Vivimos tan pendientes de lo que está por venir que rara vez nos detenemos a pensar en lo que dejamos atrás. Y cuando nos arriesgamos a transitar la calle de la memoria —como dicen los gringos— solemos caer en la trampa de la nostalgia, esa que lo edulcora todo, que convierte el pasado en refugio. (Lima, 1970) no se siente necesariamente parte de ese nicho de mercado donde habitan los que se quedan embobados añorando los tiempos idos, aunque —como todo chico que creció en los setenta— no niega que le encantaría comprarse una réplica a escala del Gran Torino rojo de “Starsky & Hutch”.

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Para su nuevo libro, “El álbum de las cosas olvidadas”, Planas, que es escritor y periodista de El Comercio, ha mirado hacia atrás, hacia aquellas cosas que usábamos y que hoy no tienen ningún sentido para un chico nacido en esta década. Lo que empezó como un divertimento, un ejercicio para estimular la capacidad de asombro, terminó convirtiéndose en un proyecto más serio. ¿Qué dice de nosotros la desaparición silenciosa de los objetos cotidianos: las máquinas que ya no usamos? ¿Qué nos dice de nuestra propia obsolescencia esa pérdida de función?

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Nora Sugobono
El escritor con un visor original 3D Viewmaster en la Tienda La Vieja. El local se prepara para su campaña por el Día de la Madre.

© Victor Idrogo / Icónica
El escritor con un visor original 3D Viewmaster en la Tienda La Vieja. El local se prepara para su campaña por el Día de la Madre. © Victor Idrogo / Icónica
/ © Victor Idrogo / Icónica

“Es huachafo de repente citarlo —se excusa Planas al iniciar nuestra conversación—, pero Marshal McLuhan decía que los medios funcionan como las extensiones del hombre. Y cuando se pierden, es como cuando te amputan un brazo y sientes el cosquilleo. “Ese eco, cultural, afectivo, que persiste más allá del objeto, es el punto de partida de ‘El álbum de las cosas olvidadas’. Se trata de una colección de ensayos breves —a medio camino entre la crónica, la reflexión personal y el juego literario— que se pregunta qué queda de nosotros cuando los objetos que usábamos pierden su función. “No es un asunto solo de observar el objeto como tal, sino más bien reconocer su vacío, ¿Qué pasa alrededor suyo cuando lo quitamos de la foto? ¿Qué se pierde en cuantro a tradiciones y usos dentro de nuestra cultura?

La pregunta no es solo teórica: es íntima. El autor recuerda el momento en que sonó el teléfono fijo de su casa y su hija, al escucharlo, se asustó. “Como si algo hubiera perturbado su mundo. La relación se había perdido completamente”. Lo que desaparece no es solo el aparato, sino una forma de habitar el tiempo. En torno al ritual de esperar una llamada al teléfono fijo se vivían experiencias sublimes que han animado incluso grandes canciones: desde “Telephone Line”, de Electric Light Orchestra, hasta “Call Me”, de Blondie, o “Hello”, de Lionel Richie. Lo mismo ocurría en el cine negro, donde las llamadas telefónicas cumplían una función estratégica en la trama. Hoy, todo eso ha perdido sentido.

Año 2002. Retrato de Enrique Planas para Somos, en los días en que presentaba su segundo libro.
FOTO:  SERGIO URDAY/ EL COMERCIO
Año 2002. Retrato de Enrique Planas para Somos, en los días en que presentaba su segundo libro. FOTO: SERGIO URDAY/ EL COMERCIO
/ SERGIO URDAY

“El álbum de las cosas olvidadas” no es una apología de lo vintage en tanto su autor evita caer en la trampa de la nostalgia. Hay recuerdos y memorias, pero el asunto va un poco más allá. “La nostalgia nos lleva a pensar siempre en que el pasado fue mejor, y muchas veces no lo fue”, advierte. “Y siento, además, que hoy la nostalgia se confunde con lo moral, se confunde con otras cosas. Desde la nostalgia nos aferramos a cierta idea del pasado, y eso me parece muy conservador”.

Oficina de objetos perdidos

Antes que idealizar lo que se fue, Planas asegura que prefiere observar. Describir. Desmontar. En sus textos aparecen las viejas cámaras de fotos Diana, las viejas Polaroid, las grabadoras de cinta (el autor conserva aún la primera que le dieron cuando empezó en el periodismo), las máquinas de escribir, las cartas de amor encontradas en ferias, las vajillas de porcelana china, las primeras consolas de videojuegos, los proyectores de diapositivas, las enciclopedias y los almanaques mundiales.

