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Vitamina D: la reina del sol, las hormonas y tu sistema inmune
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Vitamina D: la reina del sol, las hormonas y tu sistema inmune

Vitamina D: la reina del sol, las hormonas y tu sistema inmune

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¿ Sabías que la no es exactamente una vitamina? Técnicamente, es una prohormona. ¡Ajá! Esto quiere decir que actúa más como una hormona en tu cuerpo que como una simple vitamina de esas que vienen en gomitas sabor a fresa. Y aunque no lo creas, la gran mayoría de personas tiene niveles bajos. ¿Cómo así? Te cuento.

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El efecto en el cuerpo

La vitamina D hace mucho más de lo que crees. Tradicionalmente, esta vitamina se ha relacionado con la salud ósea, ya que ayuda a absorber el calcio en el intestino. Pero su rol va muchísimo más allá. Aquí te dejo algunas de sus funciones:

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Juan Carlos Fangacio
  • Regula el sistema inmunológico (sí, esa gripe eterna puede tener algo que ver).
  • Modula la inflamación crónica.
  • Participa en la salud hormonal (especialmente en mujeres en etapa fértil y menopausia).
  • Influye en la salud intestinal (¡hola, microbiota!)
  • Tiene impacto en el estado de ánimo y la salud mental.
  • Mejora la función muscular y el rendimiento físico.

Es como ese personaje secundario que en realidad es el alma de la película, y que, además, ¡amamos! Saber de dónde viene la vitamina D es igual de importante. En primer lugar, puede venir del sol. Técnicamente no es que el sol te la “da”, pero los rayos UV juegan un rol clave. Tu cuerpo produce vitamina D cuando la piel se expone a los rayos del sol. Pero antes de que te expongas en exceso es importante que sepas que solo necesitas de 10 a 15 minutos de exposición directa (sin bloqueador) en cara, brazos o piernas. Y no tiene que ser al mediodía, que es el horario más fuerte. Puede ser a las 10 de la mañana o a las tres la tarde, por ejemplo.

Los pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa son las mejores fuentes de vitamina D. El hígado, el queso, las yemas de huevo y los hongos también aportan cantidades considerables. (Foto: iStock)
Los pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa son las mejores fuentes de vitamina D. El hígado, el queso, las yemas de huevo y los hongos también aportan cantidades considerables. (Foto: iStock)
/ thesomegirl

También la encontramos en alimentos, pero no muchos la tienen de forma natural. Algunas fuentes importantes son los pescados grasos (salmón, sardinas, atún), la yema de huevo, el hígado o los alimentos fortificados (leche vegetal, cereales, jugos).

Finalmente, están los suplementos, que muchas veces son necesarios, especialmente si tienes niveles bajos en sangre o condiciones específicas. ¿Cómo saber la diferencia? Los síntomas pueden ser muy variados y amplios, y hasta se confunden con otras cosas. Dentro de los más comunes están la fatiga, el dolor muscular, el ánimo bajoneado, la caída de cabello, los resfriados frecuentes o incluso la depresión. Ahora, una deficiencia de vitamina D a largo plazo puede aumentar el riesgo de fracturas, osteoporosis, problemas autoinmunes e incluso enfermedades metabólicas. Así que atentos.

Al ser síntomas tan amplios es fácil estar deficiente sin darte cuenta, porque no todos los síntomas se sienten de inmediato. Por eso, un análisis en sangre una vez al año no está de más para saber cómo van esos niveles.

Un nivel bajo de vitamina D puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, enfermedades óseas y problemas inmunológicos. (Foto: iStock)
Un nivel bajo de vitamina D puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, enfermedades óseas y problemas inmunológicos. (Foto: iStock)
/ spukkato

¿Cómo saber si necesito un suplemento?

Primero, debes evaluar tus niveles de 25(OH) vitamina D. El rango óptimo suele estar entre 40-60 ng/mL (aunque muchos laboratorios ponen 30 como suficiente).

Si esta vitamina está baja, consulta con un profesional para que te indique la forma y dosis correctas. La más absorbible es la vitamina D3 (colecalciferol), y mejor aún si viene con vitamina K2, que ayuda a dirigir el calcio a los huesos y no a tus arterias.

La moraleja de esta historia es que la vitamina D no es opcional. Es vital. Para tus huesos, tus defensas, tu estado de ánimo, tus hormonas y tu energía. Así que no esperes a que te lo pida a gritos tu cuerpo. Dale sol, dale comida real y, si toca, un buen suplemento con guía profesional.

Porque sí, puedes vivir con niveles bajos de vitamina D… pero vivir bien, con energía y salud, es algo que no tiene precio.//

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