A pocos metros del socavón, en una galería iluminada por luces artificiales, el estrépito de la maquinaria y la vibración del suelo son el pan de cada día para cientos de trabajadores, según lo narran quienes han trabajado, alguna vez, dentro de una mina. La minería, ese sector que para muchos es sinónimo de estabilidad económica, de sueldos envidiables y una vida de comodidades, tiene también su lado menos glamoroso: largas jornadas de trabajo, aislamiento y riesgos constantes; factores que no discriminan, finalmente, y que terminan por ser el común denominador entre obreros, ingenieros de minas o quienes decidan dedicar su vida a este rubro.
En Perú, donde la minería representa cerca del 10% del PBI y es una de las principales fuentes de divisas, estudiar Ingeniería de Minas sigue siendo una promesa de progreso que persiguen miles de estudiantes. Pero ¿hasta qué punto es una garantía de éxito?
Una carrera que impacta
Carlos Eduardo Yungo Suero, docente de minería y procesos metalúrgicos, explica que los altos salarios son solo una parte de la ecuación que debería ser considerada por quienes deciden estudiar esta carrera.
“Muchos profesionales trabajan en zonas alejadas de sus hogares con sistemas de trabajo atípicos, como el régimen 14x7 o 21x7, lo que afecta la vida familiar y social en cierta medida. Además, la minería no es solo una industria de cifras astronómicas, también es un sector con riesgos inherentes, especialmente por sus operaciones subterráneas, conllevando a riesgos físicos, como accidentes o exposición a polvo y gases nocivos”, indica Yungo Suero.

Como lo explica, aunque la estabilidad económica puede ser un aliciente, el trabajo en una mina también supone una carga psicológica y física que no todos están dispuestos a asumir.

“El cumplimiento de los objetivos tanto de seguridad como de producción son de total importancia en la minería por lo que se requiere profesionales capaces de soportar altos niveles de estrés, tomar decisiones rápidas y eficientes en situaciones críticas, y adaptarse a cambios operacionales y normativos en un entorno dinámico y desafiante”, advierte.
Un ingreso difícil
Debemos tener en cuenta que, en el imaginario colectivo peruano, alguien que trabaja en minería es visto como alguien que “lo logró”. Es común que las familias impulsen a sus hijos a estudiar esta carrera con la esperanza de que accedan a un mejor nivel de vida.
“Mi tío trabaja en una mina, gana bien y tiene casa propia. Él es el ingeniero de la familia. Mi mamá quiere que estudie lo mismo”, cuenta Stefan Quevedo, un estudiante de academia que se viene preparando para ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
“Mi tío trabaja en una mina, gana bien y tiene casa propia. Él es el ingeniero de la familia. Mi mamá quiere que estudie lo mismo”.
Stefan Quevedo, estudiante de academia que se prepara para ingresar a la UNI.
Esta aspiración, sin embargo, no siempre se materializa: aunque hay una amplia oferta académica en universidades públicas y privadas, no todos los egresados logran un puesto en una empresa minera.
En las más importantes ciudades mineras, la contratación de personal tiene un componente de arraigo local, algo que es conocido por quienes ejercen la carrera en el campo.
“Mi tío me contó que es difícil trabajar en provincia. Es decir, viene por temporadas en las que trabaja 14 días y descansa 7. Ahora, su ingreso fue sencillo porque nosotros tenemos familia en Cerro de Pasco. Para la carrera de Ingeniería de Minas debes tener familia dentro de la empresa o cerca de las zonas de trabajo”, cuenta el académico.

En la práctica, esto significa que, para muchos recién egresados sin contactos en el sector, ingresar al mundo laboral minero puede ser un camino cuesta arriba. A esto se suma la preferencia de las empresas por egresados de universidades con reconocimiento académico, lo que deja fuera a muchos aspirantes que estudiaron en centros menos prestigiosos.
La brecha entre la formación académica y las exigencias del mercado laboral ha motivado a algunas instituciones a mejorar su oferta educativa, incluso enfocándola en aspectos clave como la inserción de mujeres en este rubro.
Universidades y centros técnicos han implementado convenios con empresas mineras para ofrecer prácticas preprofesionales y asegurar que los egresados tengan oportunidades laborales. Una de ellas, por ejemplo, son las becas ‘Dream Big’ que ofrecen Ferreyros, en colaboración con Tecsup, para fomentar la participación de mujeres en carreras de mantenimiento mecánico y maquinaria pesada en contextos mineros.

