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Aprendió a hacer sánguches por necesidad y hoy tiene un local que compite con los mejores de Lima: conoce Pandilla y su propuesta
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Pandilla ha llegado al corazón de la zona gastronómica de Miraflores con el objetivo de enamorar a muchas más personas que comparten el amor y la pasión por los sánguches ricos y bien servidos.
Detrás de este proyecto está Renzo Vinatea, conocido por todos como ‘Beno’, apodo que arrastra desde la infancia (sí, como el personaje de Don Gato y su pandilla). ‘Beno’ es el creador de este espacio donde los sánguches son el centro de todo, y que en menos de tres meses ya se ha ganado un lugar especial en el paladar limeño.

“Siempre soñé con tener un local”, confiesa ‘Beno’. “Empecé haciendo videos desde mi casa, esperando en algún momento poder tener un espacio propio donde los sánguches fueran los protagonistas”. Sin embargo, entre la vida familiar, la pandemia y los giros de la vida, ese anhelo fue quedando en pausa. Hasta que, cerca de cumplir los 40, tomó una decisión definitiva, era ahora o nunca. Con el apoyo de su cuñado y algunos socios, empezó a construir Pandilla.

El nombre no es casual, pues refleja el corazón del proyecto, un grupo de amigos y familiares unidos por el amor a la buena comida, hecha con cariño, generosidad y sabor. Además, el significado de Pandilla, en el buen sentido, es formar parte de un grupo en el que se comparten intereses y códigos. Eso era lo que buscaba ‘Beno’, poder formar una comunidad de entusiastas y amantes de los sánguches.
De redes a las filas en la calle
‘Beno’ no es chef de formación. Estudió cine en Argentina, donde se enamoró de los sánguches por necesidad. Estos eran prácticos, baratos y sabrosos. Así empezó a prepararlos en casa, hasta que decidió enfocarse en ese nicho cuando pocos lo hacían. Su página de Facebook, Sangucheable, llegó a reunir más de 40,000 seguidores y colaboraciones con marcas.
Ese espíritu digital sigue vivo. El día que abrió Pandilla, un 14 de febrero, no anunció nada. Pero bastaron unas cuantas historias de amigos e influencers para que, al día siguiente, ya hubiera cola en la puerta. “No llamamos a nadie”, cuenta Renzo, “simplemente llegaron, probaron y compartieron. Siempre hubo buen feedback, a todos les gustó”.

Luego de casi tres meses desde su apertura, actualmente puede llegar a despachar más de 300 sánguches en un sábado cualquiera. Y todo con un equipo que, aunque ha crecido, sigue unido desde el día uno. “Siempre les digo a los chicos que si fallamos en el producto, estamos fritos. El servicio también es clave. Acá te atendemos rápido, comes rico y puedes seguir con tu día”, concluye ‘Beno’.
Los miraflorinos, y visitantes de otros distritos, llegan a hacer colas para poder comer los sánguches de Pandilla. En los primeros días de atención se podía acabar toda la producción en el turno del mediodía, pero ahora ya están preparados para atender también por las tardes sin dejar a ningún curioso y a los amantes de los sánguches sin un buen bocado.
Una carta corta, pero un concepto claro
La carta de Pandilla no es extensa, son solo apenas seis sánguches. Pero cada uno tiene su historia. Desde el Rubén, hasta el Panchito Villa, un homenaje a su infancia y a los planes de cine con su papá y su hermana. “Para mí, un sánguche tiene que ser suficiente como comida completa, ya sea almuerzo, cena, lo que sea… pero tiene que llenarte”, afirma ‘Beno’. Por eso, cada sánguche es una porción contundente, sabrosa, ideal para salir de la rutina y disfrutar sin culpas.

En Pandilla, casi todo se hace en casa. Los embutidos, que son jamón inglés, jamón del país y jamón de pavo, son preparados artesanalmente por el equipo. Lo mismo con las salsas. El 90% de los ingredientes se elaboran ahí mismo, bajo el ojo de ‘Beno’ y su “pandilla”, lo que le da ese toque único y casero que los distingue.
Los protagonistas de la Pandilla
Los sánguches son la esencia misma de Pandilla. Si lo que buscas es una experiencia colmada de sabor y un sánguche generoso, aquí te compartimos tres opciones que no puedes dejar pasar.
En primer lugar, el Italian Deli ofrece una combinación irresistible de jamón artesanal elaborado en casa, salame milano, prosciutto tipo parma, provolone, lechuga, cebolla, tomate y mayonesa, todo cuidadosamente ensamblado en un pan ciabatta rústico. Es una de las opciones más demandadas del menú. Cada bocado equilibra la frescura de los vegetales con la intensidad del embutido protagonista, un jamón hecho en casa cuya calidad y sabor marcan la diferencia.

Para los nostálgicos del clásico pan con pollo, el Panchito Villa se presenta como una elección insuperable. Está preparado con pollo deshilachado mezclado con mayonesa casera, queso edam, tocino crocante y palta fresca, también servido en ciabatta rústica. Es una propuesta reconfortante que rinde homenaje al icónico Pancho Villa, con una mezcla de sabores que se siente como un abrazo cálido.

Finalmente, el Rubén es una de las formas más deliciosas de lo que puede ser un sánguche en pan campesino. Su relleno combina jamón de pavo de elaboración casera, queso emmental, chucrut y una cremosa salsa mil islas. Esta última armoniza perfectamente con los demás ingredientes, ofreciendo una experiencia equilibrada y llena de carácter.

Las bebidas también tienen un papel clave en la experiencia de Pandilla. Todas las presentaciones de gaseosas, agua y cervezas vienen en botellas de vidrio. Muchos coinciden en que esta es la mejor manera de disfrutar una bebida… y lo confirmamos.
El dato:
Pandilla se ubica en la calle Elías Aguirre #277, Miraflores.
Su atención es de lunes a sábado de 12:00 p.m. a 3:30 p.m. y de 6:00 p.m. a 9:30 p.m.