“El tema de escribir sobre la obsolescencia representada en los objetos —confiesa— tiene que ver con mi propio sentimiento de obsolescencia generacional”. La frase no es menor. El libro puede verse como una meditación sobre envejecer en un mundo que cambia a una velocidad de vértigo. “Creo que somos la primera generación que ha podido contrastar lo que hemos tenido y lo que estamos viviendo hoy día. Antes, el proceso de asimilación de nuevas tecnologías era muy despacito… ahora no tienes que esperar a ser viejo para ver todas las tecnologías que hay, solamente tienen que pasar tres años”.

Salvo esta última reflexión, no es un libro sombrío. Hay humor, ironía, momentos entrañables. A Planas —que ha escrito novelas, crónicas y ensayos— le gusta que este nuevo proyecto sea un libro inclasificable dentro de su obra. Destaca, por ejemplo, la inclusión de sus entrevistas con Julio Iglesias, un cantante que, dentro del conjunto, parece un objeto perdido de otros tiempos. “Pocas personas me han dado tanto material como Julio Iglesias”, cuenta. “Me hablaba de todo: de Vargas Llosa, del fútbol. Nadie sabe tanto del Real Madrid como Julio Iglesias. Antes de que pasara el partido me lo describió perfectamente”. Lo que para otros podía ser un símbolo kitsch, un personaje “casposo”, para Planas ha sido siempre un personaje cultural con mucho por decir. “A mí me gusta que el texto te vaya sorprendiendo, que no se convierta en una acumulación de objetos. Julio es también eso: una figura que persiste, incluso como meme”. //

Presentación del libro

Enrique Planas es periodista y escritor. Ha publicado los libros “Orquídeas del paraíso”, “Alrededor de Alicia”, “Otros lugares de interés”, “KimoKawaii”, “Chicas Bond”, “Demasiada responsabilidad”, entre otros. Su nuevo libro, “El álbum de las cosas olvidadas”, será presentado este 20 de mayo en la librería El Virrey. En la mesa, lo acompañarán Patricia del Río y Gustavo Rodríguez.

Galería de objetos perdidos

Cámaras instantáneas. Las cámaras Polaroid parecian mágicas en su momento porque te permitían tener tu foto al instante. Inventadas por Edwin Land en 1947, se popularizaron en las décadas de 1960 y 1970 por su practicidad y estética única.

El disco compacto en la música sustituyó a los discos de vinilo que hasta entonces dominaban el mercado. (Foto: Getty Images)
El disco compacto en la música sustituyó a los discos de vinilo que hasta entonces dominaban el mercado. (Foto: Getty Images)

Disco compacto. El otrora revolucionario CD fue desarrollado en conjunto por Philips y Sony y lanzado al mercado en 1982. Ofrecía una calidad de sonido superior al casete y al vinilo, gracias a su formato digital. Hoy ha quedado en desuso, ante la llegada del streaming.

Los teléfonos fijos fueron evolucionando con el tiempo.
Los teléfonos fijos fueron evolucionando con el tiempo.

Teléfono fijo. Los viejos teléfonos de discado rotativo fueron una innovación popular durante gran parte del siglo XX. Inventados a inicios del siglo pasado y masificados desde los años 1920, utilizaban un dial circular con números del 0 al 9.

Getty Images/Istockphoto
Getty Images/Istockphoto
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Máquina de escribir. Fueron una revolución en la escritura moderna desde el siglo XIX. Funcionaban mediante un sistema de teclas que, al presionarse, accionaban martillos con letras que imprimían caracteres en papel a través de una cinta entintada.

El walkman cambió la manera de escuchar música. Aun hasta hoy su concepto sigue vigente.  (Imagen: sony.com.mx)
El walkman cambió la manera de escuchar música. Aun hasta hoy su concepto sigue vigente. (Imagen: sony.com.mx)

Walkman. El reproductor portátil de casetes fue lanzado por Sony en 1979. Su nombre original fue Sony TPS-L2 y revolucionó la forma de escuchar música, al permitir llevarla a todas partes con audífonos personales. Por primera vez, la música te acompañaba.

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