Más de dos décadas después, regresa la niña hawaiana y el travieso experimento extraterrestre, “Lilo & Stitch”, a los cines y en live action. Pero a diferencia de otros remakes recientes de Disney, que han caído en la trampa de la superficialidad, esta adaptación conserva la esencia de su fuente original de 2002, dirigida por Dean DeBlois y Chris Sanders, quien regresa como el alborotador Stitch.
Habíamos olvidado que todas las ideas más cliché sobre los extraterrestres —facilidad de invadir la Tierra, clonación de Stitch, asco a los humanos— estaban en esta conmovedora comedia. Sanders y DeBlois obtuvieron varios premios y una nominación a los Oscar 2003 por sus animaciones y su historia. No es por exageración, pero se trata de una de las historias más conmovedoras de Disney.
La hawaiana Maia Kealoha es una encantadora Lilo, mientras que Sydney Agudong, su preocupada hermana mayor Nani. Como en la primera versión, Lilo encuentra a un extraterrestre demasiado inteligente y travieso, quien se encontraba huyendo de su planeta. Jumba (Zach Galifianakis), el creador del experimento azul 626 (Stitch), acepta el trato de salvar su pellejo ante la justicia alienígena, siempre que entregue a la criatura que creó a las autoridades.
Pero el genio monstruoso que creó, en realidad, es aún más escurridizo y ya se encontraba viajando en una nave espacial hacia el Planeta Tierra. Allí, conoce a su nueva ama, Lilo, quien piensa que es un perro muy divertido que le hace compañía en un momento difícil. Junto a ella, su hermana mayor y otros personajes, encuentran la importancia de la palabra ‘familia’.
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En la química familiar de las actrices hawaianas (Agudong y Kealoha), la película encuentra su fuerza; énfasis en la menor actriz de 9 años. Su capacidad para entrar en cámara con ternura y delicadeza la hacen tan real. En el live action, es más solitaria, pero menos excéntrica, que la niña de la versión animada, un personaje afligido por la pérdida de sus padres y lleno de vida en los momentos más graciosos.
Agudong, por su parte, transmite con madurez y sensibilidad el peso que carga Nani, una joven que ha tenido que convertirse en madre antes de tiempo, atrapada entre la rebeldía de su hermana menor, las exigencias del mundo adulto y la amenaza constante de los servicios sociales que quieren quitarle a su hermanita. Sin duda, Agudong y Kealoha son una revelación. Abarcan el núcleo emocional de la historia, elevándola por encima de los efectos visuales o las convenciones de la fórmula Disney, que también demuestran naturalidad en la creación del personaje animado Stitch.
La película cumple con tener los mágicos paisajes de Hawai en su tono más cultural, al mostrar el surf, el baile hula, las motos en el bosque. Amy Hill, la madre autoimpuesta de Lucy en “Como si fuera la primera vez”, es de Dakota del Sur, pero Hollywood la hizo hawaiana, porque ya van dos películas donde adopta un rol maternal no oficial en la nueva cinta de Disney. Ella siendo Tūtū en “Lilo & Stitch”, junto a quienes interpretan a los extraterrestres, Billy Magnussen y el nunca decepcionante Zach Galifianakis (“Qué pasó ayer”), son claves en la cinta.
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Stitch, traído a la vida con una mezcla convincente de CGI y expresividad digital, mantiene su encanto caótico sin perder el alma. Aunque su diseño ha sido ligeramente estilizado para encajar con el mundo real, su personalidad es idéntica a la de la versión animada: un torbellino de destrucción con un corazón que apenas comienza a descubrirse.
La dirección (que mantiene la estética luminosa y natural de Hawái) y el guion, a cargo de Chris Kekaniokalani Bright y Mike Van Waes, demuestran respeto por la primera película. La película es una postal bonita del archipiélago que tiene la música hawaiana de violines, percusiones, trompetas y todo un equipo ambicioso de compositores y músicos. Se nota la calidad de sus adaptaciones melódicas. Capturan el espíritu de Hawai sin forzar el exotismo, sino siendo muy parecida a la primera versión.
“Lilo & Stitch” tiene el corazón de la original intacto. Algunos estarán en desacuerdo con la animación del extraterrestre, pero cobra mayor realismo que los errores del pasado de Disney, como los enanos de “Blanca Nieves”. Esto es bueno, porque nos deja concentrarnos en la trama, que es la sustancia de la historia. “Ohana”: ¿Qué pasa con las familias diferentes? ¿Dónde encontramos un hogar? Y a través del comportamiento alborotado de Stitch y el amor de Lilo, nos enseña por segunda vez que la familia no es perfecta, pero sí poderosa. Un hermoso regreso.
El ‘live action’ de “Lilo & Stitch” se estrena el 22 de mayo en cines del Perú y otros países de América Latina.
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