Oscar García

En febrero pasado todo era optimismo en los círculos ambientalistas cuando se hablaba de la próxima creación de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, que buscaba dar protección a una cordillera submarina de 30 millones de años, ubicada a 4.000 metros de profundidad frente a las costas de Nasca. El añadido de que nunca se le haya podido tomar una foto debido a su honda posición dotaba aún más de misterio al asunto. Un ecosistema al que no hemos podido acceder con los ojos es, a la imaginación, como toparse con un planeta perdido.

Contenido Sugerido

Contenido GEC