El presidente Martín Vizcarra considera urgente un referéndum sobre reforma política (Foto: Presidencia)
El presidente Martín Vizcarra considera urgente un referéndum sobre reforma política (Foto: Presidencia)
Maria Alejandra Campos

Aún falta mucho para tener claro exactamente qué vamos a discutir en el referéndum. El Ejecutivo tiene que terminar de presentar los proyectos a debatir y luego estos tienen que pasar por los filtros del antes de llegar a las urnas. Sin embargo, ya varios han advertido el riesgo que representa someter a consulta popular asuntos técnicos sobre los que la población no está informada y cuenta con fuertes prejuicios. Sobre todo si es que no va a haber una campaña que involucre a la ciudadanía en la elección.

Cuando Colombia decidió llevar a plebiscito la decisión sobre el acuerdo de paz con las FARC en el 2016, se generó un clivaje marcado entre dos posturas. A un extremo estaba la campaña liderada por Juan Manuel Santos a favor del sí. Al otro extremo se encontraba Álvaro Uribe, su antecesor, a favor del no. Ambas facciones contaron con la participación activa de diversos sectores de la ciudadanía. Las campañas se llevaron a cabo en las calles, en los medios de comunicación, en las universidades, en las redes sociales, etc. La contienda fue corta, apenas un mes, e intensa, porque había mucho en juego y muchos personajes interesados en la discusión.

El caso del referendo peruano dista muchísimo del de nuestro vecino del norte. Primero, por su relevancia histórica, y segundo, por la escasez de actores que lideren la discusión, sea por falta de capacidad o motivación. Tal es el caso del presidente de la República. Debido a las restricciones de la ley de publicidad estatal, el Gobierno está prohibido de difundir información en medios privados sobre los temas a debatir. Es decir, si el Tribunal Constitucional no falla a favor del Gobierno en este caso, y pronto, salvo por declaraciones públicas y publicaciones en Facebook, el Ejecutivo no podrá explicarle a la población el contenido de sus proyectos. ¿La ONPE y el JNE podrían ir más allá de dar información sobre la logística electoral?

Al otro lado del debate no hay nadie. La lideresa del partido con mayoría, Keiko Fujimori, en general, no suele participar en la agenda pública y, además, no tendría ningún interés en involucrarse en esta discusión en particular. El suyo es un partido de corte populista y no hay nada menos popular que el Congreso. Por ende, no le es rentable políticamente defender públicamente la reelección congresal con ímpetu, más allá de algún tuit. Ocurre lo mismo con la bicameralidad y el financiamiento privado a partidos. Sin Fuerza Popular como factor polarizador, los otros partidos políticos no cuentan con la capacidad de generar un debate interesante para la opinión pública.

Así las cosas, es probable que esta sea una elección a la que la ciudadanía llegue confundida y sin mucho interés. Con lo cual el resultado no reflejaría una convicción de la población, sino una preferencia ligera, casi, casi que mejor no nos hubiesen preguntado.