

Desde pequeña, la ceramista Karin Hanspach (Lima, 1981) estuvo rodeada de mujeres fuertes y creativas en su familia, quienes la inspiraron. Un entorno que ella describe, con orgullo y afecto, como un matriarcado. Su abuela, por ejemplo, al quedar huérfana de madre, tuvo que criar a sus seis hermanos y luchar para sacarlos adelante. “Para mi madre y mis tíos, mi abuela fue un símbolo de amor inquebrantable, de soporte y de unión familiar”, cuenta Karin. Su propia madre, otra mujer de carácter, le enseñó con el ejemplo la importancia del trabajo duro y la cercanía familiar. De su hermana, absorbió la pasión por el arte. De sus amigas, admiró la astucia para hacer que lo difícil se volviera llevadero. “Siento que las mujeres tenemos una sensibilidad especial para compartir nuestras vivencias, nuestros sentimientos, y a través de eso se genera empatía. Muchas veces, somos nosotras quienes formamos una comunidad”, reflexiona.

En honor a todas esas mujeres que marcaron su camino, la artista presenta en la galería Dédalo la muestra “Mujeres de luz”, una colección de objetos hechos en arcilla —su material predilecto— con formas curvilíneas y etéreas. Son abstracciones de la figura femenina con un toque utilitario: algunas son lámparas, otras candelabros. “Algunas piezas son ligeras y frágiles, como un pétalo de flor. Otras representan el camino que recorremos, la conexión con la naturaleza y la espiritualidad”, explica Hanspach. En particular, ha creado esferas inspiradas en caracoles marinos, que simbolizan, a su juicio, a la mujer como sostén del entorno, como un canal de luz en la oscuridad.

Karin descubrió su vocación artística tras atravesar un período de adversidad familiar. Antes, trabajaba en el mundo de los negocios y el márketing, pero un giro inesperado en su vida la llevó a replantearse su camino. Tras una pausa forzada, decidió tomarse seis meses para reflexionar sobre su futuro. “Me mudé a Londres y me sumergí en el arte. Iba a todas las exposiciones que podía, aprendiendo y conectando con algo más profundo en mí”, cuenta. Ese proceso la condujo a la cerámica, una práctica que la enlazó con la tierra y los elementos naturales.
Precisamente en Notting Hill, Londres, en mayo de 2024, presentó su primera muestra individual, “Objetos de luz”, compuesta por más de 30 piezas entre esculturas y objetos funcionales. Su mensaje de fondo: transformar los reveses de la vida en actos de amor y luz. Todas las piezas fueron creadas en su estudio en Roma, ciudad donde reside la mayor parte del tiempo.
La exposición “Mujeres de luz” es la culminación de ese proceso de sanación y transformación. “Es un homenaje a la feminidad en su estado más puro: a la mujer que cuida, que sostiene, que transforma y que brilla con luz propia”, afirma. Inspirada en arquetipos femeninos, en el cuadro “La danza” de Matisse y en la figura de Venus, la muestra presenta piezas que exploran la luz, la delicadeza y la resiliencia. //

En “Mujeres de luz”, la artista Karin Hanspach nos propone un recorrido por la transformación a través de la arcilla. Su exposición rinde tributo a la esencia de la feminidad: a la mujer que protege, que sostiene, que renueva y que irradia su propia luz. Se exhibe desde esta semana en Dédalo Arte y Artesanía (Saénz Peña 295, Barranco).
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