En las últimas décadas, el vínculo entre humanos y mascotas ha dejado de ser una simple relación de compañía para convertirse en un lazo casi familiar. Hoy no sorprende ver parques con áreas exclusivas para perros o edificios que incluyen espacios pet friendly en sus áreas comunes. Más de una persona conoce a alguien que invierte en la salud, el alimento o el cuidado estético de su mascota tanto como —o incluso más— que en sí mismo, irónicamente. Lo que empezó como una tendencia terminó por consolidarse como una regla incuestionable en la que los animales han pasado a ocupar un lugar casi central en los hogares.