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Dinastías futboleras
Oscar García

El primer gran amor de Brandon Palacios (20) no fue la pelota que le regaló su padre, un preocupado Roberto Palacios, que buscaba por toda vía contagiarle a su hijo el duende del fútbol. En palabras del ‘Chorri’, a su vástago de niño no había quién lo separara del “maldito skate”. Lo cuenta con un poco de cólera. “Los chicos estaban enviciados con esa nota y a mí me daba miedo que se vaya a romper algo”, se explica. Las cosas cambiaron para los dos el día en que se lo llevó a la despedida que le organizaba el , en el 2012. “Había mucho gente y el estadio estaba repleto. Se coreaba mi nombre y, de pronto, lo vi, llorando. Me miró y me dijo: ‘Papá, quiero seguir tus pasos’”. No hay forma de que una declaración así pueda ser asumida por un padre con contención. La emoción abrió sus compuertas, los lacrimales echáronse a trabajar y Roberto ya no podía más con todo lo que estaba viviendo en un día de por sí especial. Casi al día siguiente, Brandon empezó a entrenar.

Palacios hijo es hoy un futbolista profesional, que en enero firmó un contrato por tres años con el , el mismo club en el que su papá brillara en los noventa. Frente a la casa de su abuela, en Chorrillos, el mismo lugar que fue testigo de los primeros ‘chorrigolazos’ que metía Roberto en las pichangas con la gente de su cuadra, Brandon le cuenta a Somos que tiene claras dos cosas: que le gustaría desarrollar un estilo propio, que no se le compare tanto al de su padre; y que sueña con vestir algún día la casaquilla nacional.

Para el ‘Chorri’, un destacado representante de la generación peruana que se quedó sin un Mundial, lo que suceda con Brandon lo entiende también como una revancha que viene de mucho más atrás. “Mi papá, Jesús Palacios, quiso ser futbolista. Él jugaba en equipos de Surquillo y no era malo, pero su padre murió cuando tenía 17 y tuvo que dejar sus sueños para ayudar a mantener a sus hermanos. Trabajó como chofer de la Marina, en horarios difíciles, pero siempre me apoyó. De su mano iba a entrenar. Él me decía siempre que tenía que aprender a patear con las dos piernas. Jugué cinco eliminitorias y no lo conseguí. Mi sueño es que Brandon juegue un Mundal, pero para eso el camino es largo. Tiene que ganarse primero un prestigio. Lo demás llega solo”.

HISTORIA DE DOS ARQUEROS

Otro hombre que apenas puede con el orgullo por su hijo es el ex guardameta argentino nacionalizado peruano Juan Carlos Zubczuk, ídolo de ídolos en , que hoy maneja a su sucesor, el también arquero Patrick Zubczuk, que ya juega por el club crema. Sus historias son como un espejo. A los 14, Juan Carlos dejó a su familia, descendientes rusos que vivían en el norte de Argentina, para irse a Buenos Aires a probarse al Racing. Estaba convencido de que lo iban a contratar. “Cuando Patrick tenía 13 años, nosotros vivíamos en Chimbote. Y a esa edad, solito, se vino a Lima, donde la abuela, para probarse en Universitario. Fueron años duros para mí, para su madre y sus hermanos, pero no dudé nunca de él, porque tenía la convicción de que lo iba a lograr”.

Desde que Patrick era niño le solía contar a su papá que quería ser arquero. Juan Carlos apenas influyó en esa decisión. “Me acuerdo mucho de un Día del Padre, cuando Patrick tenía tres o cuatro años, en el que me regaló un cuadro hecho con masilla [plastilina] en donde se veía una ‘U’ color roja. Ya soñaba con ser arquero y estoy convencido de que llegará lejos”. 

Patrick Zubczuk nació cuando Juan Carlos estaba por retirarse del club, así que nunca lo vio jugar en sus momentos de mayor gloria, pero sí estaba enterado de su leyenda, cada vez que iba con él por la calle y alguna barra se ponía a cantarle cosas a su ‘viejo’ al pasar.

