Ante la complicada situación que enfrentan sus adversarios, Vizcarra se ubica con el apoyo de seis de cada diez peruanos. (Foto: Reuters)
Ante la complicada situación que enfrentan sus adversarios, Vizcarra se ubica con el apoyo de seis de cada diez peruanos. (Foto: Reuters)
José Carlos Requena

Si, como se anticipa, el presidente logra el endose electoral a las tímidas y atolondradas reformas que plantea para el referéndum, a partir del día siguiente tendrá que relanzar su gobierno. Ello si no quiere limitar su legado a un conjunto de gestos de gran impacto político, pero nulo aporte a la mejora de la vida de la población.

Algunos comentaristas han venido avizorando lo que debería ser el gobierno de Vizcarra posreferéndum. En ellas, prima la esperanza, teniendo como base, sobre todo, la sensibilidad que ha mostrado el presidente desde que su gobierno optara por cambiar de perfil. Juan de la Puente (“La República”, 9/11/18) sugiere una alianza amplia que trascienda los grupos políticos y llegue a sectores sociales. Alfredo Torres (El Comercio, 11/11/18) sugiere que –además de consolidar su poder– tome como base la agenda que planteará la venidera CADE, centrada en integridad, sostenibilidad y competitividad. Finalmente, Juan Carlos Tafur (“La República”, 11/11/18) cree que Vizcarra tendrá que fortalecer su equipo, incluyendo su Gabinete, ya que el nuevo contexto exigirá “inteligencia y perspectiva”.

Además de los modos o la agenda, Vizcarra tendrá que agregar algunos componentes ausentes hasta ahora en su gestión. Uno de ellos es superar el creciente ambiente de intolerancia instalado, en el que la gran polarización invita a lecturas parciales e interesadas de los sucesos. Salvando las distancias, geográficas, políticas y sociales, Vizcarra debiera hacer suya la frase de Nelson Mandela, cuando se le criticaba su tibieza ante sus antiguos opresores en la Sudáfrica posapartheid: “Entiendo su ira. Pero si están construyendo una nueva Sudáfrica, deben estar preparados para trabajar con gente que no les gusta” (John Carlin, “El factor humano”).

En segundo término, es necesario poner como eje de su gestión a la recuperación de la economía, sobre todo cuando, en círculos especializados, se teme una crisis global de gran proporción, similar a la del 2008 (ver el blog de Carlos Parodi en gestión.pe, 19/10/18). En este panorama, no debe perderse de vista el escepticismo ante la inversión privada, graficado en que, según un sondeo de Datum de octubre, solo 19% de los encuestados cree que el próximo año habrá más inversión, un porcentaje mucho menor que el correspondiente a julio (33%), previo al relanzamiento de Vizcarra en las encuestas.

Finalmente, hará falta que varíe el énfasis de “a mis amigos, todo” que ha primado en su relación con los gobiernos subnacionales. El estilo fue heredado de su predecesor, legitimado por su anterior experiencia como gobernador regional, compartida con César Villanueva, que lidera la PCM.

Ante la complicada situación que enfrentan sus adversarios, Vizcarra se ubica con el apoyo de seis de cada diez peruanos, un importante capital que debería mejorar o, al menos, mantenerse. Depende de Vizcarra optar por el aplauso estruendoso y momentáneo, o forjar el lugar que quiere tener en la historia.