A 19 años del video Kouri-Montesinos, por Renato Cisneros. CAPTURAS DE TV.
A 19 años del video Kouri-Montesinos, por Renato Cisneros. CAPTURAS DE TV.
Renato Cisneros

Luis Alberto Kouri Bumachar estaba sentado en su curul de la bancada de Perú 2000 la tarde del 14 de setiembre del año homónimo. Eran casi las 5 p.m. cuando, de repente, los monitores del Congreso –en simultáneo con Canal N– transmitieron el video que a esa hora presentaban en conferencia, desde el hotel Bolívar, los congresistas del Frente Independiente Moralizador (FIM). En la cinta VHS, grabada el 5 de mayo de aquel 2000, en un ambiente del Servicio de Inteligencia Nacional, se veía a Kouri pasar de hacer estiramientos físicos a repantigarse en un sillón y, acto seguido, recibir de manos de Vladimiro Montesinos quince mil dólares en fajos que salían del bolsillo del asesor presidencial. Era la primera de cuatro entregas pactadas entre ambos.

Kouri había sido electo congresista por Perú Posible pero se pasó a las filas oficialistas a cambio de dinero, tal como ocurrió con otros doce parlamentarios de distintas tiendas, a quienes se bautizó ‘tránsfugas’, nombre que en el 2000 era una novedad pero hoy suena a patético costumbrismo. Era imposible no ver el video, pues Canal N decidió transmitirlo cada dos horas, en lo que fue algo así como nuestro primer gran viral, un fenómeno digno de YouTube lanzado varios años antes de que YouTube existiera.

Viéndose descubierto, Kouri intentó escapar del Congreso por una puerta posterior, donde la prensa aguardaba sus primeras explicaciones. En el Hemiciclo, el desmadre era inmanejable. La oposición estaba furiosa; el oficialismo, desconcertado. La indignación de Daniel Estrada, Anel Townsend o Luis Solari contrastaba con el mutismo de Joy Way, Luz Salgado o Luis Cáceres Velásquez. La sesión se suspendió, permitiendo el éxodo de los fujimoristas. Los demás se pusieron de pie y, como certificando el estallido de una crisis, cantaron el himno nacional.

Lo primero que dijo Kouri fue que se había reunido con Montesinos varias veces, pero para tratar temas referidos al Plan Colombia (¿?). “Se le acusa de recibir dinero”, lo encaró un reportero. “Eso es excesivo”, contestó el caradura. Por la noche, en televisión –luciendo un audífono por donde, era obvio, recibía instrucciones–, Kouri acusó a Montesinos de “padecer algún tipo de dolencia como efecto de las drogas”. Trataba de sonar canchero pero no convencía a nadie. Menos persuasivo aún fue el argumento de que Montesinos le había prestado efectivo para adquirir un “camión cisterna frigorífico” y así continuar su vieja labor cristiana de repartir pescado a los pobres. Más que ira, el hombre producía lástima.

Kouri-Montesinos: el vladivideo.
Kouri-Montesinos: el vladivideo.

Ese primer ‘vladivideo’, que inauguró una función continuada que duraría meses, salió del SIN en la cartera de la secretaria de Montesinos, Matilde Pinchi Pinchi. “Nadie me revisó, yo era personal de confianza”, confesaría más tarde. Ella lo entregó a un ciudadano apodado ‘El Patriota’, quien lo ofreció a los congresistas del FIM no sin antes pedir garantías para su vida.

Solo dos días después de transmitirse el video, Fujimori desactivó el SIN y convocó a elecciones generales. Luego vendrían la fuga de Montesinos a Panamá, la dimisión de Fujimori desde Japón, en fin, la caída de la dictadura ante la inobjetable exhibición de su podredumbre.

Frente al tribunal que lo sentenció en diciembre del 2001, el ex asesor contó que todos los congresistas estaban al tanto de lo que sucedía en la salita del SIN. “Se rasgan las vestiduras diciendo que no sabían, pero esa fue una operación coordinada con el conocimiento de la bancada”.

Sentenciado por enriquecimiento ilícito, Kouri purgó cinco años en el penal Castro Castro, donde se dedicó al biohuerto, la artesanía, la cerámica, la confección de ataúdes y la escritura de Más allá del error, sus memorias carcelarias. Tras abandonar prisión, tuvo apariciones mediáticas en las que se declaró a sí mismo “un ser de luz”; puso pretextos para no pagar el medio millón de soles que debe por reparación civil y calificó el soborno que recibió de Montesinos como “un hipo en su existencia”.

Recordar hoy su video es recordar cómo desde ese día cambió para siempre nuestra mirada hacia los funcionarios públicos y hacia la forma de certificar sus delitos. La efeméride, por cierto, también es un triste recordatorio de que, mientras más nos alejamos del infausto año 2000, más cerca estamos de repetirlo. //

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