Ese es Zubczuk,
el mejor de los arqueros,
el mejor de los arqueros,
ese arquero se llama Zubczuk.

Cosas así lo marcan a uno, cuando es pequeño. “Desde muy chiquito recuerdo que me ponía sus guantes, me los probaba, y mi sueño era ser como él, no solo como futbolista, sino como ser humano”, anota Zubczuk Jr.

DINASTÍAS FUTBOLÍSTICAS

Dicen que “la manzana nunca cae muy lejos del árbol”. Dejando de lado las obviedades físicas –qué tan lejos pueden caer al fin y al cabo–, no son pocos los futbolistas que han hecho una carrera a la generosa sombra de sus talentosos padres. Paolo Maldini se hizo un nombre en el AC Milan, el mismo club que vio brillar a su padre, Cesare Maldini. El uruguayo Pablo Forlán ganó un Sudamericano y disputó tres Mundiales de Fútbol (1966, 1970 y 1974), antes de pasarle la posta del prestigio y del apellido a su retoño, el ídolo charrúa Diego Forlán. Frank Lampard hijo realizó una carrera auspiciosa en el West Ham, al igual que su padre, Frank Lampard, dos décadas antes que él, para luego desarrollar su tramo más exitoso en el Chelsea, con una UEFA y una Champions en su palmarés. También habría que mencionar al mexicano Javier ‘Chicharito’ Hernández, hijo del futbolista Javier ‘Chicharo’ Hernández.

En Perú también hemos conocido de esos diminutivos graciosos: ahí está Johan Sotil, hijo del ex crack Hugo el ‘Cholo’ Sotil, que pasó a ser bautizado como el ‘Cholito’. Al hijo de Rubén Toribio Díaz, ‘Panadero’, le llamaron el ‘Panaderito’. Al hijo de Tito Drago, ‘Titín’, y así varios.

En tiempos más recientes, no son pocos los cracks que exhiben con orgullo las habilidades futbolísticas de su descendencia. Un buen ejemplo es el del francés Zinedine Zidane, cuyos herederos se han volcado en pleno a transitar su mismo camino. Su hijo mayor, Enzo (22), se desempeña en el Alavés español. Sus otros hijos, Luca (19), Theo (15) y Élyaz (12) juegan en las divisiones inferiores del Real Madrid, siendo Luca el de mayor proyección, pues tapó en el Real Madrid Castilla.

Fiel a su estilo, el delantero del Cristiano Ronaldo suele presumir en las redes de cada gol que marca su retoño, Cristiano Ronaldo Jr., que sería un predestinado para el balón. Un tanto que anotó en un partido de práctica con unos amiguitos se hizo viral, por el exquisito regateo exhibido. Ronaldo hijo suele colarse en los vestidores del primer equipo, en donde juega su papá, y ahí lo engríen como mascota. De momento, juega en el equipo de su colegio y en las canteras de menores del Pozuelo CF, y su famoso papi ha asegurado que no lo va a presionar para que escoja el fútbol como opción de vida. Igual, las cosas parecen bastante encaminadas. 

Quien todavía tiene un futuro incierto en el balompié es Thiago (5), el mayor de los hijos del astro . A la edad de tres, fue inscrito en la escola del Barcelona FCB, algo así como un kínder con fútbol, junto con Benjamín, el hijo del uruguayo Luis Suárez; y con Milán, cuyo padre es Gerard Piqué. Pero el propio Messi ha advertido en recientes entrevistas que a su hijo parece no interesarle mucho la pelota. “A Thiago le gustan los autos, las motos, le gusta el fútbol, pero hasta ahí... juega un ratito y se cansa”. En una casa en la que solo se debe respirar fútbol todo el día, es comprensible que el niño prefiera estar en otra cosa.

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