Oscar García

La primera expropiación en Lima no la realizó un gobierno de aires comunistas sino un grupo de monárquicos católicos de caras rosadas y barbas tupidas. Al expropiado de esta historia, el cacique de Lima Taulichusco, los españoles le quitaron todo, hasta el nombre. Bautizado como “Gonzalo”, como mandaba el uso, al buen Tauli se le despojó de su cómoda casa con vista al río Rímac y le ofrecieron tierras en Chontay (Cieneguilla), como para no tener que oír sus quejas. Con pequeñas variantes, la escena se repetiría muchas veces con los inquilinos de ese lugar conocido hoy como Palacio de Gobierno.

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