
A primera vista, El Victoriano parece una fotografía en blanco y negro que, de pronto, cobra vida ante nuestros ojos, como si se tratara de una paradoja o un misterio temporal. Es una taberna que se diría congelada en el tiempo, de no ser por la frenética actividad que la envuelve, especialmente a la hora del almuerzo, cuando más comensales llegan a este nuevo ‘point’ en el corazón de Balconcillo. Los mozos, todos con su distintivo delantal oscuro, van y vienen cargando bandejas con cau caus, patitas con maní, hígado de res encebollado y ají de gallina, mientras los comensales, desde sus mesas, se entretienen con las paredes del local, que más que un restaurante, evoca un museo de objetos antiguos.
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Por la tarde, el ambiente cambia. Llegan otros clientes de distintas partes de la ciudad, muchos de ellos oficinistas que buscan aplacar la sed con los compañeros de trabajo después de un día laboral, disfrutar de una tertulia pausada y acompañarla con un sánguche o un postre tradicional. El Victoriano da la impresión de haber estado siempre allí, como si fuera parte del paisaje del barrio, pero en realidad es un proyecto reciente que aún no cumple un año. De hecho, no hay registro de que haya existido antes una taberna de este estilo en La Victoria, a diferencia del Centro de Lima, Pueblo Libre o Surquillo, donde sí se encuentran algunas de las tabernas más emblemáticas de la ciudad.

Detrás de este emprendimiento están Marcelo Abusada y Domingo Ciccirello, amigos de toda la vida que han incursionado en distintos proyectos gastronómicos. Abusada ya tenía experiencia en el rubro culinario con iniciativas como el café Buenavista y las cebicherías La Picada, pero esta taberna de alma ‘vintage’ es, para él, un experimento y una manera de rendir tributo a la estética y las tradiciones culinarias de la Lima de antaño.
“Este local originalmente era un terreno que usábamos como depósito. La idea inicial era abrir otra cebichería, pero la pandemia nos obligó a replantear. Nos dimos cuenta de que las cebicherías, aunque son un negocio hermoso, después de las 4 de la tarde ya no tienen tanto movimiento. En cambio, las tabernas abarcan más posibilidades. Entonces, apostamos por hacer algo más tradicional, que funcionara todo el día y nos permitiera ofrecer variedad en la carta”, cuenta Abusada.

Desde el inicio, los socios entendieron que el valor diferencial de su propuesta debía ser una experiencia inmersiva, un viaje en el tiempo. Cerca de la puerta, una réplica del primer estandarte-bandera diseñado por el general San Martín recibe a los visitantes. Hay afiches de corridas de toros de los años veinte, un carboncillo original del artista Víctor Humareda, célebre victoriano.

De otro lado, el mobiliario fue adquirido en casas de antigüedades o fabricado por carpinteros que trabajaron con maderas recicladas de viejas casonas limeñas. Cada detalle busca reforzar una sensación de nostalgia: radios antiguas, camisetas históricas de clubes peruanos y, entre los objetos más singulares, unas cajas de cerveza de época con sus respectivos “pomos”, aquellos grandes frascos de vidrio que se volvieron sinónimo de la cerveza en el argot popular. Los vasos de vidrio, por otro lado, pertenecen a antiguas colecciones de vasos de los años setenta y ochenta.

Mientras, en el segundo piso, una selección de fotografías rinde homenaje a grandes figuras de la música criolla, desde Bartola Sancho Dávila, mejor conocida como “La reina de la marinera de Malambo”, hasta Felipe Pinglo, Augusto Polo Campos, Cecilia Bracamonte, Amador Ballumbrosio, Lucha Reyes y el Zambo Cavero. Junto a ellos, también se exhiben retratos de viejas glorias del deporte, como Mauro Mina, y estampas del Mundialito del Porvenir.
La experiencia inmersiva también entra por los oídos: incluso en los baños, se reproducen audios especiales que finalmente refuerzan la ambientación y contribuyen a consolidar esta apuesta que aspira a ser un punto de encuentro social y cultural en la ciudad.
El Victoriano se encuentra ubicado en Parque Unión Panamericana 221, Balconcillo, en el distrito de La Victoria. El horario de apertura es 11:30 a.m., de lunes a viernes, y sábados y domingos desde las 8:00 a.m. El horario de cierre va de lunes a jueves a las 9 p.m., y jueves y viernes a las 10 p.m. Los domingos la atención es hasta las 6 de la tarde.
