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Carga Máxima

El estilo de letra empleado en el texto que está leyendo en este momento es el Charter ITC Pro. Times New Roman y Arial son de los más usados cuando se abre una página de Word en el mundo. A Comic Sans aún se le recuerda como el favorito de los años 90 y hoy el llamado ‘moderna’ es el que está dando la hora en las stories de Instagram. Sí. Las letras tienen nombres, pasados, modas. Y aquellas que vemos todos los días en nuestra Lima panza de burro no son la excepción. , de hecho, es como se llama un estilo tipográfico popular que nació en el mercado de La Parada a mediados del siglo XX. El mismo, además, que en la actualidad se alza con orgullo en polos, locales, avisos publicitarios y logotipos. El que está en la carretilla que vende higaditos fritos en la avenida Aviación y también en el restaurante londinense Ceviche, del chef . La riqueza que se cifra en sus formas, colores y procesos es, pues, tal, que hay quienes se han propuesto estudiarla, difundirla y protegerla. De ahí que, a continuación, les contemos sobre , dos jóvenes artistas y emprendedores peruanos cuyo talento y dedicación son los que pintan bien en esta historia.

METIENDO LETRA

Carga Máxima es también el nombre de nuestro estudio, fundado en el 2014. Le pusimos así en honor al estilo de letra sobre el cual gira todo nuestro trabajo. Nosotros, en realidad, nos identificamos como un movimiento que difunde la gráfica popular peruana. Para eso venimos investigándola desde hace años. Hemos hurgado en su naturaleza desde la historia, la sociología, las teorías del diseño y más”, explica Azucena en el taller que tienen ambos en Chorrillos. Ese conocimiento adquirido es el que les permite ser ya referentes en el tema, impartir talleres, ofrecer productos y servicios y realizar exposiciones. La próxima se inaugura el 23 de agosto, en el ICPNA de San Miguel.

Azucena y Alinder se conocen por Facebook desde el 2013. Es el interés común por el tema lo que los une. Ella, limeña con familia migrante de Cerro de Pasco, es diseñadora y pintora. Desde que tiene uso de razón, cuenta, tuvo, en todas las circunstancias, un particular apego por lo nacional, lo local. Salchipapas antes que McDonald’s. Huaino antes que rock. No fue extraño, luego, que su tesis de grado la centrara en la publicidad popular.

Alinder, en tanto, es de Barranca. Su curiosidad por la gráfica pintada a mano empezó en la secundaria y se disparaba cada vez que veía cómo pintaban números, letras y mensajes en los camiones de su abuelo. “Esa inquietud me siguió hasta la . Por eso en los últimos años de carrera planteo un trabajo de investigación referido a la gráfica popular, y después específicamente en el estilo Carga Máxima. Empiezo a buscar de dónde viene el nombre, quién lo crea, qué materiales usa. En ese interín conozco a Azucena y decidimos trabajar juntos”, narra él.

PROCEDENCIA DE LA FUENTE

Resulta importante decir que su labor encuentra un importante hito cuando conocen a Rodolfo Ponce, el ‘Caribeño’, una leyenda en el mundo gráfico callejero. Antes de morir, él comparte con los chicos todo lo que sabía sobre el origen del estilo Carga Máxima con el fin de que su historia no quede en el olvido.

“‘Caribeño’ nos contó que la forma de la letra se manifiesta de manera propia desde la década del 50. Entonces, su maestro, un pintor apodado ‘Caracortada’, fue quien la usaba mucho en La Parada, el gran mercado de los migrantes de la capital. Fue él quien le dio ritmo a la información que se ponía en los camiones que allí llegaban para detallar la altura, el peso y la carga máxima. De ahí el nombre. Las letras eran sinuosas, como si tuvieran una colita. ‘Caribeño’ heredaría ese conocimiento y lo aplicaría por medio siglo. Tenía su taller en San Juan de Lurigancho. Era un trome pintando. Ojo, hasta aquí solo hablamos de la forma de la letra. Los colores flúor vendrían después”, arguye Alinder.

Azucena aclara que la Carga Máxima no fue inventada por ellos, sino que es el resultado de una fusión. “Puede ser hija de la letra Casual, que usaban mucho los rotuladores en Estados Unidos y Europa y que luego llegó al Perú con los barcos, los circos, las fotos de las revistas, los discos. Ya aquí los pintores tuvieron ganas de imitar y mezclar con su propia cosecha”.

La letra, pues, salta de los camiones a los carritos de comida, a los ómnibus y, con el pasar de los años, a todos lados. “Hay que decir que la Carga Máxima no es la misma letra que la de los afiches de conciertos chicha. La Carga Máxima se pinta, no es serigrafía. Además, va en mayúsculas, no es corrida. Son dos cosas distintas. Acá estamos acostumbrados a generalizar y a decirle a todo lo chillante ‘chicha’ y no es así. La Carga Máxima no es un invento colectivo: tiene autores, difusores. Hacer que se conozcan y respeten sus aportes e historias es parte de nuestra misión”, acota Azucena.

La exhibición en el IPCNA, cómo no, también tiene ese propósito. Allí podrá ver y analizar frases populares, caligrafía y lettering expresada a través de objetos intervenidos, instalación, pintura mural y diseño digital. No se lo pierda, va hasta el 22 de septiembre.

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