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La exreina de belleza que encontró su propósito tras superar el cáncer de su hijo: “Hoy mi vida está dedicada a trabajar por mi fundación oncológica”
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El día de su cumpleaños número 60, mientras conversamos para esta entrevista a través de la pantalla de un celular, lo primero que le pregunto a Cecilia Bolocco es lo más evidente: ¿qué hace trabajando? Son las seis de la tarde en Chile y su agenda es agitada: empezó con un ‘brunch’ para la prensa, presentó una exposición que recorre los últimos 40 años de su vida en el Museo de la Moda, y en la noche tenía un evento solidario a beneficio de la organización que preside, la Fundación Care. Para cualquier mortal, una jornada como esa podría parecer abrumadora; pero para una mujer que ha pasado más de la mitad de su existencia en la vida pública, quizás sea el plan perfecto para celebrar una fecha redonda que merecía celebrarse desde distintos frentes. Es en ese punto justamente, cuando empieza una nueva década para ella, que conversamos sobre lo que planea para el futuro y las lecciones que le deja el pasado.
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−Volviendo a mi duda inicial, te pregunto nuevamente, ¿por qué elegiste trabajar en una fecha como esta?
Hay un proverbio que compartí en uno de mis primeros programas, cuando comenzaba, hace 25 o 35 años. Dice que es importante invertir el tiempo en lo que uno ama, tanto así que no seas capaz de diferenciar lo que amas de lo que es tu trabajo. No me entendieron en ese momento [ríe]. Me emociona mucho, porque nadie me lo preguntó hoy: ¿qué hago trabajando? Yo no soy capaz de distinguir una cosa de la otra. Este cumpleaños, mis 60 años, son mucho más de lo que jamás soñé.
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−¿La cifra pesa?
Para nada. Me ha pesado en algunos momentos. Ir cumpliendo años no es fácil, el cuerpo cambia, empiezan los dolores, los cambios hormonales y todo lo que sucede con el correr del tiempo. Tiene un peso físico, pero cuando uno hace lo que ama pareciera que esta emoción de lo que a uno le alimenta le da energía. Yo no habría pensado jamás que a los 60 años iba a estar llena de proyectos, sana. Estoy agradecida con la vida.
−¿Qué respuestas te ha dado la experiencia? ¿Hay algo que tengas pendiente?
No. Yo solo me ocupo de dar gracias a Dios por todo lo que tengo, de tener a mi hijo [Máximo] conmigo, estar acompañada de afecto y amor, de tener una persona y un gran compañero a mi lado, y a mis padres vivos. En algún momento de mi vida me detuve a pensar en lo que me faltaba. Entonces es cuando uno se extravía en el camino y se desvive por lo que no tiene. Yo solo quiero disfrutar lo que tengo hoy, y me siento muy afortunada. Tiene que ver con la sensación íntima que poseo de mi vida, siento que mi existencia no ha sido en vano. Me he dado cuenta de esto, que es muy precioso, armando la exposición que relata los últimos 40 años de mi vida, que cobra sentido cuando entrego lo recaudado y lo dono a la fundación que nació después de la prueba más dura que he pasado [el cáncer de su hijo]. Mi vida por momentos fue muy dura, me sentí muy golpeada, a ratos muy sola. No pensé que, a los 60 años —cuando uno ya está mayor, cuando los sueños decaen y podría empezar el declive de la vida—, me sentiría así de entusiasmada.
−Has venido en varias ocasiones al Perú, una de ellas para entrevistar a Alberto Fujimori, en 1999. ¿El nuestro es un país que sientes cercano?
Estuve hace muy poco en Lima, en Semana Santa. Viajé con mi marido y un grupo de amigos y fuimos a descansar, a disfrutar de esta Lima maravillosa que tienen. Haber entrevistado a Fujimori correspondió a un momento cuando yo empezaba un programa en solitario, era la primera vez que una mujer chilena lideraba un programa en ‘prime time’. Me propuse entrevistar a todos los presidentes latinoamericanos. Pues conseguí al chileno, al argentino, al colombiano y al peruano. Evo Morales no me pudo atender, aunque fue muy cariñoso por teléfono, y lo sentía mucho por no llegar. Quise honrar a Latinoamérica y entrevistar a los presidentes de cada país.

