"Con un inconstitucional cierre del Congreso y unas elecciones forzadas para elegir a un nuevo Parlamento, nos enfrentamos a los segundos comicios extraordinarios convocados por Martín Vizcarra", señala Seminario. (Foto: AFP)
"Con un inconstitucional cierre del Congreso y unas elecciones forzadas para elegir a un nuevo Parlamento, nos enfrentamos a los segundos comicios extraordinarios convocados por Martín Vizcarra", señala Seminario. (Foto: AFP)
Diana Seminario

Son muchas las frases que se repiten cada inicio de año, además de los consabidos deseos de prosperidad, amor, salud y los mejores augurios. Sin embargo –aunque apenas hayan transcurrido seis días del 2020–, todo hace presagiar que los próximos 11 meses no serán diferentes que el inestable y tumultuoso 2019.

La precaria institucionalidad con la que terminó el 2019 parece que no variará demasiado este año. Con un inconstitucional cierre del Congreso y unas elecciones forzadas para elegir a un nuevo Parlamento, nos enfrentamos a los segundos comicios extraordinarios convocados por Martín Vizcarra. ¿Alguien se acuerda del referéndum del 2018 y para qué sirvió?, ¿perciben los ciudadanos alguna diferencia en la gestión del Ejecutivo tras el “cierre fáctico” del Legislativo?

Pareciera que el actual gobierno solo va ganando tiempo para buscar un nuevo enemigo a quien enfrentar y así disimular su pésima gestión, o es que acaso creen que es normal que en una administración se use el 10% de inversión pública en los últimos cuatro días del año.

En estos cuatro días, del total de 3.214 millones de soles destinados a obras, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones gastó 651 millones, equivalente al 9% del total invertido en el año. Parece que el titular del MTC, Edmer Trujillo, no pierde la costumbre de gastar el dinero los últimos días del año, ¿o ya nos olvidamos de los 142 millones de soles que el Gobierno Regional de Moquegua desembolsó a cuatro días del término de su gestión cuando Trujillo era el gerente?

No solo estamos ante un gobierno objetivamente incapaz de administrar el gasto público, sino que además nos enfrentamos a una administración indolente, pues en un país con tantas carencias y desigualdades como el nuestro, no es posible que un sector vital como Salud –por ejemplo– haya gastado el 34,4% del total de su presupuesto durante los cuatro últimos días del 2019. Entre tanto, se nos murieron 1.200 niños el año pasado por falta de incubadoras. ¡No hay derecho!

Pero nada de eso importa, los bebes seguirán muriendo, el asesinato de mujeres no cesará, la inseguridad ciudadana no nos dará tregua; pero la prioridad para muchos es empeñarse en que Keiko Fujimori regrese sí o sí a la cárcel sin sentencia alguna, o evitar que la flamante Junta Nacional de Justicia sea juramentada hoy porque dos miembros elegidos no son del agrado de los “de siempre”, de aquellos que aseguran tener la razón en todo y que desde su falsa moral señalan con el dedo a buenos y malos.

No hay motivo para la celebración ni el cotillón, nada ha cambiado ni cambiará. Los ministros no hacen su trabajo, pero nada de eso importa, el bien común pasó a un tercer plano, todo depende del “bando” que se encuentre el investigado, el acusado o el infractor.

Estamos a 20 días de la elección de un nuevo Congreso y me pregunto si estos comicios son realmente “libres” cuando un gobernante decidió unilateralmente el cierre de un poder del Estado y llama a un nuevo proceso electoral donde con tanta tacha y apelación ya ni siquiera sabemos cuántos candidatos estarán en la partida el 26 de enero.

Nada que celebrar.