“Este beneficio brinda a las egresadas de esta carrera una ventaja competitiva frente a otras carreras tradicionales, muchas de las cuales están saturadas y ofrecen menores oportunidades de empleo”, explica Paúl Rondón, coordinador comercial del Segmento Joven de Tecsup.
Para Yungo Suero, el “fortalecimiento de la formación práctica en minas modelo de uso exclusivo para la educación y la implementación y uso de nuevas herramientas de aprendizaje como la realidad virtual e inteligencia artificial” son factores esenciales que “las instituciones educativas deberían implementar para formar profesionales más competitivos y preparados”.
Minería y mujer
Rafaela Victoria Challco Mamani, asistente auxiliar de operaciones y estudiante de Operaciones Mineras en Tecsup, sabe que abrirse camino en este sector es un desafío aún mayor para las mujeres.
“La minería es un sector económicamente rentable para todos sus trabajadores, pese a la participación femenina en este rubro que ha sido históricamente baja. A pesar de ello, nosotras como mujeres nos sentimos motivadas a incursionar en este sector “, comenta.
“El principal motivo para una mujer que es parte del sector minero, es que muchas buscamos romper estereotipos, demostrando nuestra capacidad en un sector dominado por hombres y el abrir así camino para futuras generaciones”, resalta Challco.
"Buscamos romper estereotipos, demostrando nuestra capacidad en un sector dominado por hombres”.
Rafaela Victoria Challco Mamani, asistente auxiliar de operaciones y estudiante de Operaciones Mineras en Tecsup.
Si bien, ya hay grandes empresas mineras en nuestro país que emplean hasta el 28% de mujeres en su masa laboral, frente a un 11% de participación de la mujer en la minería mundial; según datos del Instituto de Ingeniería de Minas del Perú (IIMP), la industria sigue siendo predominantemente masculina.
Para Challco, estudiar minería en Perú sigue siendo una decisión estratégica debido a que “nuestro país es uno de los principales productores de minerales a nivel mundial y la industria minera representa un pilar clave de la economía en general. En el cuál, si bien el acceso al trabajo en campo puede estar limitado por la competencia y la especialización, existen múltiples áreas en las que nosotros como profesionales y pre-profesionales podemos desarrollarnos como gestión de proyectos, innovación tecnológica y sostenibilidad ambiental”.
Sin embargo, recalca la importancia de una formación integral que combine habilidades técnicas con competencias blandas como liderazgo y resiliencia.

“A quienes deseen estudiar esta carrera, les recomendaría desarrollar una formación integral que combine habilidades técnicas y blandas como: el trabajo en equipo, la comunicación y la resiliencia, pues el sector exige adaptabilidad y liderazgo”, finaliza.
Además del reto de la inserción laboral, los egresados deben enfrentar una industria en constante evolución.
“La minería es una carrera con grandes oportunidades, pero es clave entender que no solo se trata de buenos ingresos, sino de retos técnicos, sociales y laborales que requieren una formación integral y continua”, agrega Yungo Suero.
“La minería es una carrera con grandes oportunidades, pero es clave entender que no solo se trata de buenos ingresos, sino de retos técnicos, sociales y laborales".
Carlos Eduardo Yungo Suero, docente de minería y procesos metalúrgicos.
Esto implica que los profesionales deben capacitarse constantemente para mantenerse competitivos en un mercado exigente.
La pregunta sigue en el aire: ¿es rentable estudiar Ingeniería de Minas en el Perú de hoy? La respuesta depende de la perspectiva. Desde el punto de vista económico, los salarios pueden ser atractivos, pero el acceso al sector es competitivo. Se necesita preparación, perseverancia y, en muchos casos, contactos para obtener una plaza en una empresa minera.
En un país donde la minería es el motor de la economía, la Ingeniería de Minas sigue siendo una apuesta fuerte para quienes buscan estabilidad y crecimiento. Pero detrás de los sueldos altos y las oportunidades de viaje, hay una realidad de sacrificios, aprendizaje constante y adaptación a un entorno desafiante. Como en toda gran apuesta, la minería puede ofrecer grandes recompensas, pero no es para todos. Y eso, quizás, es lo que muchos olvidan al imaginar el brillo del oro y la plata.
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