Hace cuatro años, en el corazón de Barranco, nació La Chingana, una taberna marina con una esencia que combina historia, tradición y el espíritu emprendedor de su dueña y fundadora, Erika Morote. Inspirada en las antiguas chinganas de antaño, espacios ocultos donde los hombres se reunían para beber y compartir, esta propuesta gastronómica busca revivir la esencia de aquellos huariques con un enfoque renovado e inclusivo.

Erika Morote, dueña de La Chingana.
Erika Morote, dueña de La Chingana.
/ Mario Zapata

Bajo el liderazgo de una mujer que recibe a cada comensal con una sonrisa inigualable y una calidez excepcional, La Chingana abre sus puertas en un espacio donde el sabor y la música crean una atmósfera envolvente. Ya sea para compartir con seres queridos o disfrutar en solitario y sentarse en la barra y conversar con Erika, esta propuesta es ideal para quienes buscan una experiencia auténtica y acogedora de antaño.

El sueño de una barranquina

Erika, una mujer barranquina con una pasión innata por la gastronomía marina, decidió desafiar los estereotipos y abrir un espacio donde la calidad y la creatividad culinaria fueran protagonistas. Desde sus inicios, la taberna ha apostado por un concepto único: pequeños bocados marinos, tapeos y reversiones de guisos tradicionales llevados al mundo de la comida marina.

'La Morote' dejando su sazón en cada plato.
'La Morote' dejando su sazón en cada plato.
/ Mario Zapata

Su amor por Barranco y su cultura la llevaron a elegir este distrito como el hogar de La Chingana. “La idea siempre fue que estuviera en Barranco porque es parte de mi identidad y de la historia de estas tabernas ocultas”, comenta ‘la Morote’.

El camino de resiliencia

Como todo emprendimiento, el camino no ha sido fácil. La primera versión de La Chingana comenzó en el Boulevard de Barranco, pero una sociedad que no prosperó y los altos costos llevaron a su cierre. A pesar del éxito que lograba el negocio, la carga económica personal de Erika la obligó a hacer una pausa.

El proyecto resurgió en Punta Hermosa durante una temporada de verano del 2023, logrando gran acogida en un espacio de food trucks. Sin embargo, al finalizar la estación, el flujo de clientes disminuyó y La Chingana volvió a tener una pausa obligada. No obstante, el sueño no se apagó. Durante 10 meses, su creadora trabajó en el rubro del márketing para reunir los recursos necesarios y encontrar el espacio ideal.

Hoy, La Chingana vuelve a latir con fuerza en una casita barranquina que refleja su esencia: íntima, acogedora y con una cocina de autor que sorprende por su estilo único.

“Quería un espacio donde la gente pudiera venir sola, sentarse en la barra, pedir un par de tapitas y disfrutar de un ambiente relajado y cálido”, explica la dueña. El concepto de taberna también se refuerza con una selección de bebidas marinas y cervezas grandes para compartir, pues, según su filosofía, “la ‘chela’ es para compartir”.

Una carta con identidad propia

La propuesta gastronómica de La Chingana se aleja del concepto tradicional de cevichería. Aquí, los comensales pueden disfrutar de’ tapeos’ marinos, choritos a la chalaca, causas individuales de pulpa de cangrejo y pulpo al olivo y montaditos de focaccia de pejerrey.

'Tapeos' en La Chingana.
'Tapeos' en La Chingana.
/ Mario Zapata

Entre sus creaciones estrella está “El Intruso”, un ceviche clásico con trozos de pulpo flameado que aporta un toque ahumado único, lleno de personalidad y sabor.

Ceviche "el intruso" en La Chingana.
Ceviche "el intruso" en La Chingana.
/ Mario Zapata

Ofrece versiones marinas de guisos tradicionales como el picante de mariscos, hecho a base de una salsa de ajíes de antaño.

Picante de mariscos al estilo de La Chingana.
Picante de mariscos al estilo de La Chingana.
/ Mario Zapata

Otro plato que no tiene pierde es “El Macho”, con spaghetti en salsa de mariscos con rocoto flameado, con el picante perfecto para todo tipo de paladares.

"El macho" en La Chingana.
"El macho" en La Chingana.
/ Mario Zapata

Cada uno de los platos son generosos y con creatividad que se siente en cada bocado.

Empoderamiento femenino en la gastronomía marina

Uno de los aspectos más importantes de este proyecto es su mensaje de empoderamiento femenino. En un rubro donde predominan los hombres, Erika ha demostrado que las mujeres también pueden liderar espacios dedicados a la cocina marina. Desde las madrugadas en el terminal pesquero hasta el servicio en la barra, su presencia rompe estereotipos y abre camino para más mujeres en la industria.

“Siempre me preguntaban por qué me dedicaba a los pescados y mariscos en lugar de hacer postres o pastas. Es un estereotipo más que hay que derribar. Trabajar con pescado es un arte hermoso y no tiene género”, afirma.

El futuro de La Chingana

Con apenas dos meses y medio en su nueva ubicación, La Chingana ya ha logrado crear una comunidad de clientes fieles. “La idea es que la gente venga y se sienta parte de la taberna, que todos terminemos compartiendo y celebrando juntos”, afirma ‘la Morote’.

A futuro, no descarta la posibilidad de expandirse, ya sea ampliando el local actual o abriendo una nueva ‘Chinganita’ en otro punto de la ciudad. Sin embargo, una cosa es segura: la esencia de La Chingana seguirá intacta, manteniendo viva la tradición de las tabernas marinas en Barranco.

Erika Morote, dueña y cabeza en la cocina de La Chingana.
Erika Morote, dueña y cabeza en la cocina de La Chingana.
/ Mario Zapata

Un sueño nacido de la pasión y la perseverancia, que hoy se traduce en un espacio donde la gastronomía, la historia y la comunidad se entrelazan en cada plato y en cada brindis.

Dato:

Dirección: Av. Nicolás de Pierola 194 - Barranco

Horarios de atención: de martes a domingo de 1 p.m. a 6 p.m.