
La noche del domingo, los hijos de Mario Vargas Llosa anunciaron el fallecimiento del destacado escritor peruano. A raíz de ello, recordamos esta crónica publicada originalmente el 30 de marzo del 2025.
Durante estos 89 años, Mario Vargas Llosa ha sido capaz de encontrar inspiración en cada rincón por el que la vida ha conducido a nuestro Nobel de Literatura. Ya sean sus felices recuerdos por Piura, tierra en la que se sintió escritor por primera vez; los tiempos hostiles que vivió en el colegio militar Leoncio Prado, de los cuales posteriormente nacería su primera novela “La ciudad y los perros”; o la cosmopolita París que consolidó su madurez como literato. Dentro de esta importante lista, por supuesto, tiene un lugar asegurado la Amazonía peruana, territorio que juega un rol protagónico en cuatro de sus obras.
“Allí descubrí que el Perú no solo era un país del siglo veinte, con abundante problemas, desde luego, pero que participaba, aunque fuera de manera caótica y desigual, de los adelantos sociales, científicos y técnicos de nuestro tiempo, como puede uno creerlo si no se mueve de Lima o de la costa, sino que el Perú era también la Edad Media y la Edad de Piedra“, escribió el Nobel en ”Historia secreta de una novela" (1971), donde en un sublime acto de striptease literario Vargas Llosa revela a sus lectores la inspiración detrás de “La Casa Verde” (1963), su segunda novela.

En el texto citado, Vargas Llosa hace referencia a su viaje de 1957 hacia Santa María de Nieva, un pueblo erigido en torno a una misión religiosa española ubicada en el corazón del departamento de Amazonas a la que el escribidor, por entonces auxiliar del curso de Literatura Peruana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, llegó acompañando al antropólogo mexicano Juan Comas como parte de su equipo para investigar a las tribus de la Amazonía.
“Fue un viaje corto pero dejó una huella profunda y riquísima en él”, asegura a El Comercio Jorge Linares, promotor cultural, coordinador de la ONG Iquitos Cultural y uno de los responsables del lanzamiento de la ruta turística “Los caminos de Mario Vargas Llosa en la Amazonía Peruana”.
“Desde que tengo uso de razón en mi casa había un libro con un avioncito y un barco en la portada, cuando crecí descubrí que se trataba de una edición de ‘Pantaleón y las visitadoras’. Sin embargo, cuando fui creciendo me dejé llevar por la radio, un medio con mucha influencia acá en Iquitos, donde había una crítica muy fuerte hacia Vargas Llosa asegurando que era un costeño que había denigrado a la mujer loretana. Cuando postuló a la presidencia por el Fredemo también lo tildaban de oligarca. Pero claro, todo cambió en el 2010 cuando obtuvo el Nobel”, explica Linares.
“Personalmente ver que había obtenido el Nobel de Literatura un escritor proveniente de un país con uno de los peores índices de comprensión lectora, un sistema educativo paupérrimo y con una población que le suele dar la espalda a la cultura me impactó profundamente”, agrega.

Este tardío descubrimiento de la pluma del escribidor llegó acompañado de una sorpresa aun mayor al notar la influencia de la Amazonía en sus historias. Además de las historias del capitán Pantaleón Pantoja y las de Don Anselmo, “El Hablador”(1987) y “El sueño del Celta” (2010) también están inspiradas en el verde paraíso peruano.
“Pero hay más, hay muchos cuentos, ha hecho referencias a la Amazonía en entrevistas y conversatorios; cuando estuvo en Iquitos visitó el cementerio general San Miguel Arcángel porque él de joven había tenido un oficio en el cementerio Presbítero Maestro y tiene cierta atracción por los cementerios patrimoniales; y finalmente está una carta que le escribe a la esposa de su amigo ‘El Chino’ Alarcón agradeciéndole y asegurando que no habría podido escribir ‘Pantaleón y las visitadoras’ sin él”, comenta Linares.

Con la esperanza de que tanto iquiteños como turistas conozcan mucho más sobre la influencia del encanto amazónico en la pluma de Vargas Llosa, Iquitos Cultural diseñó la mentada ruta que en una hora y media llevará a sus participantes por la Biblioteca Amazónica -valioso acervo que custodia “los libros más importantes de la Amazonía peruana”, según Linares-, continúa por el Museo de Culturas Indígenas Amazónicas, para conocer más sobre el pueblo Bora; recorren parte del barrio de Belén y siguen hacia el Hotel Palace, antiguo cuartel general del Ejército al que se hace referencia en “Pantaleón y las Visitadoras”.
El recorrido continúa hacia el Seminario de los Agustinos y posteriormente se dirige al Museo Barco Histórico Ayapua, un símbolo de la época del boom del caucho en la región.

Finalmente, los participantes son conducidos al Museo Iquitos, donde hay una infografía sobre las cuatro novelas de Vargas Llosa; a la Plaza de Armas para recordar al desaparecido Teatro Alhambra, visitar La Casa de Fierro y las casas de antiguos caucheros de la zona -todas ellas locaciones mencionadas en las obras de Vargas Llosa- para concluir con una ronda de masato acompañada de una explicación sobre la importancia de esta bebida en los pueblos amazónicos como los machiguengas, protagonistas de “El Hablador”.
“Pero además de esta ruta turística yo creo que uno de los homenajes más importantes que hemos podido hacerle al Nobel es la creación de la biblioteca Mario Vargas Llosa en el colegio Nuevo Campeón de Belén. Ya contamos con 100 libros y este año estoy seguro de que alcanzaremos mil ejemplares que pondremos a disposición de niños en situaciones vulnerables, con pocas oportunidades y escasos recursos económicos”, asegura Linares.
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