
Todos se acercan a saludarla, le conversan, la admiran. En el Centro del Adulto Mayor (CAM) Pablo Bermúdez, en Jesús María, la leyenda viva de la tradición negra, Fela Ramos (Barrios Altos, 1939) suele pasar los días —muy activa— junto a sus amistades de la tercera edad. Es como su oficina.
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Su niñez transcurrió en Lince, en un callejón largo de propiedad de sus abuelos. Ahí vivía con sus seis hermanos, su madre, y también primos y abuela. Siempre había fiestas que podían durar una semana. Recuerda que la pobreza mandaba en casa, pero fue la danza el don que le cambió la vida: “Cuando comencé a ganar plata, mi mamá ya no necesitó trabajar. Le daba el sobre entero y me daba mi propina. Le cosía la ropa y quería que siempre se viera como una reina. Ayudando en casa era feliz. Cada madrugada ganaba 60 centavos, no sé cuánto es ahora, pero con eso se cocinaba todo un día”.
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De su trayectoria, doña Fela tiene muchísimo por contar. Su memoria es fascinante, tan vital como cuando la vimos bailar en ese video de TikTok que sigue sorprendiendo a los internautas y en cuyos comentarios la celebran. Cautivada por la marinera limeña que bailaba su abuela, también aprendió a bailarla con maestría. Desde muy jovencita, demostró su destreza en el famoso restaurante Karamanduka (de la Av. Arenales) y en la compañía Pancho Fierro. “Aquí —nos dice— aprendí el festejo y se me abrieron las puertas. Bailaba marinera, Son de los diablos, zapateo. Viajábamos mucho”.

Pero al enterarse de que Victoria Santa Cruz llegaba al Perú a formar teatro y danzas negras, se sumó a ese proyecto: “El teatro me alocaba y yo quería teatro. Victoria era súper recta, no era de bromas, era recta desde su presencia”, nos dice doña Fela. “¿Alguna vez interpretó el poema ‘Me gritaron negra’ de Victoria?”, le preguntamos. “Nunca —responde—, no me sentía identificada. Siempre me he sentido muy querida por mi color y mi raza. En ese poema hay una protesta y yo siento una gran felicidad. Me lo han pedido, pero no lo hago”. No niega que exista el racismo, pero nos cuenta que ha tenido mucha suerte siempre.

Y así la vemos, rodeada de sus amigas del CAM Pablo Bermúdez, con quienes ha creado un grupo de baile y a quienes les enseña festejo. Además, la incansable devota de San Martín de Porres, continúa teniendo presentaciones y trabajando con su agrupación Danza, Sentimiento y Tradición. Quienes la buscan para contratarla, la encuentran siempre en este lugar.

Por sus 70 años de trayectoria, no se ha organizado aún un homenaje a su altura. Tiene la ilusión de que el Ministerio de Cultura, que la nombró Personalidad Meritoria de la Cultura 2022, o alguna otra institución, se ponga la jarana. //
Fela Ramos aprendió a bailar la marinera gracias a su abuela, Irene Goicochea, quien había bailado durante muchos años en la Pampa de Amancaes. Y fue bailando la marinera junto a Mario Lobatón que Fela comenzó —en diciembre de 1955— una trayectoria que este 2025 cumple 70 años. A lo largo de este tiempo, Fela ha pasado por diversas experiencias y agrupaciones como Gente Morena de Pancho Fierro; la peña Karamanduka, de las hermanas De la Jara; Teatro y Danzas Negras del Perú, la agrupación que formó Victoria Santa Cruz en 1967 y de la cual Fela es una de las fundadoras; entre otras.
Ha llevado sus pasos a países como Chile, donde pasó una larga temporada; México, a bailar en las Olimpiadas de 1968; Colombia, en 1971; entre tantos otros. Trabajó de la mano de Norma Arteaga en la peña La Valentina; de hecho, es a Fela que le debemos los populares pasos del festejo “a lo Valentina”, reconocidos y bailados dentro y fuera del país. Durante décadas ha enseñado a bailar la marinera, el festejo, la zamacueca y otras danzas. Ha sido amiga cercana de muchos personajes que hoy son leyenda, como Sérvulo Gutiérrez, Lucha Reyes o Lucila Campos (quien comenzó a cantar animada por Fela, su antigua amiga de barrio). Gracias a su memoria intacta y larga experiencia los evoca con riqueza y belleza, esa misma memoria nos comparte hoy a quienes tenemos el privilegio de conversar con ella.
Fela Ramos es memoria viva de nuestra cultura y la bailarina afroperuana de más larga trayectoria de nuestra historia, de tal modo que estamos hablando de palabras mayores. Por todo ello y más, merece nuestro reconocimiento y nuestro aplauso. //

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