshizo en el gobierno anterior y lo estamos volviendo a impulsar.

—¿Hay suficientes escáneres en los puertos? Se hablaba de que los precintos de los containers tienen que ser electrónicos…
Bueno, la burocracia se mueve con lentitud en las compras y se caen muchas veces las licitaciones. Se tienen escáneres, pero faltan. Hay dos en el Callao, hay también en las entradas del Vraem para la cuestión de los insumos químicos. La relación por ejemplo entre Sunat y la Policía ha mejorado pero tiene que reforzarse más aún para poder trabajar juntos y capturar más…

—Y los precintos electrónicos por ejemplo en los containers.
No estoy al tanto exactamente de los precintos electrónicos en este momento. Pero mi enfoque es articulación, no se puede avanzar si no se articula, y se está articulando cada vez más. Ahora, el 70% de la droga decomisada tenía como destino Europa. Estados Unidos por supuesto es un socio y es un socio muy importante, pero la Unión Europea es un socio importantísimo. En este edificio hay un consorcio de ocho senior’s policías con unas trayectorias enormes de transparencia que se recorren todo el país haciendo transferencias tecnológicas, de capacitación, de políticas, de pruebas criminológicas, etcétera. En este momento, por ejemplo, nosotros hemos articulado para poder transferir S/1 millón al fiscal de la Nación para incrementar las fiscalías de drogas. Entonces, la labor de Devida es una labor de articulación pero no es una labor directa de ejecución en la mayoría de componentes.

—¿En qué consiste el plan de desarrollo que se está preparando para el Vraem?
En este momento, en el Vraem hay alrededor de 19 mil hectáreas y quizás un poco más. En el Vraem no se ha erradicado todavía porque el plan que se tuvo desde el 2007 puso el énfasis más bien en la lucha antiterrorista y no en la lucha de drogas. En este momento sí Devida está encargada de hacer, con la metodología del Ceplan, un plan Vraem que debe terminarse a fin de año. Pero ya estamos trabajando en el Vraem a través de los municipios. En estos últimos tres años, se han transferido alrededor de 70 millones de soles para que los municipios ejecuten proyectos de café, de cacao, cítricos y también, por supuesto, caminos vecinales, etc., para que puedan sacar sus productos.

—Bueno, normalmente se ha erradicado sin plan, pero en el Vraem vamos a tener un plan sin erradicación, al revés….
Bueno, pero ahora vamos a tener un plan de verdad con un enfoque territorial y de brechas, y con información precisa sobre cuántos dependen de la coca, del cacao, etc. En el gobierno anterior se repartieron S/7 mil millones en el Vraem, pero no tenemos una evaluación de impacto. En el Huallaga se gastó cuatro o cinco veces menos y el espacio cocalero casi desapareció. Allí hubo un plan de ingreso al Monzón con inteligencia, con trabajo con los líderes, concertación con las 100 comunidades y con un plan de desarrollo. Y se había capturado a Artemio.

—¿Hay recursos para el desarrollo alternativo?
Si, pero si faltan hay creatividad: decirles a los productores pónganse en contacto con esta empresa que tiene responsabilidad social que los va a ayudar a tener asistencia técnica, a sembrar moringa y que les va a comprar la producción. Eso, es lo que estamos viendo por ejemplo con la Expo Café, con el Salón del Chocolate, estamos viendo un florecer incluso en el Vraem que tiene un 60% de gente que está produciendo café, ahí hay ya 10 cooperativas que están exportando ahora…

—¿Qué porcentaje de la gente en el VRAEM está en coca total o parcialmente?
De los 69 distritos del Vraem, 9 dependen casi exclusivamente de la coca. Y hay 19 mixtos. Los demás no dependen de la coca. Son gente pujante, que quiere otra cosa. En el río Ene los principales aliados son las comunidades nativas, los ashánincas, los yaneshas, los shipibos conibos. Están exportando Cacao, y tienen ahora ya máquinas. Yo me fui a Naciones Unidas a la gran conferencia y me llevé a dos cafetaleros de Satipo, del Vraem, le dije lleven su café, lleven sus vasitos chiquitos de plástico, inviten a todo el mundo que entra, pedimos permiso para tener un stand, empezaron a acercarse dueños de cafetaleras de Austria, de Polonia, de Rusia, etcétera. Yo acabo de regresar hace un mes y medio de Satipo, ya estaban exportando los primeros containers a Rusia, a Varsovia y a Austria. Rusia les compra la cascarilla del cacao para hacer bolsitas filtrantes, pero también están vendiendo el café y lo están vendiendo en grano. La idea es no comenzar por los sitios más álgidos del Vraem, sino comenzar, por ejemplo, por los alrededores de Mazamari, etc. O sea, de norte a sur.

—¿Respecto de la prevención del consumo?
Allí estamos mejor. En drogas ilegales, Argentina, Chile, Brasil, etcétera, consumen 5, 6 veces más que nosotros.

—Qué milagro, qué está pasando, debe ser el poder adquisitivo… ¿O hay un trabajo preventivo que está produciendo ese resultado?
Por supuesto. Estamos trabajando con las direcciones de salud, las direcciones de educación, estamos capacitando maestros, estamos con metodologías validadas de la Organización Panamericana de la Salud, trabajando con comunidades de familias vulnerables, estamos apoyando Barrio Seguro que me parece un excelente programa del Ministerio del Interior en los aspectos de droga.

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