“Un ex ministro hizo la síntesis del drama oficialista: ‘Ni PPK ni Martín van a renunciar’”. (Ilustración: Giovanni Tazza/El Comercio)
“Un ex ministro hizo la síntesis del drama oficialista: ‘Ni PPK ni Martín van a renunciar’”. (Ilustración: Giovanni Tazza/El Comercio)
Fernando Vivas

La semana antepasada hablé con opositores que hicieron un cálculo raspante en el que la vacancia ganaba por un voto (“No sé si alcanzaré a vacarte”, domingo 7/3/2018). Ahora, he visitado a oficialistas que hacen un cálculo muy parecido, solo que se mantiene en el cargo por un voto. Salvar a PPK es matemáticamente posible. Vacarlo también.

Es allí, en la pelea por los votos de los indecisos de APP, de Acción Popular y de los próximos ‘avengers’, que se concentra la estrategia del gobierno. “Lo demás es secundario o irrelevante”, dice una fuente oficialista mientras se prepara para ir a la pesca o a la guerra de votos, que es lo mismo. A mis fuentes gobiernistas les parece tolerable y hasta natural ganar el respaldo de congresistas atendiendo proyectos legítimos de alcaldes de sus regiones, reclamo esencial de todos los congresistas provincianos. Hasta aceptan la posibilidad, con cierto disimulo, de que alguien del partido Peruanos por el Kambio haya ofrecido empleo para un familiar o amigo del congresista en proceso de inducción, pero no admiten la posibilidad de comprar votos con malas artes o con plata en mano como Montesinos hizo en el 2000 para facilitar la re-reelección de Alberto Fujimori.

Por cierto, Alberto, vaya vueltas que da la historia, está en la pesca de votos contra su hija Keiko. O de abstenciones y ausentismos, que dan lo mismo para el fin de salvar a PPK. Un keikista llegó a decirme que sospechaba que el propio Montesinos estaría colaborando con Alberto. Pero esas son teorías de complot posfujimontesinista para animar la conversación con una pizca de humor negro. Lo concreto es que Alberto, Kenji y sus ‘avengers’ son aliados de PPK y lo están demostrando.

Vean este ejemplo: un tuit de la peleonera piurana Maritza García, del miércoles pasado, mostró una foto suya en la PCM junto al alcalde del distrito piurano de Veintiséis de Octubre, y con un texto en el que agradece a Celeste Aliaga, jefa del gabinete de asesores de Mercedes Araoz, por haberlos atendido. La primera impresión es de torpeza por alimentar las sospechas de Fuerza Popular de inducción al transfuguismo con acciones y recursos del Estado, pero también se puede leer allí una sacada de lengua a los ex correligionarios que la fustigan o una invitación a que gocen de los mismos beneficios de los que ella y su grupo estarían gozando.

Privilegios como aquellos de los que se jacta García han generado un problema adicional al gobierno. Me cuentan que hay congresistas ppkausas que se quejan de no recibir el mismo trato pese a ser de casa. Por ejemplo, en los últimos días el congresista oficialista por Junín, Moisés Guía, declaró que estaba evaluando su voto. Al día siguiente, cambió de opinión y tuiteó afirmando su lealtad a PPK. Quedó para la anécdota el recuerdo de que fue el ‘oficialista’ Guía, ferviente evangélico seguidor de la consigna ‘con mis hijos no te metas’, el primero en hablar de la vacancia de PPK, ¡en el 2016!

Los ppkausas no solo tienen que invertir en la pesca, sino en el cuidado de los pescados. Y, ojo, Fuerza Popular también puede ofrecer legislar en pro de los indecisos, como ayer lo delató un tuit del keikista Roy Ventura, sobre un proyecto de ley que declara de interés nacional la construcción de un aeropuerto en Cerro de Pasco. Por supuesto, un indeciso astuto conoce la diferencia entre una ley lírica y una obra concreta con partida presupuestal específica. Keiko solo puede ofrecer lo primero.

Otra forma de pescar, pero menos eficaz pues no lleva anzuelo, es explotando las contradicciones y excesos de los vacadores: denunciar que la Comisión de Ética estaría siendo usada por FP para asegurar votos de fujimoristas con problemas; presentar un amparo en el TC contra la última modificación del reglamento del Congreso; alentar el antifujimorismo difundiendo las declaraciones de Barata sobre aportes de Odebrecht a la campaña de Keiko del 2011. Los troles oficialistas van a estar muy atareados en los próximos días.

—Traidores y leales—
En medio de este drama en que se le va la vida a PPK, me cuentan de una bravata subalterna. Resulta que una destacada activista de la campaña ppkausa fue la ex miss Perú Claudia Hernández. Su contribución quedó plasmada en el lema “sube, sube, PPK”, que, según ella se jacta en reciente entrevista con Jaime Chincha, es de su autoría. Resulta que su ppkausismo es de familia, pues su padre, José Manuel, fue ministro de Agricultura. Entonces, la defenestración del padre en el último cambio de Gabinete la puso de tal humor que le dijo a Chincha que PPK la había decepcionado profundamente y que ‘debería irse’. Esto fue calificado por algunos ppkausas de alta traición y se lo enseñaron a PPK, quien –me cuentan– se puso de un humor de perros. Y en Claudia, y en otros ex ppkausas que buscan acomodarse a un posible próximo ‘vizcarrismo’, habría estado pensando cuando habló de ‘traidores’.

Sin embargo, en el relato del ppkausismo, el desleal por antonomasia sería Vizcarra y no desde ahora, sino desde que tuiteó el 15 de diciembre su disposición a lo que mande la ‘gobernabilidad’, o sea, la sucesión en caso de que triunfara la vacancia. Esa impresión de deslealtad con PPK la compensó al comparecer el 20 de diciembre en el mensaje a la nación en el que PPK dijo que Martín y Meche renunciarían, pero no hizo una carta de renuncia como ella sí lo hizo. Esto último lo he confirmado con la primera ministra.

Le pregunté lo mismo a Vizcarra, pero no tengo su respuesta. Todo lleva a pensar que no tuvo el mismo gesto que Araoz. Y sus escasas y vagas declaraciones por WhatsApp difundidas por Milagros Leiva llevan a pensar que renunciar o no es un falso dilema. Los vacadores no dudan de que acatará el mandato sucesorio. Un ex ministro me hizo la síntesis del drama oficialista: “Ni PPK ni Martín van a renunciar”.

Hay, pues, una suerte de tenso empate en los votos e incertidumbres de ambos bandos. A medida que se acerque el 22 de marzo, día de la votación crucial, el gobierno podría definir la nueva remuneración mínima vital (ya el ministro Barreda hizo un anuncio), la reconstrucción del norte, cualquier medida de impacto en las regiones de los congresistas indecisos. Pero también podríamos ser impactados por alguna revelación, o testimonio que comprometa a PPK y enerve una actitud pro vacancia que ningún congresista querrá desafiar. También habrá mentiras y medias verdades que buscarán asaltar la credulidad de los congresistas y, de paso, la nuestra. Que no nos cojan distraídos.

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