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El domingo 15 de noviembre, mientras un presidente fugaz e impopular se veía obligado a renunciar por televisión, luego de una semana de protestas y muerte, miles de jóvenes en la plaza San Martín que habían marchado en su contra celebraban el hecho cantando Contigo Perú. Y lo hacían de la única forma en que puede entonarse esa canción, con la cadencia retrasada, pausas, inflexiones y hasta el llanto de Arturo Cavero, el mismo que impuso el tema en 1977 y dictó en adelante la forma en que debía ser interpretado.
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El año en que perdimos a seres queridos, que nos dejó sin trabajo o sueldo, que nos encerró en casa y nos quitó los abrazos ha sido el año en que más nos hemos refugiado en la balsámica voz del querido ‘Zambo’. Porque en la memoria musical del país hay miles de canciones de corte nacionalista, que hoy son estelares en los almuerzos, pero pocas de ellas tienen un poder tan catártico como Contigo Perú. Su persistencia a la hora de ser invocada en buenos y malos momentos, como en la pandemia, que se la oía desde lo alto de edificios, no deja de sorprender a Moraima Cavero, la hija del cantante. “Su voz nos une. Yo sé que estos chicos tan jóvenes que la han cantado hace poco, la han aprendido de él, la cantan tal cual como él la cantaba. Han aprendido lo que es la unión, la alegría, el amor y la defensa, la comunidad en la voz del ‘Zambo’”.
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Este 29 de noviembre, Arturo ‘Zambo’ Cavero, el chico que vivía en la cuadra 11 del Jirón Abancay y se escapaba de su casa para ver a los cantantes desde la ventana del Centro Musical Tipuani, habría cumplido 80 años. Aunque no había antecedentes musicales en su familia, él ya tenía definido a qué se quería dedicar. Estudiaría educación para ser profesor, pero su vida la consagraría a los escenarios. ese camino empezó a los 16 años, cuando debutó tocando el cajón con Juanito Criado, el arquero cantor, lo que sería el inicio de una vida artística pródiga en amanecidas apenas sostenidas con la abundante ingesta de caldo de cabeza de bonito, que le preparaba su mamá para que no se “tuberculizara”.

La vida del ‘Zambo’ cambiaría cuando conoció a Óscar Avilés, la primera guitarra del Perú, y cuando, con esa alegría y frescura propia de la juventud, le pidió que grabasen un disco juntos. El resultado fue el dúo más exitoso del criollismo peruano, con éxitos como Cada domingo a las doce, Cariño bonito, Y se llama Perú, firmados por ese gran socio en su aventura llamado Augusto Polo Campos.
HISTORIA DE UNA CANCIÓN
La historia de Contigo Perú la ha contado Polo Campos en el pasado, con mayores o menores aderezos, según la reacción del auditorio que lo escuchaba. En su relato, un día de 1977 recibió el llamado del general Augusto Vinatea (“mi tocayo”), que le pedía que fuera a su oficina para comunicarle un pedido del entonces presidente Francisco Morales Bermúdez. Polo llegó a la cita a las 11:30 de la mañana y ahí se enteró de qué iba el asunto: le pedían un himno criollo que levantara el ánimo del seleccionado peruano, que entonces se batía por un cupo para Argentina 78. Le daban 15 días y le ofrecían 15 mil dólares a cambio. el autor de Regresa se sintió tan retado e inspirado con la comisión que de inmediato se fue al Café Haití, pidió una factura y en 15 minutos escribió la canción completa.

En este punto, la anécdota crece en proporciones épicas. Un Polo Campos decidido fue corriendo donde el general Vinatea, irrumpió en su oficina y lo encontró reunido con un gremio de pescadores que quedaron desconcertados ante su aparición. “¿Qué ha pasado, Polo? ¿se te olvidó algo?”, dijo el militar y el compositor le alcanzó la factura: “Tú me dijiste 15 días, te la he hecho en 15 minutos”. Aquel grupo de hombres de mar fue testigo de toda la escena, cual jurado de concurso. Mientras Polo Campos enseñaba su canción, el general Vinatea empezaba a lagrimear en evidente señal de aprobación. Varios pescadores hicieron lo propio.
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Los arreglos musicales corrieron por cuenta del maestro Avilés, y el ‘Zambo’, que ya era un hombre inmenso, la cantó desde su abultado vientre hasta el mundo exterior con una pasión de la que, décadas después, se sigue hablando. Como dice Moraima, la voz de su padre nos une. Se volvió símbolo y el denominador común de un país que lo quiere y recuerda cada vez que lo canta. //

Una vida en la música
Muy joven. Arturo ‘Zambo’ Cavero nació un 29 de noviembre de 1940, en el Cercado de Lima. Inició su vida musical a los 16 años como cajonero y baterista en conjuntos y orquestas.
Sus amores. En vida fue miembro de la Primera Cuadrilla de la Hermandad del Señor de los Milagros e hincha del club Alianza Lima.
Educador. Aunque se graduó como pro- fesor e hizo especializaciones, incluso en educación especial, la vida artística pudo más. “Como cantante ganaba cinco veces más”, solía decir.
La despedida. Arturo falleció de septi- cemia relacionada a su obesidad un 9 de octubre de 2009. Su amigo Rubén Blades asistió a su sepelio, que fue multitudinario. En la funeraria Merino le construyeron un cajón digno de su gran talla y corazón.
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