Robertino Aquino fabricante de barcos y aviones a escala. La Punta, Callao, Lima. 19 de Mayo de 2020. (Crédito: Omar Lucas)
Robertino Aquino fabricante de barcos y aviones a escala. La Punta, Callao, Lima. 19 de Mayo de 2020. (Crédito: Omar Lucas)
/ Omar Lucas
Oscar García

Uno de los efectos colaterales que nos ha traído el aislamiento social obligatorio por el es una desproporcionada cantidad de tiempo personal, antes inimaginable, y que ahora se nos entrega como un regalo. No es algo para celebrar, dada la coyuntura. Es un tiempo de incertidumbre y cada quien afronta el reto con las estrategias que mejor puede. Algunos leen o ven maratones de Netflix y está bien. Otros no hacen nada y también está bien. Y están los que crean, como una forma casi terapéutica de ordenarse y sacarle partido a las circunstancias.

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Así le pasa por estos días a Robertino Quinto, 54 años, chalaco, que en estos días ha tenido que dejar en pausa su trabajo habitual de reparación de barcos con materiales compuestos por su hobby del modelismo a escala. Es una pasión que conoció a los siete años, cuando su madre lo llevó a una galería del centro de Lima llena de maquetas. En estos días, Robertino hace naves diminutas: aviones, barcos, todos con fibra de vidrio. Es además un apasionado de la historia militar y puede despacharse sobre todos los detalles del monitor Huáscar.

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Robertino Aquino fabricante de barcos y aviones a escala. La Punta, Callao, Lima. 19 de Mayo de 2020.
Robertino Aquino fabricante de barcos y aviones a escala. La Punta, Callao, Lima. 19 de Mayo de 2020.
/ Omar Lucas

Hace pocos días colgó en sus redes sociales uno de sus modelos hechos durante la cuarentena y se sorprendió que se empezase a compartir. “Lo que me ha enseñado esta pandemia es que hay que aprovechar que uno está vivo. Sinceramente la estoy pasando difícil, como muchos. pero también soy consciente de que no me puedo quejar porque hay gente que está peor que yo. Tengo salud y la estoy pasando tranquilo”, dice, desde su taller en La Punta.

Un modelo a escala del Monitor "Huascar", hecho por Robertino en febrero.
Un modelo a escala del Monitor "Huascar", hecho por Robertino en febrero.

Llaveros para (sobre)llevar

Quien tenga un niño en casa en estos días sabe del especial reto que es para ellos estar confinado. Los niños y las niñas también pueden orientar su cuarentena a labores creativas. Es el caso de la pequeña Amarilis Gamarra (9), hija de la fotógrafa y periodista Tatiana Gamarra, que en esta cuarentena ha dedicado su tiempo libre, entre clases virtuales del colegio y video llamadas con sus familiares, a las manualidades y confección de pequeños llaveros de fieltro, una labor que la entretiene y mantiene activa.

Amarilis Gamarra tiene nueve años y aprovechó la cuarentena para fabrica llaveros de fieltro que aprendió viendo tutoriales de YouTube (Crédito: Tatiana Gamarra).
Amarilis Gamarra tiene nueve años y aprovechó la cuarentena para fabrica llaveros de fieltro que aprendió viendo tutoriales de YouTube (Crédito: Tatiana Gamarra).

Madre e hija aprendieron a hacerlos con tutoriales de YouTube, que se han convertido en una alternativa de auto educación muy demandada en estos días. En la plataforma de Google hay tutoriales para todo. “Amarilis siempre tuvo la idea de poner una “tienda” y vender llaveros o pequeños muñequitos, pero nunca tuvimos el tiempo, hasta ahora. Felizmente tenemos materiales en casa”, apunta Tatiana, que precisa que toda la producción de Amarilis ya ha sido vendida a sus abuelas, tías, sus amigos de colegio, con el cargo a repartirlas cuando todo esto acabe. //

Algunos de los modelos que ha fabricado Amarilis en estas semanas. Todos ya los ha vendidos, a sus familiares, a sus amigos del colegio. (Crédito: Tatiana Gamarra).
Algunos de los modelos que ha fabricado Amarilis en estas semanas. Todos ya los ha vendidos, a sus familiares, a sus amigos del colegio. (Crédito: Tatiana Gamarra).

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