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Catacaos

Por Mariana Iturrizaga

A los ocho años, Juana Solano aprendió a tejer. Se lo enseñó su madre, y a ella su madre también. Ahora enseña a otras mujeres de La Campiña el arte del tejido como una forma de independizarse y de volverse mujeres emprendedoras.

Ella, junto con muchas otras artesanas, vio reducidos sus ingresos en un 90% durante los primeros seis meses después de El Niño costero. Entre insumos y productos, perdieron un capital importante. El desastre afectó a más de 90 mil personas en este distrito piurano. Dos años después, las paredes del taller de Juana todavía muestran la marca de la altura de las lluvias (ella levanta la mano sobre su cabeza), que le recuerda que El Niño no se lo llevó todo. Aunque todavía queda mucho por hacer, las artesanas siguen creciendo y siguen tejiendo. Han aprendido del desastre y lo han utilizado para fortalecer sus asociaciones, sus negocios y sus vidas. El tejido de paja toquilla no es solo arte, es también su sustento y trabajo y lo que les permite brindarles educación y salud de calidad a sus hijos. “Las lluvias no nos han llevado a nosotras. Seguimos tejiendo, nos estamos recuperando”, dice Juana.

María Mendoza, maestra del tejido y lideresa de la asociación Virgen del Socorro, recuerda también esos días y como más de 100 de sus productos fueron arrasados por la fuerza del agua junto a todo lo demás. Sin embargo, ella y su hija Cecilia volvieron a tejer para recuperar lo perdido. Pero también para algo más: demostrar su coraje, su arte y la lucha constante que han logrado convertirlas en un ícono de la recuperación de Catacaos.

-OPORTUNIDAD Y NEGOCIO-
El 70% de los grupos de artesanos de la región perdieron sus medios de vida y el acceso a empleo por un período de seis meses. Con ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la empresa privada, nació Tejiendo Futuro, como un esfuerzo para recuperar los negocios de las artesanas de Catacaos, pero sobre todo para que puedan estar preparadas ante un futuro desastre. Una estrategia de comercialización las reinsertó y les ha permitido empoderarse y aventurarse a más de seis nuevos mercados. Ya se han logrado vender cientos de sombreros a nivel nacional.

Organizaciones del sector privado y el Estado han llegado a trabajar con ellas para desarrollar modelos de negocio y fortalecer el liderazgo en sus comunidades, pero también para reconocer el gran valor que tienen como mujeres, como artesanas y como emprendedoras. Tejiendo Futuro ha sido una ventana de oportunidad para que las artesanas puedan explorar su potencial en el proceso de recuperación, conociendo nuevas formas de emprender y creciendo como asociaciones.

Cuentan ya con planes de continuidad de negocios y estrategias de contingencia en coordinación con la Municipalidad de Catacaos para evitar las consecuencias negativas que un futuro Niño costero podría traerles. Ahora sueñan en grande. //

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