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Así se volvió viral Kiwi, el influencer que conquistó Instagram y TikTok calificando los outfits de artistas y personajes de la farándula
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Kiwi —Kewin Navarro, su verdadero nombre— no planeó volverse viral, pero el destino (y la gente en redes sociales) lo decidieron así. Lo suyo no fue estrategia ni búsqueda de fama: empezó en TikTok durante la pandemia como una forma de matar el tiempo, grabando ‘lipsyncs’ con humor local y referencias a la farándula peruana. “Le decía a mis amigos que se creen cuentas para hacer videos juntos y reírnos un rato. No pensé que escalaría”, recuerda en conversación con esta revista.
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Lo que vino después —seguidores por miles, campañas con marcas, un sello propio y una comunidad que no lo suelta— fue casi accidental. “Nunca fue mi intención dedicarme a esto”, confiesa entre risas. Pero —admite— el público lo eligió, y él decidió quedarse.
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“Creo que por eso conecto con tanta gente, porque aunque ahora es mi trabajo crear contenido, no me alejo de eso que me hace reír a mí, de la genuina sensación de hacer las cosas por diversión y porque me gustan”, apunta.

Pronto, los ‘lipsyncs’ pasarían a ser solo una parte de su parrilla de contenidos. Kiwi, innovaría comentando y calificando ‘outfits’ de eventos locales e internacionales, haciendo dinámicas únicas donde sus seguidores adivinaban un personaje a partir de fotos y otros contenidos que nacían de su creatividad a partir de la coyuntura local. “Parte de mi trabajo es estar en el ‘timing’ perfecto del entretenimiento local. Si pasa algo divertido o polémico, procuro crear algo a partir de ello que conecte con mi comunidad”, indica.
Dentro de esta dinámica nació su ya emblemático “Califícame esta vaina”, un bloque donde comenta ‘outfits’ con ironía filosa, pero sin crueldad. “Nunca opino de cuerpos, colores de piel, ni nada que venga al caso. No busco el ‘hate’, siempre lo hago desde la buena intención y el entretenimiento”, subraya. Al respecto, confiesa que no fue él quien creó esta frase, sino más bien su colega en el mundo de las redes Miranda Capurro. “Un día grabó a su mamá con un ‘outfit’ y me lo mandó. Decía ‘Kiwi, califícame esta vaina’, y desde ahí quedó”, precisa el creador de contenido.
Para Kiwi, aunque su contenido es un 99% de comedia, la creación de este es asunto serio y profesional. Detrás de cada video, reel o tiktok, hay una estrategia, dirección de arte, edición y un fuerte compromiso con lo que comunica: “Soy bastante consciente con lo que digo. Siempre hay un trabajo detrás, por más que parezca que solo me siento a decir lo que sea”, indica.
Frente a lo efímero de las redes sociales, este influencer también tiene claro que mantenerse es, probablemente, más difícil que volverse viral. “Mantener la conexión y crear comunidad es lo más difícil. Ahí está la chamba”, apunta. Sin embargo, recalca una vez más que verdaderamente le apasiona lo que hace: “Lo hago porque me divierte. Así me vieran cinco personas, yo lo seguiría haciendo porque me entretiene, me hace feliz”.
Aunque su efervescencia frente a las cámaras es contagiosa, Kiwi expresa que en persona es otra historia. Eso sí, le gusta cuando lo saludan en la calle, le piden fotos y le agradecen por sus videos. “En redes soy sarcástico, irónico, frío. Pero en la vida real soy muy tímido. A veces siento que esperan que sea el de los videos, pero soy más callado”, comenta.
¿El futuro? Le gustaría pisar una alfombra roja, colaborar con creadores internacionales y seguir posicionando lo que hace en el universo digital. Quizá el secreto esté en su honestidad: “No se trata de buscar fama, sino de hacer reír con ganas. De crear algo que entretenga y, con suerte, le alegre el día a alguien”, concluye. //