
Kendall es el nombre de un área de mucha importancia para la comunidad de migrantes peruanos en Miami, Florida. Y también el lugar donde comenzó la historia de Kendall Brasa, una pollería que nació en San Isidro tras el retorno de una pareja de esposos que habían migrado a Estados Unidos y logrado el sueño de tener su propia cafetería en aquella zona, que con el paso de los años recibiría a más compatriotas.
En Lima, Kendall Pollos y Parrillas, como se llamó el restaurante por muchos años, se convirtió en una concurrida pollería del centro empresarial de San Isidro, por lo que no pasó mucho tiempo antes de que abrieran una segunda sede en el distrito de Jesús María. Sin embargo, en 2020, con el inicio de la pandemia de Covid-19, varios negocios se sometieron a cambios, y Kendall no fue la excepción. El local de San Isidro cerró y el de la Av. Arenales inició una transformación que llevó a la reinvención de la marca.

La pollería de la Av. Arenales
Hoy, al entrar a Kendall Brasa, el ambiente tiene una estética muy urbana y juvenil. Los grafitis destacan en un espacio pequeño pero acogedor, que ahora cuenta con una carta más amplia. Además de sus ya clásicos piqueos y parrillas, han sumado opciones al wok (tallarín saltado, lomo saltado, aeropuerto y chaufa brasa), vistosas ensaladas y postres como un generoso crocante de manzana y un pie de limón con el equilibrio perfecto de dulzura.
“Cuando uno llega a Kendall Brasa, la experiencia no solo se resume a un buen plato de comida, sino también a un saludo agradable, a un plato bien servido, a salsas madres frescas hechas todos los días, a una carta amplia. El cliente que viene aquí tiene una experiencia completa”, cuenta Andrea Quesada, la responsable de la transformación de Kendall Brasa. Una transformación que, curiosamente, empezó con la carta dulce.
Andrea, la única hija de Javier y Fiorella, los fundadores del negocio, estudiaba diseño de modas cuando, debido a la cuarentena por la Covid-19, tuvo que quedarse en Estados Unidos mucho más tiempo del que había planeado. Había viajado para celebrar un cumpleaños, pero la pandemia la obligó a permanecer en Miami, donde su familia maneja restaurantes de prestigio. Allí hizo una suerte de pasantía que le cambió la vida: empezó como anfitriona, pasó largas horas en la puerta del restaurante recibiendo a los clientes y observando cada detalle de la operación, hasta que llegó a ser jefa de salón.
“Yo ya era estricta con mis horarios, pero esa experiencia me hizo aún más disciplinada”, cuenta. Tras dos años en Miami, decidió regresar a Lima. Pero la adrenalina del mundo gastronómico seguía en ella. Así, le propuso a su madre instalar una barra de postres en la sede de Jesús María de Kendall. Sin embargo, cuando comenzó la obra, el proyecto creció y terminó remodelando todo el restaurante. “No tenía planos, pero tenía todo en mi cabeza”, recuerda.
Pensó cerrar tres días, pero fueron cuatro meses en los que transformó por completo el concepto de la marca, que pasó a llamarse Kendall Brasa.

El pollo de siempre, pero más ‘cool’
El proceso de remodelación fue intenso, pero, en paralelo, Andrea trabajaba en la carta, agregando platos, perfeccionando recetas y salsas madres, y cuidando la presentación de cada detalle. Cuando reabrieron las puertas, a los clientes tradicionales se sumaron muchos nuevos, atraídos por la ubicación céntrica del local, rodeado de oficinas y comercios.

“Hay mucha gente que viene de sus trabajos a la hora de almuerzo, solo tienen 40 minutos, pero el servicio de mi equipo es tan eficiente que la atención es rápida. Por más que siempre tenemos colas, la gente espera porque sabe que esa espera no será larga, que se les atenderá con eficiencia”, detalla Andrea.
Cuando comenzó, su equipo era de 9 personas; hoy son 19, todos comprometidos con la nueva filosofía de la marca. “Lo que nos distingue es el sabor tradicional del pollo, que preparamos con la receta secreta de mi padre, una fórmula que mantenemos desde hace 30 años. Ofrecemos el mismo sabor de siempre, pero con un concepto más fresco, urbano y cool”, explica Quesada, quien, tras dos años desde la renovación de Kendall, celebra el haber logrado estandarizar procesos que le permitirán dar los siguientes pasos hacia el sueño que tiene para su empresa.
“Después de dos años de experiencia, me siento lista para abrir mi segundo y tercer local, que serán en Miraflores y San Isidro. Sé que no será fácil, pero ya está todo estandarizado y confío en mi capacidad y mi energía para poder transmitir lo que pasa aquí en cualquier otro punto”, afirma.
Una forma diferente de comer pollo
“Desde pequeña he visto que con mucho trabajo se pueden cumplir sueños”, dice Andrea, quien se siente inspirada por sus padres.
“Mi papá fue un visionario. Empezó este negocio hace 30 años, convencido de que el pollo a la brasa iba a ser un boom. Falleció súper joven, pero había hecho mucho para la edad a la que falleció. Mi madre, por otro lado, es mi mejor amiga, pero es súper directa conmigo. A veces yo llegaba cansada a la casa después de estar todo el día en el restaurante, con dolores de cuello, y ella me decía: ‘qué pasa, ¿estás cansada del éxito?’. Mi madre nunca ha sido de ‘ay, pobrecita, ven, tómate un tecito’. Y se lo agradezco, porque ella me ha hecho más fuerte”, relata Quesada, quien tiene una visión muy clara del futuro de Kendall Brasa.

“Mi sueño es hacer de Kendall Brasa una marca reconocida y abrir más sedes. Estoy completamente decidida a que quiero hacer eso en los próximos años. Es increíble cómo hemos crecido en este tiempo”, relata.
En Pueblo Libre, alista varias novedades para mantener siempre fresca su propuesta. En las próximas semanas abrirán una barra para ofrecer sánguches, cafés y helados a partir de las 7 a.m. “Desde panes con queso hasta panes con palta. Algo súper rápido y de precios accesibles”, explica. Y pronto también tendrán una terraza que les permitirá contar con más mesas.
Pero el paso más grande en su camino hacia la expansión será en San Isidro, con la reapertura del local en la calle Chinchón, donde empezó la historia de Kendall. Será un espacio de dos pisos con cafetería, una barra y una zona ideal para quienes quieran trabajar mientras disfrutan de un buen plato.
“Siento que este concepto será un éxito: disfrutar de un pollo a la brasa en un ambiente más fresco. Imagino a nuestros clientes sentados en la barra, comiendo su pollo con un pisco sour en la mano, conversando con el bartender”, visualiza Quesada. El siguiente paso ya está en marcha. A estar atentos.
Puedes visitar Kendall Brasa en Avenida Arenales 798, Jesús María.
Atienden de lunes a sábado de 12 p.m. a 9 p.m. y los domingos de 12 p.m. a 7 p.m.
Puedes saber más de Kendall Brasa en @kendallbrasa o a través del WhatsApp 986 639 002.
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