La "Lonchería Dulce" se convirtió en el primer restaurante en ofrecer comida haitiana. (Foto: YouTube)
La "Lonchería Dulce" se convirtió en el primer restaurante en ofrecer comida haitiana. (Foto: YouTube)
Redacción EC

En Tijuana (México) viven miles de haitianos que escaparon de su hogar para mejorar su calidad de vida. La gran mayoría de ellos están atrapados en un limbo burocrático mientras esperan que acepten su solicitud de asilo en Estados Unidos, pero encontraron en un restaurante un lugar donde estar aliviados, cuenta la serie de Great Big Story.

Rosi Castillo, la propietaria del popular restaurante "Lonchería Dulce", decidió cambiar su oferta de tacos y quesadillas por la comida tradicional de Haití con la esperanza que su sazón haga sentir como en casa a los 'nuevos residentes' de Tijuana. Ella solo desea hacer la vida de estos miles de hombres y mujeres algo más fácil.

"Los primeros haitianos nos decían 'amiga, yo no comer tortillas. Yo no comer tacos'. De ahí se fueron comunicado de uno al otro que ya se vendía comida haitiana aquí y fue como empezaron a llegar", cuenta Rosi. "Ellos nos dicen, 'aquí es un pedacito de Haití, amiga'", agrega.

Así la "Lonchería Dulce" se convirtió en el primer restaurante en ofrecer comida haitiana.

La idea empezó cuando los solicitantes de asilo a Estados Unidos fueron negados de ingresar al país norteamericano. Muchos de ellos decidieron quedarse en Tijuana y algunos de estos fueron a comer al restaurante de Castillo.

"Muchos decían 'amiga, yo no tengo dinero. No traigo'. Les dábamos la comida también", cuenta Castillo. "Los primeros sufrieron mucho. Ellos si llegaron sin dinero, sin ropa, porque les robaron todo. No traían ni cobijas, y pues les dimos cobijas aquí".

La comida haitiana es picante, aunque de diferente forma que la mexicana. Eso no importa, pues en "Lonchería Dulce" se preparan los platillos tradicionales del país centroamericano como si fuese hecho 'en casa'. "Muchas veces nos dicen 'mi abuelita lo hacía así'".

Los haitianos están más agradecidos con Rosi Castillo. Los últimos que partieron de Tijuana se dieron el tiempo de despedirse y dar las gracias. Aunque la anfitriona se siente a gusto con saber que ellos fueron felices de comer su comida.

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