El fallecimiento del Papa Francisco sigue generando conmoción entre sus seguidores. Y, en este complicado contexto, una de las interrogantes está relacionada a quién será su sucesor. A propósito de ello, ¿cuántos votos se necesita para elegir a su reemplazante, en cuánto tiempo se conocerá, candidatos y más? Aquí te contaremos todos los detalles.

De acuerdo con lo establecido en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, los cardenales con derecho a voto deben congregarse entre 15 y 20 días después de que la Sede Apostólica quede vacante. El proceso de elección del nuevo Pontífice se desarrolla a puerta cerrada en la Capilla Sixtina, donde tiene lugar el cónclave.
Durante esta etapa clave, las votaciones se realizan bajo estricta confidencialidad, con un máximo de cuatro rondas diarias. Para que un candidato sea proclamado Papa, debe alcanzar una mayoría de dos tercios del total de votos. Si luego de 24 escrutinios consecutivos no se logra un acuerdo, los purpurados tienen la facultad de consensuar otro procedimiento, siempre respetando la norma de la mayoría.
Si bien en teoría cualquier hombre bautizado dentro de la Iglesia católica es elegible, la práctica contemporánea ha demostrado que el elegido suele ser un miembro del Colegio Cardenalicio. En consecuencia, los nombres que suenan con más fuerza como posibles sucesores al trono de San Pedro corresponden a figuras con amplia trayectoria pastoral y reconocimiento internacional.
En este momento, uno de los más destacados es el cardenal Luis Antonio Tagle, quien se desempeña en el presente como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Dicha figura, de ascendencia asiática, es considerada uno de los principales candidatos para el papado en 2025.

Elección del nuevo Papa: ¿Qué significado tiene el humo de la ‘fumata negra’ o ‘fumata blanca’?
Aproximadamente entre dos y tres semanas después del fallecimiento del papa Francisco, el Colegio de Cardenales se reúne para dar comienzo al Cónclave, un evento solemne que se lleva a cabo en el Vaticano, específicamente dentro de la Capilla Sixtina. Para esta ocasión, se coloca una chimenea visible desde la Plaza de San Pedro.
Este proceso representa una de las funciones simbólicas más relevantes de la Capilla Sixtina, ya que mediante el color del humo que emana de la chimenea —oscuro o blanco— se comunica al mundo si se ha elegido o no a un nuevo pontífice.

Cuando el humo que se eleva es de color oscuro —negro, concretamente— significa que no se ha alcanzado un consenso suficiente para elegir al nuevo papa. Es una señal de que la deliberación continúa, de que los cardenales aún no han logrado la mayoría necesaria para confirmar al nuevo líder espiritual de la Iglesia Católica. Esta tonalidad se produce al quemar las papeles de votación junto con ciertos compuestos que generan el color oscuro, como alquitrán o cartón húmedo.
En cambio, el humo blanco tiene un significado opuesto y muy esperado: indica que finalmente se ha elegido un nuevo pontífice. Es un anuncio inmediato y universal, una manera tradicional de comunicar al pueblo —tanto a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro como a los millones que siguen el evento desde todo el mundo— que el proceso ha concluido con éxito. Para lograr ese color claro, se utilizan sustancias químicas diferentes, que aseguran una combustión limpia y blanca, como la paja seca o productos especiales sin residuos oscuros.
¿Qué más debes saber sobre este ritual?
Más allá de su función práctica, este ritual del humo simboliza el equilibrio entre tradición y comunicación en la Iglesia: un método centenario que, en pleno siglo XXI, sigue teniendo la fuerza de unir a millones de personas en torno a un mismo momento, lleno de expectativa y significado espiritual.
