Una gran bocanada de aire fresco. En los pulmones y en el alma. Eso ha significado para Juan Carlos Fisher volver a sentir el teatro vivo después de tanto tiempo. Reconocido por estar a la cabeza de las obras más exitosas de los últimos años en la capital (Toc Toc, La jaula de las locas, Full Monty, Mamma Mía!, Billy Elliot, Pantaleón y las visitadoras, El padre), el limeño vive desde junio en Madrid tras ser convocado por Som Produce, una de las productoras de musicales más importantes de Europa. Así es. Hoy es director asociado de Grease, el musical, el cual se encuentra en temporada en el maravilloso Teatro Alcalá. Somos habló con él sobre los últimos 18 meses pandémicos, el presente en España y el futuro, uno que pinta bastante bien.
—Grease se estrenó hace dos semanas. ¿Cómo la ha recibido el público?
—Estoy muy contento con la reacción del público. Ha conectado mucho con la obra. En un ritmo fuerte porque aquí se hacen entre ocho y nueve funciones semanales. Hay mucha demanda, unas mil personas por función... Ando muy agradecido y emocionado de estar aquí.
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—Además de la serie web Historias Virales, ¿qué estuviste haciendo durante la pandemia, dado que el teatro en el Perú está prácticamente parado hasta la fecha?
—Yo tenía para el 2020 cuatro estrenos de teatro que evidentemente se paralizaron. Habían otros tantos para este año. Todo ha pasado a un limbo hasta quién sabe cuándo. Desarrollé un par de proyectos teatrales, siempre con Rómulo Assereto; y un par de series. Dicté clases también. Y, bueno, he tenido que tomar vacaciones forzadas, ya que estaba acostumbrado a un ritmo salvaje. La pandemia me obligó, no solo a comerme todos mis ahorros y los que no tengo, a ponerme al día en muchas cuestiones personales. Eso fue lo positivo dentro de todo lo calamitoso que hemos vivido.
—¿Cómo te fue dictando?
—Fue una experiencia muy bonita. Nunca pude porque siempre habían ensayos o funciones. El tiempo y el zoom nos lo facilitó a mí y a Rómulo. Juntos nos dimos cuenta que no íbamos a enseñar principios de actuación, pero sí lineamientos básicos de teatro y de cómo ser mejor espectador frente a una propuesta artística, ya sea en las tablas, la televisión, el cine o el streaming. Fue muy enriquecedor.
—¿Por qué te vas a España? ¿Te ofrecen trabajo?
—Sí. David Serrano es quien me hace la propuesta. Él es uno de los directores y escritores más importantes de España. Lo conocí hace mucho cuando dirigió “Billy Elliot” aquí. También escribió la versión de teatro de “Pantaleón y las visitadoras” que luego pusimos en Lima. Él siempre anda en la vorágine de dirigir obras, musicales; hacer TV o películas… Entonces tiene un perfil con el que yo me identifico mucho, uno que me gustaría tener algún día. Bueno, él me ofrece ser director asociado de “Grease”.
—¿Siempre estuvo abierto allá?
—Sí. Aquí no cerraron en ningún momento los teatros, los cines o las librerías. La cultura aquí es una necesidad esencial. Y en ese sentido en un ejemplo a seguir. Lo que se detuvo por un tiempo fueron los musicales y los conciertos muy masivos.
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—¿Qué es lo que haces exactamente en “Grease”?
—Soy director asociado de la obra. David tenía este proyecto postergado por la pandemia y necesitaba apoyo. El director asociado cumple un rol importante: dirige ensayos y puede cambiar, rehacer y hasta replantear cosas de montaje. Es un término que se usa mucho en el teatro anglosajón. No es una persona que lleve el día a día, sino que funge como asesor, tiene facultades creativas en el proyecto. Esto ha significado una oportunidad increíble para mí, no solo porque el teatro está parado en Lima, sino porque era una oportunidad para retarme en un espacio al que no estoy acostumbrado. Es una puerta que se esta abriendo a futuros proyectos.
—“Grease” es un musical que lleva décadas siendo puesto en escena. ¿Qué propuesta distinta han planteado esta vez?
—Mira, David ha hecho una adaptación del texto que me parece fantástica. Él tiene un manejo del humor como pocas personas que conozco, entonces por ahí la ha encaminado. Además, y sobre todo, ha decidido que los actores sean de las mismas edades de los personajes. Usualmente los últimos son interpretados por personas de más de 20 o 30 años, pero ahora tienes actores y actrices de entre 14 y 19 años en el escenario. Todo fluye muy bien porque se habla del primer amor y de los últimos años del colegio, temas a los que ellos están vinculados íntimamente. Ellos hacen una gran diferencia para contar la historia.
—No tienes fecha de regreso a Lima por ahora, entonces.
—Es una buena pregunta. No lo sé. Me quedan muchos meses de trabajo con Grease y acaba de salir una nueva oportunidad aquí como director. Estoy contento con lo que se pueda venir por acá. Pero a inicios del próximo año tengo proyectos en Lima. Me parece que voy a estar yendo y viniendo, pero fundamentalmente en España.
—Por otro lado, hace unas semanas publicaste en Instagram una foto tuya celebrando en Europa con Rómulo Assereto, tu socio de toda la vida, que causó mucho revuelo. ¿Tú intención era revelar que estaban saliendo?
—(Suelta una carcajada) Me encanta que me preguntes. No, Rómulo no es mi pareja. Todo el mundo cree que yo estoy con él desde hace 15 años. Yo puse una foto de los dos en París a donde habíamos ido a celebrar mi cumpleaños 40. En el título de la foto puse en francés: Joyeux Anniversaire, que significa “feliz cumpleaños”. Han asumido que celebrábamos un aniversario amoroso. Me he reído tanto con los comentarios que decían: “Hasta que por fin…”.
—Entonces es tu socio.
—Todos nuestros amigos se han reído muchísimo porque saben que nuestra relación es de hermanos y de compañeros de trabajo, para nada amorosa. Él tiene su vida amorosa y yo la mía. En una profesión como la nuestra, en que a veces los procesos creativos son muy solitarios, amigos tan cercanos son invaluables. Eso es lo que son Rómulo para mí o Chela (de Ferrari). Algo muy gracioso también me pasó con David Serrano. Nos tomamos una foto cuando él estuvo en el Perú y puso una leyenda que decía algo como: “esta relación está cada vez mejor”. Mi papá vio eso y pensó que me había casado con David (ríe). Nada que ver. Voy a llamar a Rómulo para contarle. Se va a reír mucho.//