Las ilustraciones del libro son de Fiorella Alegría.
Las ilustraciones del libro son de Fiorella Alegría.

Cenicienta andaba alistando a su madrastra y hermanastras para que asistieran al baile por la noche, cuando por edicto real se declaró al reino en cuarentena. Un virus muy mala gracia lo había ocasionado. Presurosa, cogió su teléfono y le envió un mensaje de WhatsApp a su hada madrina para que se la llevara con ella a pasar el . Ni loca se quedaba en esa casa. Esta, sin embargo, no la pudo aceptar. Era una adulta mayor y población de riesgo. Mejor sola se quería quedar. Buscando qué hacer en casa para escaparse de la parentela, entró en una abandonada habitación. Lo que halló le cambió la vida: eran libros. Muchos libros.

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Cuatro son las historias que reúne Cuentos en cuarentena (Ediciones Nocedal, 2020), libro escrito por la autora peruana Romina Gatti. En este, ella repiensa algunos de los relatos clásicos infantiles de acuerdo con la coyuntura actual que vive el mundo: la pandemia. Sin la cuarentena, como se plantea líneas arriba, la Cenicienta habría terminado yendo al baile y no habría culminado una carrera en Psicología. Cosa similar le pasó al lobo de la Caperucita cuando se quedó atascado en la casa de la abuelita. Si se la comía y luego ya no podía salir, ¿qué iba a almorzar el resto de días?

En el reino se dio un edicto: había que entrar en cuarentena por la presencia de un virus muy molestoso. Nadie podía moverse de casa. (Ilustración: Fiorella Alegría)
En el reino se dio un edicto: había que entrar en cuarentena por la presencia de un virus muy molestoso. Nadie podía moverse de casa. (Ilustración: Fiorella Alegría)

“Tenía la idea de hacer algo para niños vinculado a la pandemia y justo me puse a escuchar un texto de Roald Dahl, autor de Charlie y la fábrica de chocolates y Matilde. Este se llamaba Cuentos en verso para niños perversos, que es uno de mis libros favoritos de la infancia y de la vida, en el que se cambian las historias clásicas. Está en YouTube, se puede ver ahí. Pensé qué podía jugar con eso y nuestro presente”, detalla Gatti, también escritora del libro Qinti y la capa de la luna, el cual ganó un concurso del Ministerio de Educación, pero que por la coyuntura aún no ha podido ser distribuido en las bibliotecas públicas del país.

La abuelita hizo recapacitar al lobo. Si se la comía, ¿de qué iba a alimentarse después si no podía salir de la casa? (Ilustración: Fiorella Alegría).
La abuelita hizo recapacitar al lobo. Si se la comía, ¿de qué iba a alimentarse después si no podía salir de la casa? (Ilustración: Fiorella Alegría).

Gatti (Lima, 35 años), quien estudió y enseñó en la Universidad Católica y que hoy realiza un posgrado en Argentina, agrega: “La idea es que los niños entiendan que de las circunstancias en las que ellos están, que son pesadas, siempre se puede sacar algo bueno. Estar ‘adentro’, en casa, no es necesariamente un desperdicio. ‘Adentro’ también se puede seguir creciendo. Los personajes del libro crecen. Dos villanos iban a cometer crímenes atroces, pero en cuarentena ven posibilidades mejores que no habían contemplado antes. Todos tenemos la capacidad para buscarlas también”, finaliza.

El libro tiene también una versión electrónica. Para más información, ingrese a la //

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