Documento histórico: el carnet que usó el Mago Valdivieso como parte de la delegación peruana en Berlín 36. Al lado. El arquero peruano e ídolo de Alianza Lima en esos Juegos Olímpicos. FOTO: Familia Valdivieso.
Documento histórico: el carnet que usó el Mago Valdivieso como parte de la delegación peruana en Berlín 36. Al lado. El arquero peruano e ídolo de Alianza Lima en esos Juegos Olímpicos. FOTO: Familia Valdivieso.
Miguel Villegas

Inspiró el alias más lírico del fútbol peruano, hasta que apareció Rafael Risco. El más literario, además, en tiempos en que todo estaba por inventarse en este deporte y el ejercicio de bautizar a los futbolistas más notables no era tan aventurero. A Lolo le decían así por Teodoro y Manguera era solo una característica física de Villanueva. Juan Valdivieso, en cambio, fue Mago de arranque, una chapa más propia de un creativo o un alquimista. Esa es su revolución. Fue Mago desde que llegó con el Combinado del Pacífico a Chile y sin ser goleador, los diarios lo ponían en portada al lado de Lavalle o Koochoi. Y que probó, en esa gira de 1935 donde tapó seis penales y trajo su valla invicta, con una elegancia más propia del Club Nacional y una plasticidad hecha más para un gimnasta. Decía Guillermo Thorndike que atrapaba la pelota con una mano como el Divino Zamora y usaba boina para estar a tono con los años 30. Su padre sargento leyó su debut en El Comercio pues no fue a la cancha. Quería un hijo deportista, le salió un arquero ilusionista.

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