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Es particular el vínculo que tiene el ser humano con el mar. Ese que siempre está presente, que reconforta e inspira cuando uno se detiene a verlo, que purifica cuando uno se baña en sus aguas, que -por alguna razón- estamos atados y, también, al que peor tratamos: cada minuto se vierte un camión repleto de basura se vierte en el mar, según las Naciones Unidas. Para el 2050, prevén, habrá más plásticos que peces en el océano y nuestro país no es ajeno a ese panorama. Perú tiene algunas de las playas más contaminadas por basura marina de Latinoamérica.
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Situación a la que Ximena Gamarra (28) no pudo ser ajena. Solía pasar cada verano en la playa y veía que los veraneantes la pasaban bien junto a su familia y amigos, pero la arena y el mar agonizaban. Sintió una necesidad de retribuir al mar lo que da, pero no sabía cómo. La cuarentena sumada a sus estudios de Gestión social empresarial en la PUCP y un máster en Dirección de arte en España la ayudaron a encaminar el proyecto. “El tema ecológico siempre estuvo presente. El día a día te va llevando, pero ahora he tenido tiempo de sentarme y aterrizar más la idea”, cuenta. Así nació en junio pasado Emergesea, un emprendimiento del mar para el mar.
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Las prendas que suelen usarse en las playas son las ropas de baño. Ximena sintió que ese sería un buen punto de partida. En agosto contactó con distintos proveedores que puedan brindarle un material ecoamigable. “No fue fácil porque solo soy una persona. Para que los grandes e importantes hagan caso es complicado. Tuve la suerte de contactarme con una empresa italiana que tiene una franquicia en Colombia y ahí empezó lo fuerte”, agrega. Ellos le proveen las telas de econyl (fibra obtenida de desechos oceánicos y vertederos, así como plástico industrial, restos de telas de empresas de fabricación de ropa). “Eso es lo más fuerte de la marca. Es este valor de ‘estamos sacando la suciedad del mar para hacer un producto que va a ir al mar’”.
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A la par, fue contactando con personas que puedan trabajar el producto. Eso hasta que conoció a Sara Bustamante y sus hijos, que no dudaron en sumarse al proyecto. Amistades de Ximena ayudaron en el logo de la marca y diseño de la colección. Para cuando llegó el material, en noviembre, se pusieron manos a la obra. Decidieron que las prendas, por ejemplo, no sigan tendencias de temporada. “Al usar colores no tan comerciales o de temporada, te permite más tiempo de vida del producto”. Otro diferencial es que las etiquetas de Emergesea están hechas a base de papel semilla. Sí, puede sembrarlas. Al contar con una alianza con Planeta Océano, una ONG que se dedica a cuidar el mar y su biodiversidad, se destinará un porcentaje de la compra a la protección de las mantas gigantes.
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Si bien la colección fue pensada para usarla en la playa -poco probable debido a las restricciones por la crisis sanitaria- Ximena mantiene el buen ánimo. Ya visiona prendas para varones y accesorios playeros. Todos ecoamigables. Planea, además, expandir su marca a Europa y aprovechar la temporada de verano de allá e, incluso, ya piensa en la próxima colección. “La siguiente va a tener estampado sutil que no usa agua. Tendremos la talla curvy. La idea es que sea para todo tipo de cuerpo y edad. Poco a poco”.
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Con un rebrote de COVID-19 en ciernes, las playas se han cerrado hasta el 31 de enero. El reciente anuncio de inmovilización obligatoria lo pospone hasta el 14 de febrero. Hay maneras ingeniosas de disfrutar de la colección: desde su piscina, balcón, terraza y, por qué no, ventana. A aprovechar los días soleados que quedan. //
Si le interesó, puede escribir al mail contact@emergesea.com o llamar al 902567451.