Oscar García

Todo comenzó hace treinta años con una docena de gaseosas y seis cervezas. Juan Hernández (80), un viejo pescador con el mar en la sangre, nunca imaginó que el pequeño puesto que abrió por necesidad, cuando la artritis lo obligó a dejar la pesca, se convertiría en uno de los rincones más concurridos de La Punta. A las diez de la mañana, su local está lleno y una fila de clientes espera con paciencia su turno para probar el famoso pan con pejerrey en tempura. Es la especialidad de Don Giuseppe, el negocio que bautizó en honor a su abuelo. El manjar es una institución en el Callao, y en días de mayor afluencia apenas logran abastecer la demanda. “Vendemos 300 panes con pejerrey al día, pero la gente también viene por ver la cara de mi esposa, que es simpática”, dice entre risas. A su lado, doña Lidia Siles recuerda el día que llegó a La Punta desde Trujillo, siguiendo a su esposo, chalaco de toda la vida. “Cuando vine, todo era muy tranquilo. Nos conocíamos entre vecinos. Para mí, La Punta es el paraíso”.

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