Si hay algo que caracteriza a “Spotlight” es su falta de estridencia.(Foto: AP)
Si hay algo que caracteriza a “Spotlight” es su falta de estridencia.(Foto: AP)

Si hay algo que caracteriza a Spotlight, la muy recomendable pelcula de Tom McCarthy sobre los abusos contra menores cometidos por la Iglesia Catlica en Boston, es su falta de estridencia.

La trama se desarrolla sin golpes de efecto, el pblico no recibe mazazos en busca de llamar su atencin. Tampoco hay artilugios estilsticos. La cmara acompaa casi atestigua, dira el trabajo de los periodistas del Boston Globe, que en el camino de alcanzar la verdad deben enfrentarse a una sociedad tradicional, el poder de la Iglesia, el enmaraado sistema legal bostoniano, la desconfianza de las vctimas y sus propios errores.

Distinto es lo que sucede con El renacido, otro de los recientes estrenos en cartelera, donde como bien apunta en su crtica Rodrigo Bedoya, abundan los fuegos de artificio en funcin de convocar el inters de la audiencia.

Pareciera que el mexicano Gonzlez Irritu nos exigiera en cada encuadre que reconozcamos lo buen director que cree ser, su genialidad para coreografiar brutales escenas de accin en medio de la nieve y hacer gruir de dolor al pobre Leonardo DiCaprio. Apludanme, denme el scar, pareciera gritarnos a lo largo del metraje de una historia, francamente, poco consistente.

Algo de esto vemos en nuestro periodismo de hoy. La estridencia se ha convertido en un valor que crece en funcin de los decibeles que alcanza. Y si en ese afn desmedido por estar en la cresta de la ola, se necesita hacer de la verdad un chicle o protagonizar alguna emboscada meditica, como dira Humberto Martnez Morosini, aqu no pasa nada.

El pretexto de los autores de estos estropicios es que no son periodistas, sino comunicadores, como si esa denominacin fuera un salvoconducto para ametrallar de infundios al enemigo de ocasin.

De esta danza tambin son partcipes algunos recin llegados al periodismo, para quienes importa ms cunto y cmo se grita algo. Qu? Eso es lo que menos interesa.

Y, cmo no reconocerlo, muchos periodistas que, en nombre del inmediatismo que imponen las nuevas tecnologas y la atencin de sus followers, vulneran reglas bsicas del oficio recuerdan lo que era ponerse en los zapatos del otro? a la velocidad de un retuit.

Tras la reciente entrevista a Vernika Mendoza en el programa Sin medias tintas, la periodista Esther Vargas, maestra de la Fundacin para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, poste algunas interesantes reflexiones. De ellas me permito recoger dos:

1.El periodista que pretende parecer implacable casi siempre acaba pareciendo un payaso; 2. El periodista que inicia el dilogo con el nico propsito de aplastar resulta aplastado por su necedad.

Y remat: Si le bajamos al ego, y hacemos periodismo, posiblemente el candidato o la candidata tendra la tarea menos fcil.

Respeto, menos ego, culto a la verdad. Nada ms que eso.

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