−¿Qué recuerdos tienes de esa entrevista con Fujimori?
La perspectiva que uno tiene siempre es una perspectiva sesgada, porque uno la ve desde afuera y no vive la realidad. Opinar desde afuera siempre es muy complejo, porque quienes viven las circunstancias y las consecuencias de los hechos dictaminados por algún gobierno solo las vive el pueblo. Solo puedo decir que fue muy generoso con su tiempo. Pude recorrer otras zonas del país, y tengo guardados todavía unos sombreros y mantos que me regalaron unas artesanas. Recibí mucho cariño, algo que yo no me esperaba, porque no sabía si me iban a conocer o a distinguir.
−¿Nunca te llamó la atención la política? ¿En algún momento quisiste postular a un cargo público?
Cuando cumplí 40 años me vinieron a buscar para que me presentara como senadora. Mi respuesta fue un no rotundo. Me decían que por qué no, si podía hacer mucho. Yo estoy haciendo mucho desde mi sector, pero no necesito un cargo político. Mi trabajo en la fundación oncológica que lidero no tiene que ver con ninguna postura política, ni con nadie que haya entrevistado. Me alegro que hoy estemos viviendo una nueva era donde géneros, tendencias políticas, pasen a un segundo plano. Es un tiempo que nos invita a derribar lo que nos divide, y a abrazar lo que nos une. Hay una mirada más consciente sobre nuestra misión en esta vida.
−A propósito de eso, ¿cuál dirías que es tu misión personal hoy en día, sobre todo después de superar la enfermedad de tu hijo Máximo?
Yo pude ver con claridad que todo lo que me había pasado desde muy pequeña, desde que salí Miss Chile a los 21 y poco después Miss Universo, tuvo sentido real cuando me enfoqué en crear la Fundación CARE para ayudar a quienes atraviesan la enfermedad del cáncer. Cuando Máximo enfermó yo dejé todo, es mi único hijo, y estaba al borde del abismo. No me habían dado muchas esperanzas de que sobreviva, y si lo hacía su futuro sería muy precario. Es como cuando uno se replantea absolutamente todo. Cuando salimos de la cita [en el extranjero] volví a Chile clara, sabía que tenía que hacer algo, pero no sabía exactamente qué. Recé mucho para entender por qué me habían llevado a ese infierno, por qué me habían llevado a esa realidad, donde Máximo incluso fue expuesto a un tratamiento que lo pudo haber matado. Transcurrieron seis meses de los dos años de vida que le habían dado, que pasé buscando dónde tratarlo hasta que finalmente llegamos al lugar correcto para empezar ese camino. Me di cuenta de que había muchas preguntas y muy pocas respuestas, y que la realidad era mucho más tremenda que saber el diagnóstico.

−¿Qué esperas conseguir con este trabajo?
Yo lo comprendí como un llamado interior. Mi hijo se salvó, pero me dije a mí misma que era para algo. Es un compromiso moral y, diría, vital. Hoy, mi vida está dedicada a trabajar por esta fundación oncológica (Fundación CARE), que en realidad lo único que quiere es cambiar sustancialmente la manera en que enfrentamos, tratamos y curamos el cáncer, porque como lo hacemos hoy no hay salida. Estamos haciendo cuidados paliativos. El cáncer es una enfermedad crónica, no es una sentencia de muerte. En nuestros países, lamentablemente, sí lo es. A mí me dijeron que mi hijo iba a morir en dos años. Han pasado siete. Hoy está sano, estudiando, y todos los días doy gracias a Dios. Eso quiero para todos los pacientes con cáncer. //
-Una vida en el ojo público-

A lo largo de los años, Cecilia Bolocco ha realizado varios viajes a nuestro país para brindar ayuda social y participar de eventos solidarios. En la foto, visita un colegio de Jicamarca, en Huarochirí, el año 2008. Cecilia tenía previsto estar esta semana en Lima para acudir a una cena benéfica de la Liga Contra el Cáncer, pero finalmente no pudo asistir.

Cecilia tenía 36 años cuando se casó con Carlos Saúl Menem, en mayo de 2001. Él tenía 62. Ambos se conocieron en 1999 tras la entrevista que ella le realizó para su programa de aquel entonces, “La noche de Cecilia”. Fue el segundo matrimonio de la chilena, del cual nació su único hijo, Máximo. La pareja se divorció en 2007.

El 27 de mayo de 1987, Bolocco (de 22 años) se coronó como Miss Universo en la edición 36 del certamen de belleza, que tuvo lugar en Singapur. A la fecha, sigue siendo la única mujer chilena en ostentar ese título.
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