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Fujimori: archivo familiar
Ana Núñez

El último viaje que el español Bernardo Aja realizó como fotógrafo oficial de  (preso por delitos de corrupción y lesa humanidad) fue a fines de 1999 y tuvo como destino Estados Unidos. ‘Berni’, como le decía el entonces presidente de la República –porque así lo llamaban también sus hijos–, era un muchacho de 27 años que se había ganado el derecho al libre tránsito de su cámara fotográfica incluso en momentos íntimos de la familia. Situaciones como la que captó en ese viaje final: Fujimori rodeado de sus hijos (excepto Hiro), dos sobrinas y un amigo de la familia en el hotel Sheraton de San Diego. Todos en medias, con los pies descalzos.

Eran otros tiempos. Si bien la familia ya había tenido su primera ‘baja’ (Susana Higuchi dejó Palacio en 1994), la unión de los cuatro hijos se mantenía en torno a la figura paterna.

Keiko, la mayor de los hermanos, había asumido no solo el cargo de primera dama, sino también en parte el rol de la madre ausente junto a algunos de los trabajadores de servicio de Palacio de Gobierno, según recuerda Aja.

De hecho, fue la mayor de los Fujimori Higuchi quien le propone que se convierta en el fotógrafo oficial de la Presidencia mientras conversaban en la casa que este compartía con una amiga española en Nueva York.

Durante los últimos años, Bernardo Aja se ha instalado en México. Ahora que conversamos con él, nos contesta desde Veracruz, donde hace el registro gráfico de las exhumaciones de cadáveres hallados en fosas comunes.

El trabajo de Aja en México es parte de un proyecto personal denominado Agnosis, nombre de una enfermedad que impide que el cerebro reaccione ante los estímulos visuales.

Sobre el enfrentamiento político actual entre Keiko y Kenji, Aja dice no conocer nada. “En los años que trabajé en Palacio, ella era una joven que admiraba a su padre y él un chico que jugaba con sus animales”, finaliza.

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