El proyecto presentado en Barcelona para darle internet a 6 millones de peruanos
El proyecto presentado en Barcelona para darle internet a 6 millones de peruanos
Jaime Bedoya

Zenón Cortez González estudiaba en el colegio en Pichirhua, Abancay cuando decidió rebelarse. Eran los finales de los años 50 y en su tierra la educación solo llegaba hasta la primaria. Pichirhua tenía unos 7500 habitantes. Si quería mayores oportunidades para instruirse solo le quedaba generarse esa salida por si mismo. Salió por Cusco, llegó a Arequipa, luego a Ica y finalmente a Lima. Terminó su secundaria a los 23 años. Estudio contabilidad en la Universidad Federico Villareal y terminó su carrera bordeando los 30 años. Le fue bien en la vida y pudo darle a sus hijos esa educación que para el había sido una conquista a pulso.

Esta historia es la misma que lamentablemente se repite para millones de compatriotas: dejar su pueblo, migrar a alguna ciudad con mayor desarrollo pero no necesariamente igual cariño. Hoy en Pichirhua solo quedan unos 2000 pobladores. Pero están a punto de recibir una buena noticia. Y les llegará por Internet.

EL HIJO DE ZENON

La historia del hijo de Zenón, Pedro (51) fue igual pero diferente. Fue diferente porque gracias a su padre pudo hacerse de una carrera profesional, economista en la Universidad de Lima. Pero fue igual en lo que se refiere al ánimo de disrupción frente a la desigualdad de oportunidades.

Pedro ingresó a trabajar a Telefónica del Perú hace 22 años, cuando la empresa de telecomunicaciones ya tenía tres años desafiando el riesgo de invertir US$ 2000 millones en un país flagelado por el terrorismo y la crisis económica.

Pedro Cortez, el hijo de Zenón, hace pocos meses ha sido nombrado Presidente Ejecutivo de la trasnacional de comunicaciones. La casualidad no existe. Esto sucede no solo cuando Telefónica está cumpliendo 25 años de operación en el país, sino cuando Cortez está a punto de liderar la ejecución de un ambicioso y potente proyecto que busca conectar a 6 millones de peruanos que viven en zonas rurales sin ningún acceso a Internet: Internet para Todos (IPT).

Hacerlo no es un negocio, es una obligación, dice Pedro Cortez recién aterrizado en Barcelona. Tiene algo de jet lag y mucho entusiasmo en la víspera de anunciarlo en el Mobile, en donde - cruel y veloz es la brecha digital que nos separa- la atención se concentra sobre celulares plegables de dos mil euros.

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