
En muchos casos, el principal impedimento para comenzar a emprender, es una misma. Atreverse a levantar un negocio propio, valiéndose de una habilidad y poco conocimiento empresarial, genera —con toda razón— la inseguridad de no saber si se está yendo por el camino correcto. Afortunadamente, existe un espacio en donde esos temores y dudas se pueden resolver en comunidad con mujeres que están pasando por lo mismo. Este espacio se llama Emprendelab Mujer.
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Liderada por las comunicadoras Angie Yépez (48) y Vanessa Rossi (38), esta comunidad nació en pandemia ante la necesidad de crearse una fuente de ingresos: “A fines de 2020, en un momento en que muchas personas se quedaron sin trabajo, nos dimos cuenta de lo importante que era sentir el apoyo de otras personas al emprender”, recuerda Angie. Ella había perdido su trabajo y estaba animando a su amiga de años, Vane, a crear un negocio juntas. Al mismo tiempo, siempre habían compartido el interés de ayudar a la sociedad: “Miramos a nuestro alrededor y vimos que hay más personas que están como nosotras, quizá sin trabajo y con algo de dinero, pero no saben si invertir o no. Muchas son mamás y tienen un don que no saben dar a conocer para poder generar un ingreso”.
Al nacer Emprendelab Mujer, primero se formó una gran comunidad virtual con proyectos personales y muchas ganas de aprender. Actualmente, son 150 mujeres activas con negocios de accesorios para mascotas, productos y cosmética natural, arte, café, etc. y un buen grupo que todavía no sabe en qué emprender. Tienen entre 20 y 79 años, con lo que se demuestra que para comenzar no hay límite de edad.
“Hay muchas iniciativas para emprendedores, incluso del Estado, con talleres y capacitaciones constantes, pero no se oye del cuidado de la salud mental o el bienestar como una parte integral del emprendedor. Al final, el emprendedor es un recurso humano que se agota”, sostiene Vane. Se trata de mujeres que deben afrontar brechas económicas, no todas tienen una profesión: son amas de casa o tienen familiares a su cuidado.
En Emprendelab Mujer, además de acompañar a su comunidad con herramientas para conocer cada una el perfil de su propio negocio y cómo sostenerlo en el tiempo, priorizan el bienestar. A través de talleres, ‘workshops’ y dinámicas grupales, les enseñan a manejar el estrés, no caer en el ‘burn out’, reforzar las habilidades blandas y a enfrentar inseguridades y miedos. Se concentran en fortalecer el propósito de cada una como emprendedoras, para conocerse una misma y potenciar sus habilidades. Se generan espacios de networking en los que todas se inspiran, aprenden de las experiencias de las demás y forjan buenas amistades.
Amigas y negociantes
Melissa Ríos (28), Mónica Ghersi (46) y Milagros Medina (52), son tres amigas que se conocieron en esta comunidad. Para ellas, esta ha sido una carrera solitaria que en comunidad se hace más llevadera. Tienen un grupo de WhatsApp donde todas participan. Promocionan sus ofertas, comparten dudas y difunden nuevas actividades para su desarrollo profesional.

Para su negocio de venta de collares de cuarzos, Melissa está aprovechando las asesorías en márketing y negocios con especialistas. Su objetivo con su emprendimiento, Mellow Mashmellow, es ayudar a más mujeres en su evolución espiritual y conectar consigo mismas a través de sus cuarzos. Piensa crecer produciendo collares y pulseras, también. “Nos ayudamos entre todas para que podamos crecer”, afirma Melissa.
A Mónica Ghersi, aprender la técnica del macramé le sirvió como una terapia tras el duelo de la pérdida de su hermana y quiso compartir este conocimiento con más mujeres. En Nudoterapia, Mónica enseña a decenas de mujeres, quienes no solo pueden crear carteras, manteles, bolsos y lo que se les ocurra, sino que crean también amistades y conversan libremente. “En el camino, encontré una oportunidad de negocio. Dejé un trabajo seguro y alquilé el departamento de al lado para dictar talleres de lunes a sábado. Emprender puede ser muy intuitivo y solitario, no tenía con quién validar mis ideas, por eso acudo a mi comunidad de Emprendelab Mujer. En el grupo se crean alianzas y oportunidades de negocios”.

Iniciar un negocio propio también fue difícil para Milagros Medina: “Después de 10 años como asistente de la secretaría general de una universidad, me quedé sin chamba, y mi edad se convirtió en una barrera para poder encontrar trabajo porque la competencia está fuerte”. Así comenzó a impulsar Mili Mili Art, una tienda de arte y manualidades. “No me muevo mucho en redes porque todavía me cuesta, pero sí ofrezco productos. Me estoy formando en arteterapia porque siento que el arte me está ayudando a sanar después de haberme quedado sin trabajo y a recuperar mi estabilidad emocional”, nos dice Milagros.

A fin de continuar con sus actividades gratuitas, Emprendelab Mujer está en la búsqueda de financiamiento de empresas, gobiernos regionales o marcas que quieran sumarse. El objetivo es que muchas más emprendedoras tengan acceso a información necesaria para potenciar sus capacidades y creatividad. //
-Emprendelab Mujer (IG: @emprendelab.mujer) está buscando apoyo para continuar sus clases gratuitas. Los interesados pueden contactarlas al número 951 288 212 y al correo emprendelab.mujer@gmail.com.
-Como laboratorio de aprendizaje colectivo que recoge experiencias, han notado que las principales barreras para emprender son el miedo al fracaso y la falta de confianza. Le siguen la falta de constancia, no saber cómo llegar a más clientes, cómo promocionarse y un mal manejo del tiempo.
-Las emprendedoras de esta comunidad se especializan en accesorios para mascotas, productos y cosmética natural, arte, café, charcutería, diseño gráfico, venta de accesorios, regalos personalizados, diseño, tejidos y más productos.
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