Parte del enorme equipo de voluntarios del Proyecto Especial Bicentenario. De izquierda a derecha: Giovana Rivas Damas, Ricardo Aldahir Correa Santisteban, Andrea Lucia Muñoz Alen, Jamir, Héctor Calle Veliz y Doris Terrones Becerra.
Parte del enorme equipo de voluntarios del Proyecto Especial Bicentenario. De izquierda a derecha: Giovana Rivas Damas, Ricardo Aldahir Correa Santisteban, Andrea Lucia Muñoz Alen, Jamir, Héctor Calle Veliz y Doris Terrones Becerra.
Oscar García

Las generaciones que crecieron a fines del siglo XX se nutrieron desde la panza con los relatos maravillosos de lo que fue el primer centenario de la independencia del Perú. Eran historias que contaban los abuelos, como quien cuenta la película muda de su vida: postales de una ciudad engalanada, con sendos carnavales en los que la multitud se lanzaba serpentinas, entre música y comida a discreción. Se inauguró mucha obra pública, monumentos que al menos durante un tiempo hicieron olvidar los estragos en infraestructura que supuso la guerra con Chile.

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