Joker ha sido galardonada con el León de Oro en el Festival de Venecia. (Foto: Warner Bros.)
Joker ha sido galardonada con el León de Oro en el Festival de Venecia. (Foto: Warner Bros.)
Arturo León

Después de ver el Joker busqué en Google todo lo relacionado a la película más comentada de los últimos días. Quería leer las mejores críticas, a los expertos de cine, las noticias sobre la polémica que ha generado el film, lo que opina Joaquin Phoenix y el director Todd Phillips, cómo el actor se transformó en el Guasón, qué explicación tiene el final y, por último, si habrá o no secuela. Imagino que eso es más o menos lo que les ha pasado a todos, ¿no?

Joaquin Phoenix en escena de "Joker". (Foto: Warner)
Joaquin Phoenix en escena de "Joker". (Foto: Warner)

Luego de empaparme lo suficiente sobre la obra maestra que rompe taquillas a nivel mundial, no pude olvidarme de lo que me molestó horas antes en la sala de proyección. En varios momentos de la película, que es básicamente un drama, escuché risas, carcajadas, hasta ‘burlas’ -si se puede llamar así- de lo que estaba sucediendo en la pantalla. No es la primera vez que me pasa esto en el cine. Te encuentras con una escena aparentemente graciosa, pero en realidad es chocante y contiene muchos mensajes que dan para pensar, no para reír. Pero siempre hay un grupo que reacciona distinto y te preguntas: ¿por qué? ¿qué les pasa a estas personas?

Lo he comentado en varias oportunidades con familiares, amigos, colegas de trabajo y en la mayoría de casos piensan igual que yo. Decidí abrir un poco más mi espectro y busqué en Twitter dos palabras: “cine” y “ríe”. Pensé que no iba a tener suerte, pero me equivoqué. Encontré más de un usuario quejándose de lo mismo que yo. Aquí un par de ejemplos.

Momentos en los que el Guasón muestra su lado más cruel y violento, el cuál se explica a lo largo de la película por una serie de eventos (hay mucha crítica a la sociedad estadounidense) que lo han llevado a convertirse en un temido villano, y hace o se expresa con un tono de gracia -cómo explicar fría e irónicamente por qué asesinó a alguien-, genera risa en algunas personas.

Hoy por la mañana, camino a El Comercio, decidí llamar a un experto en cine para conocer su opinión al respecto. Rodrigo Bedoya, docente de la Universidad de Lima y programador de la Semana del Cine, tiene esta mirada sobre el tema.

Yo creo que muchas veces la risa es una buena manera de disimular cierto nivel de incomodidad. El cine, al tratarse de un espectáculo colectivo, hace que te encuentres en una misma sala con muchos desconocidos. Y cuando te topas con una película cruda, sórdida, fuerte, no te quieres mostrar incómodo delante de todas esas personas y la risa ayuda a eso. Me parece una manera muy válida de verlo. Pasan mucho también en las películas de terror. Me acuerdo que cuando se estrenó El Exorcista, la gente expresaba su miedo a través de la risa”, me dijo.

Luego de escuchar a Bedoya, pensé que sería necesario conversar con un psicólogo. Me seguía quedando la duda de si estamos compartiendo las salas de cine con decenas de desubicados o en realidad hay toda una explicación detrás a esos comportamientos que, al menos para mí, resultan inoportunos, extraños. Me comuniqué con Andrea Montalvo, psicóloga con 9 años de experiencia en terapia emocional, así como otras ramas.

“Esto pasa un montón y no solo en el cine, sino en la vida cotidiana. Hay gente que se siente vulnerable o nerviosa, o personas que se sienten observadas o juzgadas por otros, por algo que está pasando a su alrededor, y se ríen: es lo que comúnmente se conoce como la ‘risa nerviosa’. Es normal, pasa mucho más de lo que creemos. Esto me ha sucedido hasta en velorios. Y me ha molestado. Pero la risa es una manera de no lidiar con las emociones, porque éstas te hacen sentir muy vulnerable. Es como un mecanismo de defensa”, me comentó.

Arthur Fleck padece de problemas mentales y sufre porque no es atendido cómo se debería. Al final termina convirtiéndose en un villano.
Arthur Fleck padece de problemas mentales y sufre porque no es atendido cómo se debería. Al final termina convirtiéndose en un villano.

Entonces, ¿no existe gente desubicada?, le pregunto. “Sí hay, pero no es la mayoría. La risa es una forma de protegerse o de hacer que los demás no vean lo que realmente estás sintiendo”, recalcó.

La próxima vez que vea a alguien riéndose en el cine y con un drama al frente, no me voy a molestar. Ahora entiendo por qué lo hacen. De todas formas, que esta columna sirva para todos aquellos que, lejos de lo que dicen los especialistas, asisten a las películas sin ese mínimo de sensibilidad que se requiere para apreciar el arte.

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