A los 76 años, Luisa María Cuculiza, quien pensaba acompañar a Julio Gagó para la alcaldía de Lima, renuncia a la política. Una de las más fanáticas defensoras de Alberto Fujimori piensa que esta se ha convertido en una enorme olla de grillos. Aquí, repasa su polémica trayectoria. (Foto: Káren Zárate)
A los 76 años, Luisa María Cuculiza, quien pensaba acompañar a Julio Gagó para la alcaldía de Lima, renuncia a la política. Una de las más fanáticas defensoras de Alberto Fujimori piensa que esta se ha convertido en una enorme olla de grillos. Aquí, repasa su polémica trayectoria. (Foto: Káren Zárate)

Carlos Meléndez
Analista político

La primera escudería de la era anti-política peruana fue protagonizada por mujeres. Fue un empoderamiento femenino en contextos de autoritarismo. El fujimorismo ofreció el resultado más simbólico de aquellos años noventa: una clase política de damas duras, labia directa y agresividad reivindicativa. María Luisa Cuculiza fue, quizás, la más carismática de aquella “generación dorada” que las organizaciones feministas –tan progres como cándidas- no tuvieron más remedio que premiar. Recordemos que el elenco lo completaban “las Marthas” (Chávez, Hildebrandt, Moyano), Carmen Lozada de Gamboa (quien firmaba con su apellido de casada) y Luz Salgado (la única sobreviviente en actividad pública).

No por casualidad, Cuculiza surgió de las canteras ediles. Desde la política local, inventó las “demunas”, esos primeros centros de protección a mujeres violentadas en su hogar. Hoy, cuando el movimiento #MeToo es una causa global, a muchos les costará creer que esta causa femenina fue mediatizada primero en talk-shows “fujimoristoides”. La política social de la sobrevivencia post-ajuste descansó en comités de vaso de leche, comedores populares y otras formas de solidaridad con las mujeres humildes. Ellas consagraron a Cuculiza como su símbolo: alcaldesa, Ministra de la Mujer, congresista. Pudo ser la primera candidata a la presidencia del fujimorismo sin Fujimori en el 2006, pero no quiso. Fue la primera vez que le ganó el vértigo de la política, el mismo que ahora la conduce a su retiro. 

Diana Miloslavich
Responsable del Programa de Participación Política en Flora Tristán

Podemos discrepar en otros temas con Cuculiza pero no podemos en duda su compromiso con las víctimas de la violencia de género. Ella ha tenido un compromiso permanente con ellas, incluso desde que fue alcaldesa de San Borja. Ella estuvo la mesa directiva del Congreso, en el 2007, cuando se aprobó la Ley de igualdad de oportunidades y también votó a favor de la ley contra el acoso callejero. 

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