MDN
Claudia Heinze
Oscar García

En verano todo es efímero: las flores, el romance, el júbilo que muere con el crepúsculo y también las canciones. La industria de la música pop diseñó el concepto de summer hit (‘la canción del verano’) como una suerte de categoría filosófica de lo intrascendente, para sintetizar el espíritu ligero de una estación en un tema de poco más de tres minutos. Desde el nacimiento del ranking Billboard en 1958, las canciones de verano han llegado y se han ido. Muchas se quedaron, otras fueron flor de unos días. Y otras, como La macarena, ni siquiera hablan sobre el verano, pero su ritmo uptempo y coincidencia de su fecha de lanzamiento bastaron para hacerse con ese título.

Los reyes de la temporada estival siguen siendo los Beach Boys y sus éxitos publicados entre 1961 y 1965, es decir, desde Surfin’ Safari hasta California Girls, cantados a mayor gloria del astro rey. Con ellos uno no sabe si esos veranos exultantes que describen existieron o se los inventaron, cual mitos modernos. Los Beatles sacaron cuatro LP en verano pero fue Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) el que ocupó su lugar en la historia como “el disco del verano del amor”, aunque ninguna de sus elaboradas canciones se ocupe sobre un día de playa.

En Hispanoamérica, las canciones de verano han seguido su propio curso. Desde la encantadora candidez de una Fórmula V cantando Vacaciones de verano (1972), hasta la sorprendente melancolía que destilaban Aquel verano (1970), de Marisol, y Adiós verano, adiós amor (1969), de Los Gritos, dos odas a esa tristeza que sobreviene cuando muere la estación soleada. Años después, Raffaella Carrà impuso su celebérrimo Fiesta en un verano europeo inolvidable que no tardaría en irradiarse hasta Latinoamérica (hubo que “venir al sur”, a Perú, en 1979).

Entrados los 80, los argentinos Los Abuelos de la Nada narraban una fantasía escapista en la arena en Así es el calor y Luis Miguel hacía lo propio, en 1988, con Cuando calienta el sol y su video rebosante de modelos en bikini. La lambada, de los franceses Kaoma, supuso en su año, 1989, una verdadera revolución en el dial que barrió entonces con el pop rock, en boga en las radios peruanas. Fue uno de los grandes capítulos de una tradición que no ha dejado de añadir hitos y récords discográficos, año a año. //

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