OLAM Agro Peru SAC ha entregado más de 3.000 canastas básicas y kits sanitarios a productores de café de la Selva Central y la región Norte para ayudarlos a mantenerse sanos y a flote durante las restricciones impuestas para evitar más contagios por COVID-19 en el país.
A mediados de marzo de este año, Perú fue uno de los primeros países latinoamericanos en imponer una estricta cuarentena a nivel nacional para frenar la pandemia. El cierre total de fronteras y un riguroso control de la movilidad de la población obligó a todos los ciudadanos a permanecer encerrados en sus hogares y cumplir con un toque de queda como la manera más efectiva de superar las altas cifras de contagios en el país. Sin embargo, estas medidas fueron especialmente dañinas para las comunidades cafetaleras, las cuales fueron sorprendidas al inicio de la época de cosecha con menos gente para trabajar los campos y sin posibilidad de hacer llegar su producto a los centros urbanos para venderlo y abastecerse de los insumos básicos para mantener su calidad de vida.
El toque de queda se ha extendido durante más de 5 meses y al día de hoy sigue vigente en 19 regiones, por lo que la situación de los caficultores se ha vuelto insostenible. OLAM, como parte de la cadena productiva del café peruano, y consiente de los desafíos a los que se enfrentan sus redes de productores, decidió hacerles llegar miles de canastas básicas y kits sanitarios para aliviar —en algo— su estrés económico y ayudar a seguir cuidando de su salud durante la emergencia sanitaria. Las canastas básicas contienen arroz, azúcar, fideos, latas de atún y aceite; y los kits sanitarios contienen tapabocas, cloro, jabón líquido y alcohol.
¿Cómo llegar a la Selva Central y a la Región Norte en plena pandemia?
Brindar apoyo a los caficultores en esta contingencia es una de las prioridades de OLAM; los detalles prácticos y logísticos se resolvieron gracias a las redes de productores en el país y a aportaciones extraordinarias, como la de Mother Parker’s, cuya participación ha sido de gran ayuda para ejecutar este programa en Colombia, Brasil, Indonesia y, ahora también, en Perú. En este último, se empezaron a distribuir 1.500 canastas y kits a mediados de junio en las bodegas y Centros de Compra de OLAM de algunas provincias de los distritos de Junín y Oxapampa como Perene, Pichanaqui, Satipo y Villa Rica. Se pidió a los productores que se presentaran en días específicos y cuidando de las medidas sanitarias necesarias para recoger sus canastas, sin embargo, ante el endurecimiento de la cuarentena y el aumento en el número de contagios, eran cada vez menos los caficultores que se arriesgaban a viajar a las ciudades. Las canastas y los kits no llegaban a quienes los necesitaban y se tomó la decisión de que, si la montaña no iba a Mahoma, OLAM fuera a cada una de las comunidades.
No fue cosa fácil, en especial en la provincia de Jaén en el departamento norteño de Cajamarca, en la que el número de contagios por COVID-19 ha sido alto y las medidas restrictivas, duras. OLAM tuvo que negociar su entrada a los distritos con las Rondas campesinas y nativas, y recurrió a su socio principal en la región, Nespresso, y su red de clústeres para la distribución. Así, a mediados de julio y durante 3 días, un distrito por día, fue posible empezar a repartir 1.500 canastas y kits a productores de Huabal, Chontalí y San José del Alto, comunidades que producen hasta 3.300 toneladas de café pergamino. Cabe mencionar que Nespresso donó cerca de la mitad de las canastas que fueron entregadas en la región Norte como parte de su alianza con OLAM en este proyecto.
El trabajo de OLAM en las regiones cafetaleras de la Selva Central y la región Norte peruana se ha enfocado en las buenas prácticas orgánicas y la sustentabilidad ambiental, económica y social. La relación de cooperación y respeto que OLAM ha construido con base en capacitaciones a productores y primas sobre los precios que reciben por su café demuestra su compromiso con el campo peruano y que, sin importar cuán grandes sean los obstáculos, la responsabilidad social durante la pandemia global del COVID-19 debe ser la regla y no la excepción.